Parece difícil imaginar a la máxima autoridad del Imperio azteca esperando a los españoles con un chihuahua bajo el brazo. Es raro, sí, pero tiene sentido. Todos los datos ubican al chihuahua en México en los tiempos del pueblo tolteca (950-1150), cultura precolombina que luego fue asimilada por los aztecas. El problema es que no se sabe si el cusquito es verdaderamente mexicano o si se lo apropiaron. Las opciones que se manejan son tres. Una de ellas indica que el chihuahua es 100% americano, ya que sus ancestros cruzaron el estrecho de Bering hace más de 10.000 años, junto con los primeros humanos provenientes de Asia. De hecho, existen dibujos y restos óseos de perros que datan aproximadamente de hace 8.000 años.

Según el Códice Florentino, hace un milenio existían en Centroamérica tres razas caninas bien conocidas y diferenciadas. Una de ellas era el techichi, un perro pequeño y orejón que, se cree, precede al chihuahua. Dicha hipótesis maneja la posibilidad de que los toltecas hayan domesticado a estos perros, que luego habrían sido apadrinados por los aztecas. Si hacemos caso a algunas piedras talladas de la época, objetos relacionados con sacrificios religiosos, pinturas y restos fósiles los primeros chihuahuas tuvieron un papel preponderante en la cultura local. Se creía que el pequeño can era necesario como compañero de viaje hacia el otro mundo y por eso, cuando la élite moría, los perros eran enterrados en sus tumbas. También sacaron número como candidatos a los sacrificios que se ofrecían a los dioses y, por otro lado, sirvieron como alimento. Sí, los aztecas parece que comían chihuahuas a lo loco.

Culminada la conquista española, los perros de los aztecas no la pasaron muy bien. De hecho no se sabe nada hasta 1850, año en que se encontraron representaciones de estos perros entre las ruinas de un palacio construido por Moctezuma, cerca de Casas Grandes. En ellas se parecían mucho a los perros que los paisanos les vendían a los turistas gringos, y como Casas Grandes se encuentra en el estado de Chihuahua se bautizó a la raza en homenaje a la zona. Pero las representaciones aztecas y el chihuahua que hoy conocemos no son tan iguales, y por eso existe una segunda opción para explicar la procedencia de la raza: al parecer estos perros nativos de Centroamérica tuvieron un romance con otros de origen chino, que terminaron de dar forma al pequeño animal. La hipótesis plantea que, luego de la conquista, los españoles establecieron una ruta comercial que partía desde China, pasaba por Filipinas, llegaba a México a través del puerto de Acapulco y después cruzaba el charco hacia Europa.

La tercera y última posibilidad manejada tiene cierto aval científico. Hay investigaciones genéticas que demuestran que el chihuahua es producto de la cruza de perros locales (el techichi) y perros enanos europeos procedentes de Malta. En efecto, en esa isla existen razas pequeñas de origen egipcio que concuerdan con algunas de las características que tiene el chihuahua actual.

En resumidas cuentas, parece que los perros en Centro y Norteamérica andan en la vuelta desde hace más de 10.000 años. Antes de la conquista los nativos contaban dentro de sus filas con un perro muy pequeño, similar al chihuahua, pero no exactamente como el actual. Para arrimarse al fenotipo de hoy aparecen dos teorías foráneas. Una de ellas los mezcla con perros oriundos de China y la otra, con perros europeos. Cortita y al pie, como el chihuahua.

Su nombre se debe al estado mexicano fronterizo con Estados Unidos. En realidad, el verdadero nombre de la raza es chihuahueño, pero como los yanquis no usan la eñe quedó chihuahua.

Chihuahua | Es la raza de perros más pequeña del mundo. Su altura no supera los 20 centímetros y su peso oscila entre 1,5 y 3 kilos. Pueden vivir entre 14 y 18 años, y dentro de sus problemas de salud más frecuentes se destacan los relacionados con la dentición, epilepsia, hidrocefalia, glaucoma ocular y luxación de codo y rótula.