La pandemia de coronavirus que afecta al mundo entero puede tener consecuencias políticas importantes en Brasil, donde el mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, mientras se apresta a celebrar su cumpleaños número 65 el sábado, soporta embates desde diferentes frentes, a la vez que sus apoyos, tanto a nivel político como popular, son cada vez menores. Si bien desde que comenzó su mandato, a comienzos de 2019, el ex capitán ha tomado decisiones erróneas en varias áreas y su torpeza política le ha impedido crear una base fuerte a su favor en el Congreso, la crisis generada por el coronavirus parece afectarlo particularmente, debido a las repuestas tardías del Ejecutivo que encabeza frente a la pandemia, que en Brasil ya suma 525 casos confirmados y seis fallecimientos, cuatro en San Pablo y dos en Río de Janeiro.

Después de subestimar a la enfermedad, tildando de “histeria” a la manera en que se estaba tratando al brote en su país, varios miembros de la comitiva que lo acompañaron durante su visita oficial a Estados Unidos contrajeron el virus, entre ellos dos ministros, el general Augusto Heleno, jefe de la cartera de Seguridad Institucional, y Bento Albuquerque, cabeza del Ministerio de Minería y Energía. Aun así, las medidas de su gobierno para contener la propagación de la enfermedad demoraron en llegar y recién este jueves se activó un protocolo más estricto de seguridad en los aeropuertos para controlar a los viajeros que llegaban al país, además de la implementación del cierre de fronteras con las naciones limítrofes.

Pero la mecha ya estaba encendida. En las últimas noches hubo caceroleos masivos en las principales ciudades del país, reclamando la salida del gobierno de Bolsonaro. Muchas de estas manifestaciones de rechazo al jefe del Ejecutivo tuvieron lugar en barrios de población mayoritariamente de clase media y alta, sectores que fueron decisivos para el triunfo del ahora mandatario en las elecciones de 2018.

Mientras esto pasa en las calles de Brasil, desde el punto de vista formal, el diputado Leandro Grass, del partido ecologista Rede, presentó el martes ante la Cámara de Representantes un pedido de juicio político contra el mandatario. De acuerdo a lo que informaron medios brasileños, la solicitud del legislador se basa en acciones cometidas por el jefe del Ejecutivo durante este año y en 2019, que configurarían crímenes de responsabilidad. En el documento presentado por Grass se cita la participación de Bolsonaro en una manifestación oficialista realizada el domingo, aun cuando se había recomendado no hubiera grandes aglomeraciones por el brote de coronavirus.

Pero, además, en el pedido de juicio político se hace alusión a los ataques contra la periodista Patrícia Campos Mello, del periódico Folha de São Paulo, y a sus reiteradas alabanzas a la dictadura militar que gobernó el país entre 1964 y 1985. “El país actualmente está pasando por una crisis económica, además de estar atravesando una crisis mundial sanitaria, y el presidente ignora los protocolos y coloca a la población en riesgo. Entonces Brasil no tiene condiciones para superar esas crisis con Jair Bolsonaro en la presidencia”, argumentó Grass en su pedido. Este no fue el único pedido de juicio político presentado contra Bolsonaro: el miércoles, según informó el portal UOL, varios legisladores del izquierdista Partido Socialismo y Libertad hicieron lo propio, con argumentos similares a los esgrimidos por el diputado de Rede.

Paralelamente, jerarcas y legisladores salieron a apagar un incendio que provocó uno de los hijos del presidente, el diputado Eduardo Bolsonaro, quien posteó varias publicaciones en su cuenta de Twitter en las que culpaba a China –principal socio comercial de Brasil– de la pandemia del nuevo coronavirus. El presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, integrante del partido derechista Demócratas, pidió disculpas a la nación asiática. En sus cuentas en redes sociales, Maia le dijo al embajador chino en Brasil, Yang Wanming, que los dichos de Eduardo Bolsonaro habían sido “irreflexivos”, en un claro intento de evitar una crisis diplomática.

El hijo del mandatario responsabilizó por la expansión de la nueva cepa de coronavirus al Partido Comunista Chino y acusó al gobierno de ese país de actuar en el tema de la misma forma que lo hizo la Unión Soviética cuando ocurrió el desastre nuclear de Chernóbil.

Las palabras del hijo del presidente recibieron una rápida respuesta del embajador chino, que además de exigir una retractación dijo que Eduardo Bolsonaro “contrajo un virus mental” durante su visita a Estados Unidos.

Por su parte el vicepresidente brasileño, el general Hamilton Mourão, afirmó que las palabras del hijo del mandatario no representan la opinión del gobierno federal. En declaraciones a Folha, afirmó: “Eduardo Bolsonaro es simplemente un diputado. Si el nombre de él fuera Eduardo Bananita no habría habido ningún problema. Pero lo hubo simplemente por su apellido. Lo que él diga no representa al gobierno; de hecho, no tiene cargo alguno en esta administración”.