Cómo le fue a la clase trabajadora

» El salario real

Para realizar este balance vamos a trabajar con estimaciones sobre el índice medio de salarios en noviembre y diciembre, y de la inflación de diciembre con base en los comportamientos de 2019. Así, al finalizar el año los salarios nominales crecerán en un orden de 8% respecto del promedio de 2019, mientras que los precios subirán 9,7%. Es decir que los salarios reales de 2020 serán 1,55% menores que los de 2019. En el caso de los salarios privados, la caída puede llegar a 2,5%. Vale la pena resaltar que la caída es de menor gravedad debido a que en el caso de los trabajadores públicos el ajuste de enero de 2020 fue por el total de la inflación, de acuerdo con las normas que regían hasta este gobierno. Y en el caso de los privados, la mayor disparada inflacionaria que ocurrió en el segundo trimestre del año fue en parte protegida por el correctivo que se aplicó en julio y que venía de los convenios del gobierno anterior.

Pero no a todos los afectan igual los precios. Porque la inflación es un promedio de precios y en el arranque hubo un efecto diferencial potente. En el mes de abril la inflación fue de 2%, sin embargo, el rubro alimentos aumentó 4,44% y el rubro vivienda, influido por las tarifas, 4,44%. Y en los hogares de menores ingresos el impacto de alimentos y tarifas es porcentualmente mayor que en los de mayores ingresos, y por ello esos hogares fueron más afectados por el empuje inflacionario. Es claro que este empuje es responsabilidad del gobierno. En el caso de las tarifas, el efecto es directo, y en el caso de los alimentos se debe al empuje que dio al dólar, que influye sobre los precios de los alimentos.

Pero no a todos les fue mal; quienes tienen ingresos en dólares y costos en pesos, básicamente los exportadores, tuvieron un aumento de ingresos muy importante. Esto es relevante para los complejos agroexportadores. El gráfico 1 nos muestra esta evolución dispar.

Foto del artículo 'Un balance económico del año 2020'

» El empleo

Es claro que en 2020 hay una caída de magnitud del empleo. La tasa de empleo, es decir la cantidad de personas ocupadas en relación con la población en edad de trabajar, fue en 2019 de 56,7%. La estimación de 2020 es de 54,2%, es decir, dos puntos y medio menos de empleo. Si esto lo llevamos a puestos de trabajo, nos da una pérdida de 62.500 puestos de trabajo.

Es posible que finalicemos el año con una tasa de desempleo de 11%, que no refleja la realidad del desempleo, en la medida en que ha caído mucho la tasa de actividad, es decir las personas dispuestas a buscar empleo. Algunas dejan de hacerlo desalentadas por no conseguirlo. Según el Instituto Cuesta Duarte, si tuviéramos la misma tasa de actividad del año 2019, la tasa de desempleo sería de 13%.

Esta caída del empleo ha tenido un efecto relevante en el aumento de las solicitudes de seguro de paro, que llegó a un máximo de 187.000 personas y alcanzó en octubre las 85.000, casi el doble que el mismo mes de 2019.

Si analizamos por sector de actividad, el comercio, los servicios personales y de entretenimiento, y hoteles y restaurantes son los sectores con mayor aporte al desempleo, en parte por ser los más afectados en la caída de la producción.

» Riqueza y distribución

Analizar lo que le pasó a la clase trabajadora no es un problema sólo de volumen absoluto, sino también de distribución relativa de pérdidas o ganancias que la sociedad tenga.

En este sentido, se debe poner el foco en primer lugar en el resultado del producto interno bruto (PIB). El gobierno estimó una caída de 3,5%; las principales consultoras e incluso la CEPAL la estiman más alta. Tomamos como referencia un valor de 4,5% de baja del PIB. Lo que sí ya sabemos es que, acumulados los tres primeros trimestres de 2020, los sectores con mayor caída son en primer lugar el comercio en todas sus facetas (minorista, gastronomía, etcétera), luego le siguen los servicios personales y la construcción, todos ellos intensivos en mano de obra y por ello con mayor impacto en el empleo.

