El cine de Piedras Blancas, instalado en el centro cívico y cultural fundado en 1927 por el expresidente José Batlle y Ordóñez, ha sido clave en la historia del barrio. El edificio estuvo activo entre el 9 de mayo de 1929 y el 12 de diciembre de 1985.

Parejas formadas, ilusiones de niños, espacio de encuentro y de paseo de la familia, son algunos de los tantos recuerdos de los vecinos, quienes ven en ese espacio la posibilidad de conformar un lugar de reunión y de promoción cultural y social del barrio, algo de lo que actualmente están careciendo, según afirman.

Estas anécdotas surgieron de los vecinos, que reconstruyeron juntos el año pasado la historia del lugar, en el marco del proyecto “Cuenta la ciudad desde tu barrio” que se lleva adelante en conmemoración de los 300 años de la capital uruguaya.

“Sobre las historias relevantes que aportaron los vecinos y las vecinas, surgió el tema del cine de Piedras Blancas, donde iba toda la familia y estaban horas allí, por muchos años fueron películas en blanco y negro, y muchos de estos largometrajes había que leerlos. A pesar de todo, significaba el paseo del barrio para las familias”, dijo a la diaria Pablo Pierrotti, docente de Geografía y tallerista en el liceo 67 de Piedras Blancas desde hace diez años.

Su familia “vivió toda la vida” en el barrio y Pablo hizo inicial, primaria y secundaria ahí.

Las personas pasaban durante tantas horas en el cine que se organizaban cortes para que fueran a comprarse algo hasta la panadería, afirmó.

Por su parte, el estudiante de Historia Marcio Souza dijo a la diaria que muchos vecinos recuerdan el papel que tenía el cine en su niñez.

“Uno de ellos nos contó que cuando era niño iba al cine. En los fines de semana había una matiné. Y ellos se pasaban toda la tarde allí. Compraban bizcochos y volvían al cine. Cuando él se portaba mal o cuando no le iba bien en la escuela, no lo dejaban ir al cine. Es un lugar clave, uno de esos espacios que a los vecinos más les genera emociones”, reflexionó.

En la misma sintonía, la estudiante de Historia y licenciada en Relaciones Internacionales, Fabiana Solari, afirmó a la diaria que el cine es un lugar clave en la memoria de los vecinos.

“Es una edificación que hoy en día está ocupada y que a su vez para ellos es una referencia patrimonial, cultural, histórica del barrio. De ahí surge que ellos quieren recuperar ese espacio para poder tenerlo como un centro cultural, siguiendo el ejemplo también de otros barrios que lo han hecho, por ejemplo, el [complejo] Sacude de Casavalle”, agregó.

Un grupo de vecinos organizados bajo el nombre Activá Piedras Blancas aspira a contar con un sitio de referencia similar al complejo Sacude; para ello apunta a recuperar el antiguo cine del barrio. Actualmente, el lugar está abandonado y es propiedad del Partido Colorado, quien mantiene una deuda con la Intendencia de Montevideo.

Audiovisual sobre el cine

Como resultado de los talleres que realizaron los vecinos en conjunto con los estudiantes, se realizará un audiovisual para hablar sobre la importancia del cine en el barrio. El audiovisual comenzará a filmarse este miércoles y el resultado final será de entre 15 y 20 minutos. El encargado de hacer el documental es Leonardo Scarone.

Tercer Taller en Piedras Blancas, el 4 de noviembre de 2023, en el museo Casa Quinta de Batlle. Foto: Priscila Fripp

Tercer Taller en Piedras Blancas, el 4 de noviembre de 2023, en el museo Casa Quinta de Batlle. Foto: Priscila Fripp

Foto: Priscilla Jordão

“La idea de los talleres es que al final los vecinos propongan un producto para materializar lo que es la historia y la memoria del barrio. [...] En el caso nuestro, los vecinos tienen interés en recuperar el inmueble que fue el cine Piedras Blancas. Hoy en día está ocupado, está en un deterioro terrible. El documental va a recuperar los testimonios, donde la gente puede contar sus anécdotas, historias de su vida en el cine, como fines de semana que compartían con los amigos, con la familia, las tardes de matiné, pero a la vez que quede como una herramienta de difusión para mostrar a la sociedad y a las autoridades la importancia de que ese espacio se recupere”, afirmó Solari.

