Este viernes a primera hora el laboratorio chino Sinovac emitió un comunicado en su página web en el que aseguró que “no participa en la distribución de la vacuna” que desarrolló contra el coronavirus “fuera de China”. Además, denuncia que hay “empresas e individuos que falsificaron y utilizaron ilegalmente documentos de autorización” de dos de sus subsidiarias para vender la vacuna.

Sin embargo, más tarde, esta información fue contradicha por Dimas Covas, el director del Instituto Butantan, que tiene una alianza con Sinovac para desarrollar y producir la vacuna y hace las veces de intermediario para su venta en la región. En una conferencia de prensa virtual, Covas dijo que Butantan seguirá haciendo la “intermediación” para la venta de esta vacuna china en la región, pero añadió que “algunos países consiguieron en estos días una interlocución directa con Sinovac para el abastecimiento inmediato, como fue el caso de Uruguay y Colombia”. El presidente colombiano, Iván Duque, reveló el jueves la existencia de esas negociaciones directas con Sinovac para sumar sus dosis a las de otras vacunas que ya tiene aseguradas.

Anteriormente, el miércoles 27 de enero, Covas había asegurado en declaraciones a No toquen nada que entre Sinovac y Uruguay había únicamente un preacuerdo para la compra de vacunas, algo que el presidente, Luis Lacalle Pou, rectificó, asegurando que Uruguay negoció con una empresa intermediaria y que había una “prefactura” para el pago por la adquisición.

Después de estas nuevas declaraciones de Covas, las de este viernes, el gobierno volvió a pronunciarse a través de funcionarios del gobierno que hablaron bajo condición de anonimato con los diarios El Observador y El País y el semanario Búsqueda. Aseguraron que Uruguay negoció con Sinovac a través de una representación válida y que cuenta con el “apoyo” de Sinovac para recibir una primera tanda de 1,75 millones de dosis. La fecha anunciada el sábado pasado para su llegada fue fines de febrero o principios de marzo.