“Las palabras no entienden lo que pasa”, advierte uno de los poemas más conocidos de Salvador Puig (1939-2009), que continúa diciendo: “las que llaman las cosas por su nombre, / las que inventan el nombre de las cosas; / las palabras que dije o me dijeron, / las que aprendí en los libros, las que escribo, / las que pensé mirando una ventana, / las que acercándose al silencio, gritan; / las que al tocar el fuego, se desfogan”.
Hoy a las 18.00 el escritor y crítico literario Roberto Appratto inaugura La mirada crítica, el ciclo de conferencias organizado por la Casa de los Escritores para acercarse a figuras de la literatura uruguaya, con su charla “Reflexiones sobre la obra poética de Salvador Puig”, a 40 años de la primera edición de Apalabrar (Arca, 1980).
Puig fue poeta, crítico literario del semanario Marcha y periodista radial: trabajó en El Espectador, donde compartió estudio con Alfredo Zitarrosa (que en 1968 musicalizó “Al comandante Ernesto Che Guevara”, poema citado al comienzo) y CX 30, condujo varios periodísticos y publicó siete poemarios. Como recordaba William Johnston en 2012, cuando se editó su obra completa, Puig decía que entre 1963, cuando publicó su primer libro, y 1980 él había continuado “escribiendo versos muy largos, tratando de encontrar un ritmo distinto”, pero reconocía que sólo quedaba “el poema a Luis Cernuda de Apalabrar”, porque había quemado todo el resto.
Su obra completa –o lo que se salvó de ella– se publicó tres años después de su muerte, con edición de Alicia Migdal y estudios de Eduardo Milán y Roberto Appratto. “Trataré de explicar por qué es un gran poeta, y por qué es alguien que debería integrar, si es que aún no lo hace, nuestro canon de poesía uruguaya”, adelanta Appratto a la diaria, convencido de que su escritura es un modelo de creación que debería permanecer. “Creo que, además de la obra, lo más importante de un poeta es aquello que lega a las nuevas generaciones”, plantea. En ese rumbo, uno de los aspectos que estableció Puig y que el crítico abordará en su charla es “la clara conexión entre lo que entendía como poesía y una conducta ética al concebir el ejercicio de la escritura”. Todo lo demás, observa Appratto, son confirmaciones de esa actitud, de ese modo de concebir y cuidar el lenguaje, “de tomarse en serio lo que se hace, de establecer un diálogo con sus lectores, y de entender cada poema y cada libro como una entrega personal; una de las cosas más importantes que puede asumir un escritor”.
La vida breve
En 1950 Juan Carlos Onetti publicó La vida breve, una de sus obras clave. Allí es donde el fundador, Brausen, inventa a Arce, a Santa María, al mundo, e inaugura el imaginario onettiano por excelencia. Es allí, también, donde Brausen recuerda a un personaje llamado Onetti, que usaba anteojos y no sonreía, pero dejaba adivinar que podía ser simpático sólo con “mujeres fantasiosas o amigos íntimos”. De esta manera instauraba una doble leyenda: por un lado, la de Santa María, y por otro, la de un escritor que es engendrado por su propia obra.
El 30 de junio, el docente y crítico Óscar Brando dedicará su conferencia a Onetti y La vida breve, a partir, dice, de la poética que fue trazando desde los años 30, pero también de sus primeros cuentos, de la relación que mantuvo con Joaquín Torres García, del programa literario de Marcha, semanario en el que Onetti comenzó su actividad periodística y del que fue secretario de redacción, y la escritura de su nouvelle El pozo (1939), en la que instauró una nueva literatura urbana. Para llegar, finalmente, a La vida breve. A partir de esta obra, Brando se propone abordar “la relación entre fondo y forma, el original pasaje de la realidad a la ficción, la manera en que se estructura la historia, los nexos entre el mundo inventado y el que oficia de origen”.
“Mundo loco” son las primeras palabras de La vida breve, y llegan desde el otro lado de la pared. Brausen escucha la frase desde su cuarto, acostado, anticipando lo que luego se convertiría en la trama y la definición de la novela. Así, como un observador –y pergeñador– privilegiado de su realidad, Brausen funda mucho más que una ciudad; también una tradición y una leyenda.
Conferencias
Cada presentación se realizará por Zoom, y para acceder es necesario escribir a [email protected]. Los encuentros serán los siguientes:
Salvador Puig: hoy a las 18.00, por Roberto Appratto.
Juan Carlos Onetti: 30 de junio (a partir de esta fecha, siempre a las 19.00), a cargo de Óscar Brando.
Felisberto Hernández: 8 de setiembre, por Ricardo Pallares.
También, en el marco de sus centenarios, habrá conferencias dedicadas a Mario Benedetti (18 de agosto, dictada por Eduardo Nogareda), Julio C da Rosa (6 de octubre, con presentación de Carina Blixen) e Idea Vilariño (10 de noviembre, aproximación de Tatiana Oroño).