Este presupuesto le da herramientas a ASSE para ser más productiva, más competitiva, tener menor dependencia externa y mejorar su dotación presupuestal.
El gobierno pasado hizo un ajuste fiscal duro con el gasto social, transfirió recursos de esos incisos al presupuesto general, afectó enormemente los servicios públicos sociales y “recuperó” recién al final.
En 2024, las condiciones del mercado de trabajo se han deteriorado, expresado en mayor cantidad de desocupados y en que el 73% del empleo creado no está registrado en la seguridad social.
A lo largo de estos casi cinco años hemos tenido una afectación relevante en la calidad de vida de la mayoría de los hogares; eso ha afectado a las personas de menores ingresos en mayor medida que al resto.
El cambio en la matriz productiva no se agota en bienes derivados de recursos naturales. Es necesario diseñar una estrategia que desarrolle bienes y servicios diferenciados.
En esta y otras notas quiero poner en discusión aspectos que nos proponen las bases programáticas aprobadas por el Frente Amplio como acciones a emprender desde 2025. En este artículo me referiré a salud, trabajo y vivienda.
A los dos modelos no los diferencia la capacidad de crecimiento económico. La principal diferencia entre el modelo de la igualdad y el de la desigualdad está en la distribución de los frutos del crecimiento.
En el caso de Montevideo, las diferencias están sobre todo ligadas a los procesos de segregación residencial, con su efecto sobre el acceso a la educación y la inserción de esos habitantes en el mercado de trabajo.
La meta de este paro, así como de las movilizaciones sindicales, no es recuperar salarios, sino el crecimiento del salario alineado con el crecimiento de la riqueza.
Estos cinco años (2010-2014) representaron un avance sustantivo del modelo de la igualdad en varios ejes, sintetizado en la concentración de la baja del Índice de Gini entre 2010 y 2012.
En estos tres años de gobierno hubo una transferencia relevante de los ingresos de los trabajadores que en particular fue apropiada por el capital concentrado de las mayores empresas del país.
Frente a la idea de que en términos económicos estamos ante un crecimiento en V, nosotros lo vemos como un crecimiento en forma de letra K: mientras que el PIB y las exportaciones crecen, los salarios y las jubilaciones decrecen.
La pandemia, lejos de alterar este esquema preestablecido por el gobierno al asumir, lo profundizó. La política pública de protección frente a los impactos de la pandemia fue claramente de Estado mínimo.