Un informe realizado por el Observatorio Socioeconómico y Comportamental (OSEC) del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) recomienda adoptar “medidas vinculantes del Estado” para “reducir de manera sensible la movilidad de las personas” como forma de evitar el aumento de casos de covid-19, fortaleciendo a la vez el apoyo económico “a las personas y sectores de la economía más afectados por la restricción de movilidad”. Asimismo, sugiere incrementar el nivel de testeo, “procurando disminuir la pérdida de nexos epidemiológicos y ubicarse en niveles inferiores al 5% de positividad”.
El documento, al que accedió la diaria, se titula “Covid-19: Aportes para el debate. Una mirada comparada a la evolución de la pandemia, la movilidad y las medidas no farmacológicas de contención”, y fue elaborado en enero de 2021 y revisado el 15 de febrero. Los análisis allí vertidos fueron entregados al GACH como insumos para las recomendaciones al gobierno nacional. El trabajo se basó en el análisis de la experiencia comparada en países similares a Uruguay por la cantidad de población y por haber presentado “pautas similares de comportamiento” hacia el último trimestre de 2020.
Lo primero que constata el informe es que “no existen experiencias exitosas de contención de la epidemia en esta segunda ola cuando existe circulación comunitaria” y un “comportamiento de la curva exponencial de nuevos casos diarios” sin que exista “un cambio en dos aspectos básicas: la movilidad al trabajo, transporte y recreación y acciones vinculantes del Estado que disminuyan en forma forzosa la demanda de movilidad”. Asimismo, identifica un tercer elemento “que parece diferenciar el éxito del fracaso de estas medidas” y es “la capacidad social y económica del Estado de ofrecer garantías mínimas de bienestar, especialmente a la población en situación de vulnerabilidad”.
El OSEC analiza la pandemia como si fuera un modelo termodinámico: “En la medida que el mismo está abierto (frontera seca) al ingreso de partículas que generan calor (contagios) y aumenta la movilidad, aumenta concomitantemente el choque de partículas y con ello el sistema se recalienta”, describe. Siguiendo con la comparación, explica que las formas “más radicales y generalizadas de cuarentena y lock-down” logran “enfriar el sistema porque directamente no permiten el movimiento de las partículas”, y advierte que llegado cierto nivel de “acumulación” de contagios en el sistema “no parece existir otra opción que una radical disminución de la movilidad de las partículas y un cierre concomitante de los nodos abiertos del sistema. Ya no es suficiente, aunque continúa siendo necesario, el testeo, la trazabilidad y la adopción de micro-comportamientos de cuidados”.
Comparación internacional y posibles escenarios para Uruguay
El OSEC destaca que “no existen países”, entre los seleccionados para el análisis, “que hayan logrado evitar la etapa exponencial y de circulación comunitaria cuando la movilidad se encuentra cercana a la norma prepandemia o hasta 20% por debajo de la movilidad normal por más de tres meses”. Tampoco hay casos que “luego de presentar circulación comunitaria y pérdida de trazabilidad (positividad superior a 5%), hayan logrado aplanar o disminuir el ritmo de contagios sin medidas vinculantes fuertes no farmacológicas y/o sin una importante caída de la movilidad”.
Los cuatro países que han mostrado “mayor capacidad de mantener al virus contenido” –Noruega, Finlandia, “en forma extrema Nueva Zelanda y aún más extrema Taiwán”– presentan “tres elementos en común: niveles de movilidad muy bajos al inicio de la pandemia, testeo muy alto con niveles de positividad consistentemente menores que 5, y fuerte sensibilidad en el índice de medidas no farmacológicas y en el incremento de la capacidad de testeo ante incrementos en el número de casos diarios”, destaca el documento.
Allí se establece una serie de posibles escenarios para Uruguay, al comparar nuestra situación con la experiencia de algunos países que tuvieron trayectorias de distinto tipo en la pandemia. Primero se selecciona el caso de Eslovenia y Croacia, que tuvieron un buen desempeño en los albores de la pandemia, pero luego perdieron el control y sufrieron una escalada de nuevos casos y muertes. Eslovenia pasó de ser un país ejemplar, con menos de 15 muertes totales por millón de habitantes, a ser uno de los países con más muertes por millón de habitantes en Europa y en el mundo. En tanto, recientemente Croacia pudo contener la situación con una nueva caída de la movilidad mediante un incremento en las medidas de contención.
El OSEC señala que la probabilidad de que Uruguay se aproxime a un paradigma como el de Eslovenia es “muy alta” si se encamina hacia un escenario BAU o “business as usual” –término utilizado para definir un escenario sin cambios–, es decir, anterior a las medidas restrictivas y de reducción de la movilidad. En tanto, la probabilidad de ir hacia el escenario eslovaco será “alta” si se mantienen los cambios realizados hasta el momento y su impacto sobre la movilidad. Finalmente, si se mantienen las medidas actuales, es “muy alta” la probabilidad de ir hacia un escenario como el croata.
En segundo lugar, OSEC selecciona los casos de Finlandia y Noruega, donde luego de un primer empuje “frenado con fuertes medidas de contención y correspondiente caída de la movilidad”, se logró mantener la pandemia bajo control, con una tasa de mortalidad relativamente baja. La probabilidad de que Uruguay vaya hacia un escenario como el finlandés o el noruego en un escenario BAU es “baja”, mientras que en un nuevo escenario, “a partir de las nuevas medidas y niveles de movilidad”, esa probabilidad es media.
