Karina Pedreira, una vecina de Pocitos que vive frente a la plaza Viejo Pancho, es una de las personas que gestionaron diferentes denuncias ya que debido a los episodios de música alta hasta la madrugada y la concurrencia de personas en la plaza vio afectados su descanso y su rutina. “Viejo Pancho era un ambiente muy familiar hasta antes de la pandemia. Lo que pasó entonces fue que grupos de personas se empezaron a juntar allí cuando los bailes estaban cerrados y ocuparon durante meses y hasta las seis de la mañana la plaza como si fuera un boliche”, detalló. “Los vecinos nos acercamos a hablar con los jóvenes en varias ocasiones, pero después de que el decreto de las aglomeraciones se terminó, sólo podían recomendar, y eso no servía mucho porque no se iban”, explicó.

La normativa de la Intendencia de Montevideo (IM) establece “la prohibición de ruidos molestos para todas las vías y espacios públicos, salas de espectáculos o reunión, locales en general y en todos los lugares en que se desarrollen actividades públicas o privadas, cuando afecten a la población en su reposo o causen perjuicios al medioambiente”. Quien regula esta área relacionada con los niveles de ruido es el Servicio de Instalaciones Mecánicas y Eléctricas de la IM (SIME), mientras que el Servicio de Inspección General (Sector Espectáculos Públicos) controla los producidos por música de espectáculos públicos.

“Desde el SIME no hemos notado una demanda significativa de denuncias en el último tiempo, pero lo que sí sabemos es que la mayoría de ellas llegan debido a ruido social y a fiestas clandestinas”, dijo a la diaria Sandra Vittorino, funcionaria de esa área. “Cuando se trata de un local bailable o una fiesta, lo que hacemos es dirigirnos al lugar, constatar la situación y, en el caso de que lo requiera, multar o clausurar el lugar, pero antes de cualquier medida debemos comprobar que el ruido provenía de ese sitio”. En cuanto a los lugares públicos, como plazas, dijo que “las personas suelen realizar las denuncias al 911 por ruidos molestos en esos espacios”, y que si las hacen ante la IM, [la comuna] no puede hacer más que solicitar a los implicados que dejen de generar la incomodidad. “No mucho más, porque son espacios abiertos”, explicó.

En Montevideo se consideran ruidos molestos los que superan los 45 decibeles (dB) entre las 7.00 y las 22.00, y 39 dB entre las 22.00 y las 7.00, medidos dentro de una casa. Contaminación sonora, por otra parte, es todo aquello que proviene del transporte, obras públicas y salas de espectáculos, entre otros. Además, rigen normativas específicas para cada tipo de ruido; en el caso de los vehículos lo permitido es, para motocicletas, 88 dB; automotores de menos de 3,5 toneladas, 85 dB; y automotores de 3,5 toneladas o más, 92 dB.

Consultado sobre estos temas, Santiago González, director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior (MI), declaró que, aunque efectivamente se recibe una cantidad significativa de denuncias de los vecinos al 911, sobre todo durante el fin de semana, “se puede hacer poco porque es competencia de la IM y de los municipios; la Policía se acerca al lugar a exhortar, pero no puede actuar, a menos que se generen disturbios o cualquier tipo de incidente”. González reconoció que “es un tema importante que está sobre la mesa, sobre todo debido al incremento que se dio durante la pandemia, relacionado a la ocupación de algunas plazas de Montevideo, como la de Villa Biarritz y la de Viejo Pancho, ubicadas en las inmediaciones del barrio Pocitos”.

En busca de alternativas

Tal y como mencionó el jerarca, los dos espacios han sido puntos de encuentro durante la pandemia. “Sobre el fin de semana e incluso de lunes a viernes, numerosos grupos de mayores y menores de edad han ocupado las plazas incluso durante toda la noche, con música alta, disturbios, vidrios rotos, entre otras situaciones”, contó Matilde Antía, la alcaldesa del Municipio CH. “Es un problema que se viene presentando desde hace varios meses. En la actualidad bajó junto con la pandemia en Viejo Pancho y se solucionó en Biarritz. El pico fue en julio y agosto, porque además de los ruidos molestos por la música, se daban actos de delincuencia, entre otras cosas”.

Antía comenzó a recibir denuncias de los vecinos en audios y videos, es por esto que “se coordinó con el MI la presencia policial, que ayuda a recomendar [a las personas] que se retiren y ya el hecho de que se acerquen genera algo, pero no soluciona, no cuando se trata de ruidos, sí cuando se ocasionan disturbios”, explicó la alcaldesa. En la tarde del jueves se acercó junto a dos concejales a charlar con los vecinos de Viejo Pancho, donde si bien mejoró, aún no se soluciona el problema, para “empezar a articular esta situación de convivencia con diversas instituciones”, dijo Antía. La jerarca agregó que “hace un mes y medio desde el Municipio CH se le presentó a la IM una alternativa para que los jóvenes puedan disfrutar de la noche y a su vez los vecinos puedan descansar, pero aún no se obtuvo una respuesta”.

Dónde y cómo denunciar

Las denuncias se realizan de manera personal en el Centro Comunal Zonal (CCZ) que corresponda según el barrio, entre las 10.00 y las 17.00. Otra posibilidad es presentando en el piso nueve de la IM, en forma personal, el formulario descargable que está disponible en la web de la IM; esta modalidad tiene un costo que ronda los $200. También se puede denunciar por teléfono, y en cualquier horario, a través de la central de radio de la IM, al 2901 0006, que se realiza en el momento en que los ruidos molestan a los vecinos, pero sólo si antes se hizo la denuncia por escrito ante el SIME o el CCZ.