Ahora vayamos a la comparación. ¿Cómo sabemos si la clase trabajadora pierde más o menos que el promedio nacional? Por un lado, vemos cuál es el producto al final del año (4,5% menor) y luego vemos los ingresos de la clase trabajadora. Estos dependen del salario medio y del número de empleos. Como vimos, el salario caerá 1,55% y el nivel de empleo, 3,85%, lo que acumulado da una caída de la masa salarial de 5,45%.

El gráfico 2 compara las caídas.

Foto del artículo 'Un balance económico del año 2020'

La masa salarial caerá más que el PIB. Se socializan las pérdidas, pero para algunos más que para otros.

El Estado

» El gasto del Estado

Arrancamos el año con el Decreto 90/20, del 13 de marzo, que decidió restringir el gasto público de funcionamiento e inversiones de una manera igual para todos, cualquiera sea la naturaleza del gasto y su impacto. Si bien después se hicieron excepciones, la realidad es que el gasto de funcionamiento e inversiones ejecutado fue menor en este 2020 que el que hubiera sido si tomamos como base el gasto 2019, es decir, el último año del gobierno anterior, que es lo que se hace normalmente (es claro que la pandemia generó gastos adicionales que analizaremos por separado).

Esa rebaja fue de 15% sobre lo asignado, a lo que hay que sumar las restricciones en materia de recursos humanos, que implicaron que sobre las vacantes 2019 y 2020 sólo ingresaran uno de cada tres (con excepción de la salud, la Policía, la educación y la defensa) y que de los contratos de servicios personales sólo se pudieran renovar seis de cada diez, es decir, 60%.

» El gasto en la pandemia

Un año de pandemia requiere expandir gastos para cubrir aspectos sanitarios, al mismo tiempo que dar protección social a los sectores más impactados.

El cuadro 1 nos muestra el impacto fiscal de la covid-19 con base en el acumulado a octubre de gastos y renuncias fiscales, restándole los ingresos recibidos.

Foto del artículo 'Un balance económico del año 2020'

A octubre los ingresos (sumados los de la propia ley y los aportes de trabajadores públicos) fueron 120 millones de dólares; la renuncia a cobrar impuestos y aportes, 195 millones; el gasto de partidas del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), 138 millones; y los del Banco de Previsión Social, 232 millones. Todo lo cual da un costo neto de 446 millones, o sea, 0,93% del PIB. Si sumamos los gastos estimados de noviembre y diciembre quizás lleguemos al 1,3% del PIB, lo que nos ubica en el nivel más bajo de América Latina según el informe de la CEPAL.

Los impactos en el futuro del balance 2020

No hay balance sin perspectiva. Al menos quiero dejar planteadas tres perspectivas que surgen de las principales leyes y políticas de 2020.

» 1) Jubilaciones

Habrá ya en 2021 una reducción de las jubilaciones de 1,55% y será más grande en 2022 por la baja salarial de 2021. Y (aunque no es seguro que suceda) en el mejor de los casos, al final del quinquenio los salarios y las jubilaciones volverán a su nivel de origen y el empleo crecerá un poquito, mientras que la riqueza crecerá 11,63%. Se socializaron las pérdidas, pero se privatizarán las ganancias.

» 2) Mercado interno y pequeñas empresas

La caída de los salarios y las jubilaciones (principal ingreso de las familias) reducirá el consumo interno y esto afectará a las empresas pequeñas, a las que les será difícil sostener su economía. Ello generará un nuevo impacto sobre el empleo, pero sobre todo, una centralización de capitales y enormes oportunidades para que los grandes se queden con el capital de los chicos. Esto sucede siempre y vuelve a confirmar una tesis clásica de concentración en crisis que lleva enunciada 153 años.

Y entonces habrá transferencias del trabajo al capital, y dentro de este, hacia el capital concentrado inmobiliario comercial y exportador.

» 3) Habrá menos Estado

El presupuesto aprobado en 2020 es parte del balance y parte de la perspectiva. Lo es porque el gasto en 2024 será 2,5% menos en relación con el PIB que en 2019. Se gastarán 1.383 millones de dólares menos en 2024 por la reducción del tamaño del Estado. También la ley de urgente consideración emprende una reducción del Estado en inclusión financiera, vivienda, tierras, educación y, obviamente, a través de la regla fiscal. En resumen, cuatro titulares del balance de este año: la clase trabajadora fue la que más perdió; el Estado se achicó; el gobierno fue responsable de estos resultados; el futuro será aún más grave.