La estudiante comentó que los vecinos están haciendo una militancia “bastante fuerte”, juntando firmas. “Hace ya muchos meses que llevan recolectando firmas para poder solucionar esta situación. Sería con el objetivo de transformarlo en un centro cultural. Ellos le dan mucha importancia a lo que es la cultura y el arte. Desde el teatro, el carnaval, las manualidades, la cocina, la pintura, el muralismo, pero no tienen un lugar físico. Y a su vez, el lugar del cine tiene mucho valor histórico, patrimonial para ellos, y entonces sería bueno poder recuperarlo”, agregó.

“Piedras Blancas es un hermoso barrio, con muchos espacios verdes, terrenos amplios, eso lo hace diferente. Fue albergue de inmigrantes, con mucha relación entre vecinas y vecinos, de cercanía, de huertas, de manos en la tierra, y de ganas de salir adelante, vendiendo, comprando, más barato por ejemplo, en ese gran mercado a cielo abierto que es la Feria de Piedras Blancas”. Pablo Pierrotti, docente de Geografía y tallerista.

Otras anécdotas

“También hablamos mucho sobre el museo de la casa quinta de la familia Batlle y Ordóñez. Se habló sobre el centro comercial en la avenida Cuchilla Grande, en lo que hoy es la calle José Belloni, y sobre ese centro comercial, los diversos negocios que abrieron, que luego fueron cerrando sus puertas a lo largo del tiempo, sobre todo muchos boliches, los viejos bares. Se habló también de las escuelas del barrio, los clubes deportivos, la iglesia, los campitos, que había muchos, que eran canchas de fútbol. Yo creo que si nos detenemos a pensar, eran lugares de encuentro colectivo”, reflexionó Pierrotti.

Los vecinos también recordaron la iglesia de Pompeya, que atraía a muchas familias de inmigrantes italianos de otros barrios de Montevideo.

“Piedras Blancas es un hermoso barrio, con muchos espacios verdes, terrenos amplios, eso lo hace diferente. Fue albergue de inmigrantes, con mucha relación entre vecinas y vecinos, de cercanía, de huertas, de manos en la tierra, y de ganas de salir adelante, vendiendo, comprando más barato, por ejemplo, en ese gran mercado a cielo abierto que es la Feria de Piedras Blancas”, dijo el vecino.

Otras de las anécdotas radican en las procesiones que se realizaban en la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya.

“Se hacían procesiones muy grandes. Más o menos 300, 400 personas. Porque era una iglesia muy identificada con la comunidad italiana. Entonces varios de los inmigrantes y sus hijos iban hasta Piedras Blancas a participar en esas procesiones. Y un vecino contaba que cuando tenía 12 años una vez vino un padre en un helicóptero. Y desde el helicóptero tiraban flores, papeles picados en la procesión. Eso lo impactó mucho porque era la primera vez que veía algo así, cuando era niño”, afirmó Souza.

La falta de un espacio

Tanto Souza como Solari indicaron que los vecinos remarcaron en los talleres que faltan espacios para la recreación. “Varios de ellos nos contaban que durante los 70 y 80 la zona cambió mucho, porque en esa época había una gran cantidad de terrenos descampados y la gente los utilizaba para ir a jugar al fútbol, había muchos clubes de barrio, bares que tenían su propio club y la gente era hincha, iba los fines de semana a ver esos partidos, a jugar. Con la expansión que tuvo el barrio, a partir más que nada de la década de los 90 y que se sigue expandiendo hasta el día de hoy, todos esos lugares fueron cubiertos principalmente con viviendas, lo que generó un aumento en la cantidad de personas que viven y un gran ascenso de la actividad comercial”, afirmó Souza.

Los vecinos manifestaron la necesidad de tener un espacio cerrado, donde se puedan reunir a charlar para generar actividades culturales, indicó. “Este tipo de interacciones es importante porque sirve para recuperar esas cosas que por ahí están olvidadas porque la gente las tiene guardadas en el armario, acumulando polvo, por ejemplo, fotos viejas, documentos antiguos o pertenencias de sus abuelos, y con este tipo de instancias, cuando les decimos que traigan estas cosas a los talleres, se puede recuperar, se puede conocer qué es lo que tienen. Porque a fin de cuentas, muchos de estos insumos pueden ser útiles para el estudio del pasado”, reflexionó Souza.

