Un día pareció que los caminos coincidían: por un lado, No Te Va Gustar (NTVG), con 25 años de carrera a cuestas, ganas de festejo redondo y una vieja idea de tocar desenchufado; y, por otro, MTV, la cadena televisiva de realities que decidió desempolvar sus legendarios unplugged y ya había realizado un par de especiales por todo lo alto. Pero, como dicen que dijo Lennon, la vida es aquello que pasa mientras hacés otros planes. Y entre la crisis argentina y otras cuestiones, parecía que el proyecto había nadado para morir en la orilla. Pero NTVG resolvió no dejar pasar la oportunidad, y a fines de 2017 exhibió todo su potencial en un set de canciones acústicas, grabado en el Auditorio del SODRE con un gran plantel de invitados: Jorge Drexler, Draco Rosa, Hugo Fattoruso, Julieta Venegas, Catalina García y las Flor de Toloache, con quienes visitaron un repertorio plagado de hits con ropa nueva.
Ese espectáculo se convirtió en un disco (Otras canciones; en vivo, Bizarro, 2019) y una gira por teatros de Uruguay y América Latina que no ha concluido aún. Pero a la hora de salir a tocar, las canciones de ese show inaugural quedaban cortas para un concierto de la banda, y por eso se incorporaron otras que ahora aparecen en Otras canciones; en vivo en Latinoamérica (Bizarro, 2020), grabado entre Uruguay, Argentina, México, Colombia, Chile y Paraguay.
Intensamente
NTVG es una banda acostumbrada a los grandes escenarios, los públicos fervorosos y los shows calientes. Gran parte del desafío, entonces, era lograr que las canciones fueran, si se quiere, más delicadas, sin perder la intensidad. “Como somos una banda de adrenalina y energía en los shows en vivo, gran parte del repertorio pasa por otro lado. Generalmente son canciones que quedan para escuchar en los discos y que no tienen oportunidad de ser tocadas en vivo. Entonces, más que un desafío, eran las ganas de poder tocar esos temas, que la gente los pudiera escuchar, y el contexto de los teatros se daba perfectamente para eso”, dice Emiliano Brancciari, vocalista y guitarrista de la banda.
Para ello, agrega, transitaron diversas sendas, “aprovechando ese nivel de atención que tiene la gente en las salas donde nos presentamos, que es muy diferente al barullo que puede haber cuando estamos en un escenario tradicional para nosotros, parados y con mucho volumen. Según la canción, aceleramos hacia donde queríamos ir. Hacia la intensidad, sumando instrumentos, o hacia la desnudez y lo más mínimo, para disfrutar la canción desde otro lado”.
Es cierto, también, que las canciones tienen una identidad hecha de música y letra, y no todas soportan el cambio de piel de la misma manera. Muchas veces, un arreglo, un ritmo diferente, una modificación instrumental, una entonación, hacen tambalear la estructura sobre la que se apoyan y se desploman sin sentido. Por eso, la banda tuvo especial cuidado en no hacer un repertorio “de fogón” y, a la vez, en mejorar los temas, o resignificarlos.
Pablo Coniberti, guitarrista de NTVG, cree que hay un número importante de canciones que, para el grupo, “son perfectas” en su versión original. “Igualmente”, dice, “no queríamos que dejaran de estar, ni hacerlas igual que siempre. Había que buscar una versión que nos gustara tanto como la original. Fue difícil, pero lo logramos. Y estamos muy orgullosos de lo que pudimos hacer. Incluso hubo algunos redescubrimientos. Por ejemplo, salió ‘Solo’, que quedó preciosa; ‘Difícil’, una versión que retomamos ahora después de años; ‘Mi demente’ la dimos vuelta totalmente, y a mí me gusta más esta versión, porque realza mucho más lo que está diciendo”.
Para Guzmán Silveira, bajista de la banda, “la esencia de la canción se mantiene siempre”, pero con un “cambio de ropa”: “La gente estuvo copada, porque salir a tocar este repertorio es muy distinto. Es para estar sentado, más concentrado en lo musical y no tanto en el show. Hay mucha sutileza, porque todo se escucha, y a nosotros nos cambió muchísimo”.
