En marzo de este año, el comisario general retirado Paulo Costa asumió como jefe de Policía de Colonia, oriundo de Tacuarembó. Previo a ocupar la función, fue director nacional de Policía Caminera entre 2017 y 2020, subdirector de la Guardia Republicana entre 2016 y 2017, y estuvo al frente de la Jefatura Operacional V de la Jefatura de Policía de Montevideo, entre otras responsabilidades ejercidas en el Ministerio del Interior.
En el anterior período de gobierno, Costa pasó a retiro, y con la asunción de las nuevas autoridades del nuevo gobierno, aceptó el desafío de encabezar la Jefatura de Policía de Colonia. “Cuando me designaron para ocupar este cargo, realmente me sentí muy contento y analicé históricamente el departamento, cómo se ubica el índice de desarrollo humano -que es muy alto-. Y eso está muy vinculado con el desarrollo del crimen y, de hecho, se ve reflejado en la temperatura de los delitos, porque en Colonia no se percibe una violencia extrema; hay violencia sí, pero, por decir algo, es controlable”, comentó Costa, en diálogo con la diaria.
El funcionario observa que “la sociedad del departamento de Colonia aparece como bastante estable, conservadora, con una percepción baja de los riesgos en materia de seguridad, y eso es un tema a tener en cuenta, en virtud de que estamos en el siglo XXI y las amenazas que sufrimos prácticamente son cotidianas”.
Otro aspecto que llama la atención del nuevo jefe de policía de Colonia es la heterogeneidad cultural existente en ese departamento, en función de los distintos orígenes que tienen sus localidades. “El comportamiento de la gente es diferente, y nosotros ahí también tenemos que tener en cuenta los modelos que aplicamos, porque no es lo mismo combatir el crimen en planta urbana que en la periferia, por ejemplo, porque son personas diferentes, que actúan diferente, y de esa forma nosotros también tenemos que adecuarnos a esas cuestiones”.
A pesar de la presencia de indicadores socioeconómicos altos en comparación con otros territorios del país, en el departamento de Colonia también hay problemáticas sociales complejas, algunas de ellas provocadas “por la ausencia del Estado y por fallas de toda la sociedad”. En ese sentido, y a modo de ejemplo, Costa cita casos de suicidios de jóvenes ocurridos en las últimas semanas en Colonia del Sacramento y la muerte de una bebita en Tarariras, donde hubo una falla evidente de articulación entre los diferentes dispositivos públicos que intervinieron en la atención de la pequeña.
“He estado observando cómo la gente se impactó con el hecho en sí, con la muerte de esa bebita, siempre buscando la culpa en aquel, en esto y en lo otro, pero a mí me da la impresión de que buscando esas culpas perdemos la perspectiva de que seguramente hubo una falla, pero la falla es de toda la sociedad”, analizó.
En la misma línea, Costa también observa con preocupación “cómo se deposita el odio en las personas que se encuentran en situación de calle, que cometen faltas, porque a veces defecan u orinan en la vía pública, pero seguramente esa persona no quiere estar en ese lugar, sino que su situación responde a que existe un proceso de degradación, porque hay un Estado que ha estado lejos de ella”.
En función de este contexto social, Costa cree que la labor policial a la hora de planificar la prevención de los delitos también debe articular acciones con los diferentes organismos públicos para “trabajar en red”. “Nosotros ya nos hemos reunido con los directores departamentales del Ministerio de Salud Pública [Silvia Berardo] y del Ministerio de Desarrollo Social [Maxi Olaverry], así como con representantes de Fiscalía, del Poder Judicial y de la Intendencia de Colonia”. “Muchos de los conflictos entre las personas que después terminan con denuncias en las comisarías se pueden prevenir realizando coordinación entre las instituciones”, expresó.
Más allá de la generación de esa red interinstitucional, Costa sostiene que debería existir un mayor compromiso por parte de distintos actores sociales para trabajar en la prevención de los conflictos. “La democracia es una construcción humana, hay que cuidarla, y no se trata solo de votar cada cinco años, sino que requiere que nos involucremos en el abordaje de los distintos temas. Capaz que no encontramos solución para todos, pero sí podemos resolver muchos de ellos si nos sentamos a conversar”, señaló.
Los delitos
Un tercio de las personas condenadas en 2024 en el departamento de Colonia estuvo relacionado con actividades vinculadas al narcotráfico, tras la realización de operativos policiales desarrollados en distintas localidades. A lo largo de este año, también se han desarticulado varias bocas de ventas de drogas, pero también la policía ha debido enfrentar delitos vinculados con el ataque a la propiedad privada, como robos, estafas y rapiñas. Estos dos últimos delitos han registrado un aumento en comparación con años anteriores, comentó Costa.
“El delito del narcotráfico y del narcomenudeo permean por todos lados, porque afecta al desarrollo de la vida en los barrios pero también tiene un componente económico muy fuerte que está vinculado al lavado de esos activos que se generan por la actividad ilícita”, comenta Costa, y subraya que la venta ilícita de drogas está asociada a otros delitos, como el robo o la receptación, “porque todo se vincula en este mundo de acumulación, donde todo se vende y todo se compra y no importa cómo se hace”. “Ahí hay un problema, que es la economía criminal, cómo viene creciendo, y lo viene haciendo fuerte, y eso es un problema para cualquier país”, agregó.
En los primeros siete meses del año, hubo 293 condenados y 32 formalizaciones en el departamento de Colonia, por distintos delitos. “En Colonia existe una resolución muy alta de los delitos”, valoró.
Durante la asunción de Paulo Costa, el 12 de marzo, en la Jefatura de Policía de Colonia.
Foto: Ignacio Dotti
Venta de armas
En los últimos ocho años se multiplicó por dos la cantidad de comercios que venden armas en el departamento de Colonia. En efecto, en 2017 funcionaban cuatro armerías, mientras que hoy están registrados nuevos establecimientos de ese rubro. “Si generamos un acceso fácil a la tenencia de armas, a mí me da la impresión como que estamos promoviendo el tema de la violencia, de ir generando que la gente pueda armarse fácilmente. 'Bueno, yo tengo dinero, voy y compro, tengo derecho a defenderme', dice la gente. Pero estamos en un Estado de derecho que supuestamente tiene que dar la respuesta a la resolución de esos conflictos”, reflexionó Costa.