En Europa comienzan a levantar las restricciones impuestas por los protocolos sanitarios, a pesar de que el número de casos provocado por la variante ómicron sigue en aumento. Así como en España se evalúa considerar al coronavirus como una gripe, en Suecia desde este miércoles ya no se entiende a la covid-19 como una enfermedad crítica.

Desde este miércoles los bares y restaurantes ya no tendrán como hora límite de cierre las 23.00, y no se exigirá más aforos limitados en actos públicos. Además, el gobierno sueco levantó todas sus recomendaciones preventivas, como la del teletrabajo, la de reducir el contactos en lugares cerrados y la de usar tapabocas en el transporte público.

De todas formas se mantienen las recomendaciones de no salir si se tiene síntomas y que los no vacunados eviten aglomeraciones, así como la cuarentena de cino días para el personal de la salud.

Suecia ha vacunado a 83,8% de los mayores de 12 años con la pauta completa de la vacuna contra la covid-19, y 53,1% de los mayores de 18 años tienen la dosis de refuerzo. Según señala Efe, el índice de mortalidad sueco es de 157,31 por cada 100.000 habitantes, más del doble que Dinamarca y cinco veces más que Finlandia, pero por debajo de la mayoría de los países europeos.

Suecia se une así a Dinamarca, que fue el primer país de la Unión Europea (UE) en levantar todas las restricciones el 1° de febrero, pese a tener el índice más elevado de contagios por cada 100.000 habitantes de Europa. Sin embargo, el gobierno danés entendió que con más de 80% de la población inmunizada, ya sea a través de las vacunas o por haber transitado la enfermedad, era tiempo de volver a una situación prepandémica.

Por otra parte, en Noruega también se flexibilizaron los protocolos sanitarios, aunque no se eliminaron todos; el primer ministro Jonas Gahr Store declaró la semana pasada que la sociedad tenía que “convivir” con el virus. Finlandia seguirá estos pasos a partir del 14 de febrero, cuando dejen de estar vigentes la mayoría de las restricciones actuales; en concreto, la principal medida que se mantiene es el uso de tapabocas en lugares públicos muy concurridos.

En Francia la semana pasada se eliminó el uso de tapabocas en las calles y a partir del 16 de febrero se reabrirán los bailes -que permanecen cerrados desde el 10 de diciembre-, se autorizarán las barras en los bares y se habilitarán los conciertos y festivales.

Este accionar de los gobiernos europeos está en línea con las últimas declaraciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los altos porcentajes de población vacunada, la baja peligrosidad de la variante ómicron y el fin del invierno en ese continente “dan la posibilidad de un largo período de tranquilidad y un mayor nivel de defensa de la población contra cualquier recrudecimiento de la transmisión, incluso contra una variante más virulenta”, dijo el jueves el director de la OMS para Europa, Hans Kluge.

Es “una tregua que podría traernos una paz duradera”, agregó el funcionario, y destacó que esto sucede a pesar de que la región registra el número más elevado de contagios diarios desde que empezó la pandemia en 2020. Según Kluge, este estado de tranquilidad sólo se puede mantener si se sigue avanzando con la vacunación y no se deja de monitorear la aparición de nuevas variantes.