En tercer y último lugar, se analiza el caso de Panamá y Costa Rica, donde el aumento de la movilidad generó un aumento de los casos nuevos de covid-19 y las muertes asociadas a esta enfermedad. El OSEC toma estos ejemplos como una demostración de que “cuando se superan los 30 casos por millón es casi imposible lograr una caída de los casos sin acciones vinculantes del Estado que limiten la movilidad”. En el caso de Panamá, entre octubre y diciembre de 2020 se multiplicaron los casos por millón más de tres veces, lo cual coincidió con el hecho de que entre finales de setiembre y finales de noviembre la movilidad promedio al trabajo pasó de estar en -50 a ubicarse en -25. En Costa Rica, a partir del 24 de julio la movilidad aumentó “en forma consistente”, con lo cual se retomó, a partir de mediados de agosto, “un comportamiento exponencial en los casos y un incremento de las muertes por millón de habitantes”.
La probabilidad de que Uruguay se dirija a un escenario similar al de estos países en un escenario previo a medidas últimas de gobierno y actuales niveles de movilidad es “muy alta”, advierte el OSEC, e incluso en un nuevo escenario a partir de las nuevas medidas y niveles de movilidad esta probabilidad sigue siendo “alta”.
¿Qué recomienda el OSEC?
Como fue revisado hace un mes, el documento indica que Uruguay no había llegado, hasta ese momento, a una etapa de “crecimiento exponencial agudo”, pero alertaba que podía encontrarse en una fase de “incubación del mismo”, basándose en que los datos sobre el impacto de la movilidad en el aumento de casos en la etapa de relativo control de la epidemia –entre junio y octubre de 2020– permitían “constatar un efecto positivo de la movilidad al trabajo (más como la movilidad en materia de recreación y transporte) sobre el aumento paulatino de los casos y un efecto negativo de la permanencia en la residencia sobre la progresión de los casos”.
Entre junio y octubre el aumento de la movilidad al trabajo (o la disminución de la permanencia en la residencia) fue de 25 puntos aproximadamente, lo que tuvo su correlato en un aumento de casos nuevos de aproximadamente dos casos por día por cada punto de movilidad adicional. En tanto, la caída de la movilidad es de unos 20 puntos entre finales de diciembre y mediados de enero, aproximadamente.
“La caída de la movilidad que se produjo durante finales de diciembre y mediados de enero parece haber favorecido, a pesar de representar movilidades más altas que al inicio de la pandemia, una meseta y una disminución de los casos, aunque no tanto de la positividad”, analiza el observatorio, que luego introduce la duda de “si la meseta y disminución logradas representan un equilibrio sostenible, o si, por el contrario, en la medida en que los efectos de caída de la movilidad, debido entre otras cosas a factores estacionales, se retomará un crecimiento de casos que puede rápidamente asumir una pauta exponencial”. “La evidencia comparada nos hace inclinarnos nuevamente por un escenario pesimista”, aventuran los analistas.
Sobre el final, el OSEC define una serie de recomendaciones que se desprenden del análisis realizado. En términos generales, señala que “para controlar la pandemia en el actual estado de su evolución debe reducirse fuertemente la movilidad de las personas especialmente en lo que refiere al trabajo, al transporte y a espacios cerrados de recreación y comercio no esencial” y que “la asociación clara entre medidas de gobierno y movilidad, evidencia la importancia de la toma de decisiones vinculantes por parte del Estado”. Por otra parte, en cuanto al inicio de la vacunación, indica que “aun en las hipótesis más optimistas” se debe “asumir un primer semestre complejo”.
El informe hace énfasis en el aspecto socioeconómico asociado a las medidas de restricción, y señala que “tanto desde el plano teórico-conceptual, como en los estudios internacionales empíricos”, surge que “el nivel de acatamiento a las medidas de restricción de movilidad está influido por la capacidad económica de las personas de sostenerlo”. Por esta razón, indica que “para lograr mayor adherencia a dichas medidas es necesario un esfuerzo fiscal que permita a los agentes (personas, hogares y empresas) cumplir con dichas acciones vinculantes y/o de exhortación del gobierno”.
Finalmente, resalta que “un aspecto importante que surge del análisis comparado de los países que mejor han controlado la pandemia hasta el momento, es el notorio incremento del nivel de testeo en la fase de crecimiento exponencial de la pandemia”.
Hacia formatos más restrictivos
Un anterior informe elaborado por el OSEC, en diciembre de 2020, daba cuenta del inicio de una “nueva etapa” de la pandemia, con transmisión comunitaria y pérdida del vínculo epidemiológico. En esta etapa, señalaba el observatorio, “la estrategia de control por trazabilidad y contención de brotes aislados es insuficiente”, así como “apelar a las medidas blandas de uso de mascarillas, higiene y distanciamiento físico”. Asimismo, advertía que “las estrategias intermedias de cierre marginal de actividades, control horario y teletrabajo en el ámbito público no han modificado los niveles de movilidad agregados previos”.
En ese sentido, preveía que el gobierno “deberá moverse hacia formatos más restrictivos, con los costos sociales y económicos que ello implica”, ya que “las condiciones que estuvieron presentes en el primer momento de la epidemia y que favorecieron una fuerte adherencia a las directivas y exhortaciones del gobierno no están presentes en una serie de dimensiones claves como lo son la percepción de riesgo y el stock de resiliencia social”.