En un año en el que Fito Páez resuena con fuerza, con grabaciones aniversario y conciertos agotados con antelación, Rosario (Argentina), su ciudad natal, se afirma con el gancho “Más cerca” para atraer al turismo regional, en particular a los uruguayos, beneficiados por el cambio monetario y una conectividad terrestre, sea en bus de EGA o en auto, que insume apenas ocho horas de viaje. “En Semana Santa fue impresionante cómo se vio reflejado el impacto de los turistas uruguayos. Los fines de semana largos los seguimos recibiendo. Creo que la zanahoria del burro, el principal atractivo, la tentación, es el cambio que los beneficia. Muchos ya saben a qué vienen y muchos conocen, preguntan y descubren”, señala Alejandra Mattheus, subsecretaria de Turismo de la Municipalidad de Rosario. A eso se agrega la posibilidad de tomarla como punto de partida de otros destinos, como Bariloche, Iguazú, Mendoza, Córdoba y Salta.

Hay mojones cantados para quien se toma vacaciones o una escapada en la ciudad que tanto comparan con el ritmo montevideano: visitar el descomunal Monumento Nacional a la Bandera, una explanada con aires romanos, que anualmente se llena de escolares que van a jurar el pabellón al sitio que lo vio nacer, y subir a la torre para admirar desde lo alto el trazado de avenidas y la circunvalación; sacarse una foto con la estatua al comediante Alberto Olmedo, en el barrio Pichincha o preguntar por el Che Guevara; comer un carlito –un tostado de jamón y queso con kétchup– en un carrito o en el bar El Cairo, donde otro ciudadano ilustre, Roberto Fontanarrosa, encabezaba La mesa de los galanes (hay una línea de vinos que homenajea a ese troupe de amigos); comprobar por qué desde 1999 Rosario ostenta el título de Capital Nacional del Helado Artesanal o sentarse en alguno de los restaurantes de cara al Paraná y quizás escapar por una vez a la obviedad del asado para pedir pacú, boga, dorado, surubí.

Consejo casi extrarradio: tomarse el tiempo de ir hasta el barrio Belgrano, donde está la vermutería del mismo nombre, un emprendimiento familiar construido por la familia Dana, que ofrece variedad de tapas de productores locales con un menú de 40 aperitivos –incluyendo Hesperidina, la primera patente argentina–, cortados con la clásica soda, y la oportunidad de elegir de una inabarcable cava de vinos (tienen 1.300 etiquetas) y licores bajo tierra.

No se tarda nada en notar la cantidad de espacios verdes que hay por habitante y el fanatismo que tienen por ellos como por practicar deportes acuáticos o simplemente cruzar a las islas, igual que en tomar como referencia el Barquito de Papel, una estatua contemporánea que ya es un ícono. Desde el bus turístico o en una caminata por la ribera, se pueden observar las casonas que dan cuenta de una época más señorial y las construcciones más nuevas, desde hoteles hasta el Museo de Arte Contemporáneo, que reutilizaron los antiguos silos que alimentaba el movimiento portuario.

“Desde el Monumento a todos los edificios antiguos y las cúpulas, es algo que sorprende. Insisto: no lo vienen a buscar, pero les da un valor agregado. La gastronomía, la hotelería, hostels y departamentos de alquiler turístico temporario habilitados, que ya los legislamos y estamos a la caza para regularlos, básicamente porque queremos igualdad de condiciones para el sector y seguridad para el turista, porque a vos te pasa algo en un departamento y andá a cantarle a Gardel. Los airbnb tiene que sacar una habilitación, el trámite es muy simple, y después tienen que cumplir una serie de requisitos, por ejemplo, matafuegos en el edificio, que el ascensor esté controlado, y pagan una tasa que es la contribución al turismo que va con la facturación; es lo que nos permite hacer políticas de promoción. A los que ya figuran en la página rosario.tur.ar podés ir como a una habitación de hotel y sabés que está todo en regla, y que si te pasa algo podés hacer la denuncia y te vamos a acompañar”, indica Mattheus.

A la salida de las etapas más duras de la pandemia, desde que el 7 de diciembre de 2020 la provincia de Santa Fe volvió a autorizar la actividad turística, empezaron a coordinar protocolos y medidas de auxilio al sector, a la vez que apuntaron a trabajar en el turismo próximo. La jerarca remarca la fortaleza del sistema de salud rosarino, que es municipal y no colapsó: “A nosotros el tiempo de pandemia nos sirvió porque pudimos utilizarlo para trabajar en deudas pendientes, por ejemplo, la regulación del alquiler turístico temporario. Armamos con la Universidad Nacional de Rosario la diplomatura en guías de turismo, trabajamos para tener el cartel de la ciudad, en la aplicación Rosario Turismo, en la nueva página web. Entendimos que el turismo iba a ser de cercanías y empezamos a mirar adentro de la provincia, algo que por ahí no se hacía tanto, y hoy se incrementó muchísimo”. Están en camino, agrega, a tener datos más certeros sobre el turismo que proviene de fuera de fronteras, aunque saben que vienen creciendo las consultas que realizan los uruguayos a través de los puestos de información y de los medios digitales. En abril las visitas a la web del Ente Turístico Rosario desde aquí crecieron 15%.

Qué más hacer

Para compras al aire libre hay por lo menos tres espacios feriales los fines de semana, ubicados en Boulevard Oroño y el río. Sin dejar de sugerir que el forastero conozca el casco histórico, un grupo de vecinos comprometidos con la reactivación del distrito comercial difunde lo que denominan Paseo del Siglo, que incluye la plaza San Martín, señalado históricamente como el centro económico de la ciudad, cuando se llamaba Plaza de las Carretas, desde donde la mercancía salía hacia el norte de la urbanización en ese medio de transporte. Es síntoma del sentimiento de pertenencia que tienen que actualmente un grupo se reparta la tarea de izar diariamente la bandera argentina en esa emblemática manzana. Desde la cercana plaza Pringles, en cambio, las carretas se dirigían hacia el sur.

Para hacer recorridos temáticos lo aconsejable es descargarse la app y optar por distintos circuitos, como el dedicado a Lionel Messi, que conecta desde murales dedicados a la estrella del fútbol hasta la escuela a la que fue, en el barrio Las Heras; pero también existe un circuito de mujeres que dejaron una impronta, otro enfocado en la Trova rosarina (movimiento que incluye artistas como Páez, Jorge Fandermole o Juan Carlos Baglietto), el Circuito Fontanarrosa, el Circuito Olmedo.

En la zona sur de Rosario, como parte de un proceso de urbanización más extenso, una de las novedades de los últimos años es el Museo del Deporte Santafesino, un volumen creado en el terreno del ex Batallón 121, que por su diseño rodeado de caños los locales se empeñan en comparar al parisino Pompidou. Una vez dentro, la creatividad de su montaje, apoyado no sólo en pantallas y distintos procedimientos inmersivos, capta la atención de quien va buscando conocer más de Messi y también del que termina asombrado por las hazañas de la leona Luciana Aymar, el boxeador Carlos Monzón, el tenista Guillermo Coria, entre distintos atletas olímpicos como rescatados del túnel del tiempo.