El gobierno de alianza entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos, que no cuenta con mayoría propia en el Parlamento español, negocia caso a caso el apoyo de distintos partidos en el Congreso para poder llevar adelante sus políticas. Así lo hizo el Ejecutivo que encabeza el socialista Pedro Sánchez el miércoles, cuando llegó a un acuerdo con el partido independentista vasco Bildu para contar con su abstención (en lugar de su voto en contra) a la hora de prorrogar por 15 días el estado de alarma declarado ante la epidemia de covid-19. También contó con el voto de Ciudadanos, que dijo que lo daría para “salvar vidas”. Pero esta vez las negociaciones generaron el rechazo político de la oposición de derecha y de izquierda, y expusieron, además, diferencias dentro de la propia alianza de gobierno.
El líder del derechista Partido Popular (PP), Pablo Casado, criticó a Sánchez por negociar “con los proetarras” de Bildu. Por su parte, el portavoz parlamentario de Esquerra Republicana de Catalunya, Gabriel Rufián, dijo que estas negociaciones ponen en peligro “el espíritu de la investidura” de Sánchez, es decir, el respaldo parlamentario que le dieron varios organizaciones políticas, entre ellas las suya, para que el PSOE llegara al gobierno.
Varios elementos generaron resistencia, entre ellos que la negociación con Bildu incluyera el compromiso de derogar por completo la reforma laboral que el PP aprobó en 2012, y que esto no fuera comunicado a los demás diputados que apoyaron la propuesta del gobierno sobre el estado de alarma.
Pero lo que terminó de complicar la situación fue que el PSOE diera marcha atrás al respecto y dejara marcadas así dos posiciones distintas dentro del gobierno. A última hora del miércoles, el PSOE manifestó en un comunicado que no se derogaría en su totalidad la norma que implantó el PP, sino que recuperarían “los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012” y “el papel de los convenios colectivos”.
“Aunque se firmó una derogación íntegra de la reforma laboral, en realidad no lo es”, intentó explicar la vocera parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, a La Sexta, según citó el diario La Vanguardia. “La nota aclaratoria no es una rectificación, es una nota aclaratoria” en la que “aclaramos lo que hemos firmado”, agregó, y dijo que la intención de su partido es terminar con los puntos “más lesivos” de la reforma.
Discutir la reforma laboral en un momento de crisis sanitaria y de “la mayor recesión de la historia de España” sería “absurdo y contraproducente”, había dicho más temprano la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. Argumentó que una modificación de esa norma tendría que hacerse en diálogo con representantes de los trabajadores y los empresarios. Estos últimos manifestaron su rechazo categórico al acuerdo con Bildu. Comunicaron que implicaba una falta de respeto al diálogo social al que los convocó tiempo atrás el gobierno y que tendría consecuencias en el empleo.
El otro partido en el gobierno de España no está de acuerdo con Calviño. El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, dijo que sí se derogará la reforma y que así fue acordado. “Voy a ser cristalino. Pacta sunt servanda [lo firmado obliga]. En el acuerdo de Unidas Podemos con el PSOE para la legislatura, la investidura y el gobierno de coalición, no se habla de derogación parcial, se habla de derogación de la reforma laboral”, dijo Iglesias a Catalunya Ràdio, según informó eldiario.es.
Unidas Podemos impulsaba la eliminación de esta reforma laboral desde la campaña electoral. El punto estuvo incluido en el acuerdo entre Unidas Podemos y el PSOE para formar una alianza de gobierno, aunque no se establecía la eliminación de la reforma completa. De hecho, el gobierno actual ya eliminó algunas medidas, pero siguen vigente otras que favorecen a las empresas frente al trabajador y flexibilizan el despido.
Todo este episodio restó a Sánchez un apoyo que es vital, ya que su partido y Unidas Podemos suman sólo 155 de los 350 escaños. Según indican las cinco votaciones que se hicieron para prorrogar el estado de alarma, el gobierno cada vez tiene menos aliados. Por eso, por temor a no llegar a la mayoría, fue que pactó la abstención de Bildu en la votación del miércoles, algo que finalmente no fue necesario para que se aprobara su propuesta.
Según informó eldiario.es, sumando apoyos muy diversos –entre ellos los de Ciudadanos, el Partido Nacionalista Vasco y diversos grupos minoritarios–, el Ejecutivo de Sánchez no reúne una mayoría suficiente para aprobar su presupuesto. Necesita seis legisladores más. Algo semejante señaló Íñigo Errejón, ex integrante de Podemos y actual diputado por Más Madrid. Afirmó que “la mayoría de la investidura” está desapareciendo.