La ley de urgente consideración, así como la ley de Presupuesto de 2020 proponen modificaciones contrarias al propio espíritu de la ley de ordenamiento territorial
Es momento de poner en la balanza los beneficios reales y los costos ocultos a largo plazo de esta forma de hacer ciudad que profundiza la segregación social y el consumo innecesario de tierra productiva.
No es razonable construir viviendas alejadas de los servicios y de las áreas centrales, mientras existe suelo vacante y los instrumentos necesarios para ponerlo a disposición de los organismos vinculados a la vivienda.
La covid-19 nos obliga a pensar nuevas relaciones de la producción con los recursos naturales. La generación de bienes e insumos se verá desafiada para impulsar la “producción nacional” bajo nuevas lógicas sustentables.
La ciudad policéntrica se perfila como la ciudad más flexible para el acceso a servicios durante una emergencia, y también para la sustentabilidad a largo plazo.