“Hay letras que se resignifican con estas nuevas versiones, y que antes quizás estaban perdidas detrás de una pared de sonido de guitarras. O te llevaban a otro ambiente distinto al que te transportan tocadas de esta forma. Es obvio que se resignifican, porque estás percibiendo las palabras de manera diferente. Claro que descubrí cosas nuevas reinterpretándolas, y hay otras de las que me desenamoré o que pasan sin pena ni gloria por este formato, y ni siquiera fueron tenidas en cuenta para este trabajo”, añade Brancciari.
Susurrar un disco viejo
Si Otras canciones; en vivo, el trabajo publicado en 2019, condensaba algunas de las canciones más emblemáticas de NTVG, este disco, grabado durante la gira latinoamericana, funciona como una contracara, una suerte de lado B construido sobre el amor de los artistas por algunas de sus creaciones menos difundidas. Esto, que no quiere decir que no tenga hits, también funciona como un viaje hacia un territorio que la banda no frecuenta en sus shows en vivo, y que es una apuesta riesgosa en tiempos de playlists a la carta.
“Arrancamos con un montón de temas. La primera lista era de más de 30 canciones. Después la fuimos bajando, y quedó la tanda de las que presentamos en el Auditorio”, dice Silveira, y agrega que también “había muchas versiones que quedaban afuera, así que la salida de este disco también fue un modo de sacarnos las ganas de mostrarlas. El show tenía que durar una hora, y nos quedó corto para 25 años de canciones, así que decidimos sacar esta otra parte, que nos gusta cómo quedó. Además de que es en vivo, y en distintos países en Latinoamérica, que también era algo que queríamos hacer”.
Coniberti apunta que la intención del grupo no era que aquel primer álbum fuera un greatest hits, pero resumir el cuarto de siglo de la banda en una docena de temas no era una tarea sencilla. “Esas 12 canciones finales tuvieron un trabajo bastante intenso. Cada frecuencia que se escucha la pensamos muchísimo. Y cuando salimos a tocar, no podíamos tocar sólo eso, porque nuestros conciertos suelen durar dos horas o más, y había que ensayar más canciones. Entonces, nos pasaba que teníamos que empardarlas con lo que habíamos logrado en el disco, que no fuera muy desparejo, que no pareciera que nos juntamos a fogonear, de modo que todas tuvieran un trato similar. Había que reinventarse”.
Para Brancciari, ambos álbumes parten de un mismo concepto. “A estos temas los fuimos trabajando para el disco que salió en 2019, pero terminamos eligiendo las canciones más representativas, o las que más nos motivaban en ese momento, si bien ensayamos muchas otras canciones que sabíamos que iban a ser parte del repertorio. Después seguimos trabajando en esos temas, sabiendo que se venía la gira, y, con el correr del tiempo, decidimos mostrar el trabajo completo. Otras canciones es todo el concepto; no sólo es el disco que sacamos el año pasado, sino también el repertorio general que buscamos mostrar en todas estas presentaciones”.
Otras canciones más
En rigor, la gira de Otras canciones todavía no llegó a su fin. NTVG estaba presentándose en Argentina cuando la pandemia los obligó a meter violín en bolsa y confinarse hasta que amaine la peste. Así que todavía restan están pendientes algunos shows, y el cierre del ciclo en Buenos Aires y Montevideo, aunque los planes de la banda van más allá. Días atrás, Brancciari decía en Twitter, más en serio que en broma, que en la cuarentena había compuesto material para dos discos nuevos.
Por ahora, las maquetas viajan por mail, y cada uno hace su aporte desde su casa.
Sin embargo, el pasaje acústico parece no haberlos predispuesto a volcar la experiencia en un trabajo inédito.
“Mi visión, como compositor, va cambiando siempre. De eso se trata. No creo que sea el acústico lo que me cambie, sino todo lo que voy viviendo, lo que voy sintiendo. Esta es una etapa acústica, puntual, pero no definitiva”, explica Brancciari.
“En general, no tendemos a arreglar las canciones para el formato. Ya estamos trabajando en material nuevo, pero tratamos de no atarnos a nada. No es que los arreglos están hechos para la instrumentación que tenemos. No limitamos las canciones para tocarlas en vivo. Primero las grabamos como creemos que quedan mejor, y después vemos cómo las resolvemos en vivo. Tenemos la ventaja de ser nueve, así que es difícil que no lo logremos. Divididos la tiene más difícil”, dice Coniberti, y se ríe.