Escasa documentación

Por su parte, Solari indicó que el trabajo en el barrio presentó algunas “dificultades” ya que existe muy poca bibliografía sobre el lugar. “De repente encontrábamos cinco textos sobre Piedras Blancas y todos decían lo mismo, porque estaban redactados sobre un mismo documento. Hay un par de documentos como referenciales, pero no hay mucha cosa escrita. Los artículos que hay son muy viejos, entonces no incorporan un montón de aspectos nuevos, más recientes e interesantes que tiene el barrio, como la parte de la militancia social o iniciativas culturales que están buenísimas y que no aparecen en ningún texto, sino que lo descubrimos en el intercambio con los vecinos”, agregó.

Cine Piedras Blancas, año 1984.

Cine Piedras Blancas, año 1984.

Foto: s/d de autor

Explicó que también hubo dificultades con la documentación fotográfica. “Procuramos recuperar y digitalizar lo que había y sacar fotos del barrio actual, porque no es un lugar sobre el que se haya escrito mucho, que haya mucha fotografía, entonces esa parte también fue complicada”, agregó.

Se tuvo que apelar a la prensa; sin embargo, las noticias que surgen en los medios relacionadas con el barrio son en mayor medida “crónica roja”, dijo. “Vimos que todo eran aspectos más bien negativos, que incluso los vecinos son conscientes de eso, pero por otro lado también pudimos descubrir un montón de iniciativas muy buenas, de gente súper comprometida con la parte social, cultural, gente con ganas de hacer. Hay muchas personas que meten para adelante, reconocen que hay inseguridad, que el barrio pudo haber cambiado para mal en algunas cosas, pero por otro lado tiene muchas cosas positivas, por lo que vale la pena luchar por darles un mejor futuro, sobre todo a los jóvenes”, agregó.

En el barrio la parte cultural está muy presente, sobre todo el carnaval, el teatro, los tambores, por lo que hay “muchas acciones que obviamente la prensa y la bibliografía no recoge”.

“Hay gente que dice: yo vivo en el barrio de toda la vida, me voy a morir acá, por más inseguridad que pueda haber, acá está la gente que yo conozco, es el barrio que yo quiero, y también sienten ese orgullo, sin dejar de reconocer el tema de la inseguridad, que va un poco de la mano con la expansión comercial”, aseguró.

Solari cree que existe una “urgente necesidad” de que los vecinos tengan un lugar en el que puedan desarrollar iniciativas.

“Gran intercambio intergeneracional”

Pierrotti aseguró que las actividades fueron “importantes” para activar la memoria colectiva y promover un “gran intercambio intergeneracional”. “Claramente este tipo de encuentros, promueven la identidad del barrio. Me parece que nos faltaría articular un poco más, tender más redes entre los vecinos y vecinas”, reflexionó.

Contó que está trabajando en un taller de turismo con estudiantes del liceo 67, en el que realizan desde hace varios años un tour por el Día del Patrimonio. Sin embargo, dijo que para esa actividad falta la participación de los vecinos.

“Ese tour moviliza muchísimo a los chiquilines, les genera mucha identidad, y las personas se van maravilladas de lo que ven. Anécdotas, gente que nos decía que venía de otros barrios, y que siempre escuchaba a Piedras Blancas como una zona roja, sin embargo, lo que había visto en esas dos horas, lo que había escuchado de los chiquilines, por ejemplo, les había gustado mucho, se habían ido muy contentos, incluso hasta un año vinieron dos turistas de China, porque nosotros publicamos la actividad en la Guía del Patrimonio”, agregó.

Sostuvo que se deberían repetir este tipo de actividades para que los vecinos tengan la posibilidad de aportar sus vivencias, recuerdos, anécdotas, y que sean un insumo para el futuro, “ya que el barrio va cambiando, y lo hace tanto que cada generación que lo habita vive un Piedras Blancas diferente”.

Recordó que por el barrio pasaba el ferrocarril, pero aseguró que tres generaciones después ya no sabían de su existencia.

Por su parte, Sousa afirmó que las actividades sirvieron para fomentar la memoria colectiva y la identidad del barrio.

“Los vecinos aprendieron sobre la importancia de los lugares históricos que tiene la zona, que como están olvidados mucha gente deja de darles relevancia, y también para que los más jóvenes conozcan sobre la edificación que está abandonada y sepan la historia que hay detrás, como es el caso del cine”, finalizó.