Un día pasó. Como un destello en un espejo, en una nada, nos vimos revueltos en una pandemia que cortó las actividades, que nos movió las rutinas. Casi todo dejó de ser lo mismo. Y no sólo eso: la nueva enfermedad mundial, sin piedad, se llevó un montón de vidas de aquí y de allá. Al resto nos tocó readaptarnos. Un virus no puede reemplazar a la razón.

Ese mismo día del destello, o el siguiente o el siguiente –qué más da ahora–, las prácticas debieron cambiar. De todas las actividades que se vieron afectadas, que no fueron pocas, una fue el deporte. Un campo que nos habla de recreación, que favorece la salud, que es necesario para el mejor entretenimiento, que es un medio de trabajo para hombres y mujeres, que también es negocio millonario. Todo esto opera y cada componente tiene su incidencia específica, pero nada del deporte existiría sin los y las deportistas. Sobre cómo el coronavirus afectó psicológicamente a quienes practican deporte, hablamos con el psicólogo deportivo Sebastián Cardozo.

“Ni el más pesimista de los deportistas podía suponer o esperar una situación así. Lo comparo con una lesión o una suspensión, situaciones que son interrupciones abruptas del deporte, algo que no te esperás. Son cosas que hay que aceptar y procesar. Ni el deportista recreativo ni el deportista de alto rendimiento está preparado para una interrupción repentina. Te digo más: ni a nivel sociedad, ni a nivel país se está preparado”, opina Cardozo.

El especialista hace hincapié en la importancia de los procesos de aceptación y adaptación como factores esenciales para enfrentar el corte abrupto de la práctica deportiva. “En la medida en que no aceptamos la situación, la adaptación va a ser más difícil. En la medida que se acepte la situación, de aislamiento primero y de distanciamiento después, hay mayor probabilidad de adaptarse a los nuevos hábitos de entrenamientos, rutinas, a las nuevas jornadas y metodologías, que fueron por Zoom o por videollamadas, en el patio, en el cuarto o en la terraza. Es fundamental aceptar para adaptarse favorablemente y atravesar la situación de la manera menos conflictiva posible.

De a poco las disciplinas están volviendo: remo, tenis, deportes con poco contacto. Pero será una readaptación, porque se asemeja bastante o es más próxima a la situación anterior, a lo normal del entrenamiento, pero no será lo mismo”, puntualiza.

Competición afectada

“La interpretación es importante. Si interpretamos que esto es pasajero, que afecta y afectó los hábitos y objetivos, pero que, por otra parte, es algo momentáneo y que retornará lo ‘normal’, se atraviesa mejor ese período”, comentó Cardozo acerca del impacto del coronavirus en las competiciones de los y las deportistas.

Para ser más gráfico, el psicólogo ejemplifica: “Un deportista X que se trazó X objetivos, entendiendo por objetivo aquello que quiero lograr o conseguir, debe mantenerlo intacto. Tanto si mi objetivo es correr 10 kilómetros en determinado tiempo como si es clasificarme a los Juegos Olímpicos, eso se debe mantener, porque más allá de la modificación en los plazos, en el atraso del tiempo, el objetivo es superior. Lo que sí debe refocalizarse son los planes de acción, las metas, entendiendo ambas cosas como el proceso, el procedimiento o aquello que tengo que hacer para conseguir el objetivo. Si antes iba a ser en julio, ahora deberá ser en diciembre”.

En mantenimiento

No es fácil –nunca lo será– una situación inesperada. Los mecanismos o las herramientas propias del ser humano deben estar al servicio. “Es necesario el equilibrio, el control emocional, el buen manejo de las frustraciones, tener resiliencia bien sólida para superar y salir fortalecido de estas u otras adversidades. Visualizo esto como un avión que está en el hangar. Ese avión que surca los cielos y une continentes hace un trabajo formidable, pero en algún momento necesita mantenimiento, necesita estar en tierra para prepararse y reacondicionarse. El deportista, sea amateur o profesional, puede visualizar la situación de esa manera. Hoy por hoy, está en período de mantenimiento, de fortalecimiento, para que cuando pueda volver a la práctica activa pueda estar mejor de lo que estaba antes”, dijo Cardozo.

Aunque parecido no es lo mismo, lo “normal” un día volverá. Seremos otros, y eso es lo medular según el psicólogo deportivo: “El aislamiento, confinamiento, distanciamiento –o ponele el nombre que quieras– que provocó el coronavirus tiene que ser una instancia de reflexión, de conocimiento, de seguir mejorando aquellas que son mis fortalezas y de corregir o modificar mis debilidades para, justamente, después de esta situación inesperada, volver a resurgir más fortalecidos. Es una instancia de pausa para que podamos salir con un aprendizaje, con otra percepción y, fundamentalmente, con otra interpretación de la vida”.