La semana pasada, la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) presentó un informe denominado “Efectos de la fiscalización electrónica de velocidad en la severidad de los siniestros de tránsito en Uruguay” en rutas nacionales, desarrollado por la licenciada en Estadística Magela Negro Brum. El estudio analizó el impacto que tuvo la instalación de 112 radares en agosto de 2023 en todo el territorio nacional. Para garantizar “una simetría temporal y estacional”, se comparan dos períodos temporales equivalentes de 24 meses. Esto quiere decir que se estudió lo ocurrido antes de la intervención (agosto 2021-julio 2023) y después de la intervención (agosto 2023-julio 2025).

Otro punto importante del informe aborda la delimitación de “zonas de influencias”. Para el estudio, se generaron buffers circulares de 500 metros centrados en cada equipo de fiscalización. En ese marco, el informe destaca que la cantidad de siniestros no se redujo, sino que aumentaron un 0,4%. Sin embargo, se observa un descenso en la severidad de los siniestros si se comparan esos períodos: hubo 17,4% menos de personas lesionadas y un 52,9% menos de personas fallecidas.

Mirada de la Unasev

En diálogo con la diaria, el presidente de Unasev, Marcelo Metediera destacó que ese informe pone en evidencia que “hay datos concretos que dan cuenta de que, en términos generales en el país, la colocación de los radares ha sido una buena implementación”. La colocación de estos puntos de fiscalización ya sea en las rutas nacionales o en los caminos con jurisdicción de las intendencias “tiene que ver con una demanda y una necesidad producto de varios factores”, detalló el funcionario. Los radares “son una herramienta en el control del tránsito como pueden ser una rotonda, un canalizador o un semáforo, dependiendo de la realidad de cada lugar”.

Para Metediera “la colocación de los radares también está muy vinculado a la seguridad pública”, porque “no solo fiscaliza velocidad, sino que también se utiliza para identificar ciertos vehículos, o entender el flujo vehicular en un punto estratégico”.

De acuerdo a ese informe, “la cantidad de siniestros se mantuvieron, o aumentaron mínimamente”, pero “hay un claro descenso de las personas lesionadas o fallecidas”: “eso tiene que ver con la dificultad del lugar y con el componente de la velocidad, que claramente a mayores velocidades las consecuencias son peores”, estableció Metediera.

Para el funcionario, la baja en la cantidad de personas con lesiones graves “puede atribuirse principalmente a la reducción de la velocidad promedio tras la instalación de radares”, aunque “podrían intervenir factores adicionales como campañas de concientización, mejoras en infraestructura vial y seguridad de los vehículos”.

En ese sentido, el análisis publicado por Unasev no incorpora variables de exposición vehicular ni control por estacionalidad, “por lo que las conclusiones deben interpretarse como evidencia descriptiva y no causal definitiva”.

En lo que respecta al departamento de Colonia, el informe detalla que en los cinco puntos de fiscalización en el territorio (Carmelo, ruta 21; Campana, ruta 55; Colonia Valdense, ruta 1; Florencio Sánchez, ruta 2, y Colonia del Sacramento, ruta 1), hubo un total de 36 accidentes antes de la instalación de los radares y 39 posterior a la colocación de los mismos. El punto más conflictivo está en el kilómetro 174 de la ruta 1, en el acceso a la capital departamental. Allí se registraron 31 accidentes, 17 antes de la colocación de los radares y 14 después.

Además, en el kilómetro 120 de la misma ruta, más próximo a Colonia Valdense, también se detectó un lugar donde tener mayor control, ya que hubo 18 siniestros en ese punto, con ocho accidentes antes de la instalación y 10 luego de iniciada la fiscalización. Cabe destacar que estos puntos conflictivos dieron como resultados siniestros de tránsito leves en el segundo período.