Son varias las razas caninas que, ya sea por su capacidad de aprendizaje, su obediencia o su efectividad en las tareas designadas, están consideradas entre las más inteligentes, pero ninguna supera al border collie.
Si de su nombre se trata, border significa “frontera”, y en este caso se trata de la existente entre Inglaterra y Escocia. Sin embargo, sucede parecido a lo que pasa por estos lados, que cuando el origen de algo es argentino se dice efectivamente que surgió ahí, pero cuando el origen es uruguayo para el mundo es “rioplatense”.
De acuerdo con investigaciones arqueológicas, estos sabios vinieron de la mano de los pueblos celtas que llegaron a las islas británicas allá por el siglo V a. C. Collie en gaélico significa “útil”, y realmente lo era. Más allá de que los primeros pueblos paraban en Irlanda, algunos se trasladaron a las tierras altas de Escocia para establecerse e intentar prosperar, pero el clima y las características geográficas del lugar elegido no hacían viable la agricultura, por lo que tuvieron que optar por la ganadería como sustento de vida. El uso de un perro de pastoreo, entonces, era fundamental, ya que la cría de ganado con climas complicados y depredadores por todos lados no es fácil; no se arregla con poner a una persona con un palo y durmiendo con los bichos para cuidarlos.
Así, la existencia de este tipo de perros se hizo vital para el desarrollo de los pueblos, y quizás eso de alguna manera explique que esta raza sea más inteligente que las otras. Estos lúcidos peludos vienen siendo entrenados desde hace muchísimo tiempo en comparación con otro tipo de perros, y además de manera diferente. Cuando se seleccionaban las camadas, no se hacía buscando una mejor apariencia sino una mayor capacidad de aprendizaje. Por lo tanto, los más inteligentes prevalecían sobre los más “bellos”. Envidiable.
Pero a la inteligencia hay que ayudarla con aptitudes físicas. Para maximizar la efectividad de los collies, se estudió un poco el terreno. En las zonas montañosas de Escocia se criaban ovejas veloces y de poco peso, por lo tanto los perros eran de extremidades largas y, en consecuencia, ligeros. En el llano se criaba una raza de ovejas que eran más grandes y pesadas, y había que adaptarse a esas condiciones. En consecuencia, en detrimento de la agilidad, debido al desarrollo de extremidades más cortas, se ganó en tamaño, para estar a la altura de las circunstancias.
En 1873 se dieron a conocer al mundo las cualidades de la raza en las primeras pruebas de pastoreo realizadas en Gran Bretaña. Sin embargo, aún no había sido colocada “la piedra fundacional de todos los border collie” que hoy conocemos: el semental Old Hemp. Este perro, que vivió entre 1893 y 1901, pastoreaba ovejas con un talento inusual. A ello se sumaba una cualidad desconocida hasta el momento: el silencio. Lograba arrear a su merced centenares de ovejas con sólo mirarlas intensamente y moviéndose poco, sin necesidad de ladrar o ser agresivo para conseguir su fin. Esa veta rápidamente fue adoptada por casi todos los criadores de la raza, haciendo de Old un semental con más de 200 descendientes.
Para seguir hablando del coeficiente intelectual de la raza hay que mencionar los campeonatos en los que participaba, diferentes a otros. En vez de torneos en los que los perros se pasean frente a jurados que juzgan su belleza y glamour, estos ejemplares compiten en torneos similares a la vieja Copa Libertadores de América, en los que se premia la capacidad de trabajo y predisposición para dirigir rebaños, así como también –aunque en menor medida– la resistencia física y agilidad.
Por lo anterior, según la clasificación realizada por Stanley Coren, después de analizar las respuestas de más de 200 jueces del American Kennel Club –que certifica las aptitudes particulares de los perros–, se distingue a esta raza como la más inteligente de todas. Entre los motivos de este reconocimiento, parece que estos nenes aprenden nuevas órdenes en menos de cinco repeticiones y obedecen de primera 95% de las veces.
Border collie | Estos Einstein del mundo canino miden aproximadamente 55 centímetros de alto, pesan unos 20 kilos y viven, en promedio, 12 años. Dentro de las enfermedades inherentes a la raza, entre las más frecuentes se destaca la displasia de cadera, problemas oculares como glaucoma de ángulo derecho, atrofia progresiva de la retina y epilepsia.