Durante cuatro meses, vecinos con bastidores, hilos e historias fueron y vinieron alternando los espacios entre el noroeste y el sureste de la ciudad. Producto de ese trasiego grupal, Las flores se avecinan reúne un conjunto de bordados realizados a partir del reconocimiento, relevamiento y registro fotográfico del patrimonio vegetal de dos espacios públicos de Montevideo: el jardín de la casaquinta del expresidente Juan Idiarte Borda, en el barrio Colón, y el parque Baroffio, del Molino de Pérez, en el límite entre Malvín y Punta Gorda. Esta construcción colaborativa invita a detener la mirada sobre la diversidad vegetal y la fuerza de las asociaciones para atesorar la memoria.
Se trata de una iniciativa de las comisiones vecinales de ambos espacios en torno al taller de bordado a cargo de la artista visual Agustina Fernández Raggio. El proyecto fue seleccionado por el fondo Patrimonio en los Barrios (edición 2023) de la Intendencia de Montevideo y contó con el apoyo de la Dirección de Cultura, Esquinas de la Cultura y de Gestión Ambiental del Departamento de Desarrollo Ambiental.
El jardín del castillo fue diseñado por el paisajista francés Carlos Thays, a pedido del exmandatario Juan Bautista Idiarte Borda (1844-1897), siguiendo el gusto de la época, como solía hacerse en las residencias lujosas de fines del siglo XIX y principios del XX en Montevideo. Si bien la jardinería de ese entonces solía utilizar especies exóticas, también incorporaba plantas de la flora de nuestra región, como butiás y ceibos. Allí el visitante puede toparse hoy con cedros, cipreses, especies de ficus, palmeras, cicas, jazmines del cabo, tunbergias, camelias y cefalotaxus.
En contraposición, el parque Baroffio, llamado así en homenaje al arquitecto Eugenio Baroffio (1877-1956), quedaba delineado en 1956 a partir de una intervención que proponía la restauración de un antiguo molino de agua y la creación de un espacio público a lo largo del arroyo Malvín. Este parque lineal comunica la rambla con el parque Rivera, alrededor del arroyo, conservando sus curvas y sus orillas arboladas. Por eso allí predomina el paisaje costero, el humedal y la vegetación asociada al cauce abierto que servía para el funcionamiento del Molino de Pérez. En ese entorno hay flecha de agua y achira, nativas como arazá, timbó, espinillo, tala, pitanga, palmera pindó, duranta y palo de fierro. En julio y agosto florecen los aloe arborescens que están presentes en las canteras.
Ambos sitios fueron declarados monumentos históricos en 1975. Estos ambientes patrimoniales se encuentran en plena actividad gracias a que los vecinos participan en su gestión, puesto que las comisiones organizan actividades sociales, culturales, artísticas, educativas y ambientales, buscando contribuir a cada zona con espacios para aprender, expresarse y socializar. A su vez, comparten el interés por mantener y dar a conocer su diversidad botánica, con visitas periódicas y recorridos guiados, aparte de la exposición próxima a inaugurarse este fin de semana.
El registro textil se compone de 59 piezas de bordados que muestran una parte de la extensa y variada flora de ambos sitios: unas 34 especies vegetales.
Los bordados ya se presentaron en el Molino de Pérez y esta segunda etapa se inaugura el sábado 16 de noviembre a las 16.30 en el Castillo Idiarte Borda (Avenida Lezica 5912). Podrá visitarse hasta el 21 de diciembre, los sábados y domingos de 15.00 a 19.00.
Rosas históricas
Los 112 años del Rosedal del Prado se conmemoran este jueves a través de un diálogo entre Inés Díaz de Licandro, vicepresidenta de World Federation of Rose Societies, y Fernanda Otero, técnica en áreas verdes, quienes compartirán con el público la historia y proyección de la Rosaleda Juana de Ibarbourou. La cita será en el Hotel del Prado (Gabriela Mistral 4223) a las 16.30. Está programada una recorrida al cierre de la charla.
Ingreso florido
Quedó inaugurado el renovado reloj de flores, el más grande de Uruguay, con un diámetro de seis metros, que se configura como un punto turístico de interés, ubicado en el portal de entrada del parque Rivera. Actualmente están plantadas kalanchoes, pero las flores que lo componen irán cambiando en las diferentes épocas del año, generando nuevos paisajes.
La inversión de las obras fue de 3,5 millones de pesos. El artefacto es parte de las obras que se realizaron en el parque Rivera, que incluyeron limpieza del lago, caminería, iluminación, un nuevo mirador, una fuente luminosa y una zona de juegos infantiles.