Una película sobre Chico Buarque, realizada con su participación comprometida y su aval: claro que es una maravilla. Tenemos montones de canciones increíbles, declaraciones de grandes íconos de la cultura brasileña, y escuchamos a Chico contar y reflexionar. Él es cálido, inteligente, sensible y bien humorado, así que pasar con él ese par de horas es un placer.

Las declaraciones de Chico se alternan con números musicales, en los que distintos intérpretes versionan canciones suyas, filmadas especialmente para esta película. Hay también entrevistas especialmente realizadas con algunos de los allegados del cantor (Maria Bethânia, Edu Lobo, Miucha, Wilson das Neves), y todo eso está salpicado con una profusión de valiosas imágenes de archivo.

Las canciones elegidas para los números musicales de la película no son los mayores hits de Chico, pero eso no es una contra, sino que más bien incrementa la admiración por la amplitud, variedad y excelencia de su producción. La película empieza con la desgarradora “Sinhá”, y además de disfrutar/llorar con el tema (por desgracia, la copia en exhibición no subtitula las letras de las canciones), podemos apreciar la interpretación vocal de Chico, quien, con toda naturalidad, trepa al rango de doceava del primer motivo musical. Su expresión discreta cantando un tema tan dramático es aun más bella en la actualidad, en que está tan arraigada esa estética “latina” de Miami de poner caras para mostrar qué tan emocionado está uno cuando canta. Chico interpreta nomás el primero y el último de esos números musicales especialmente filmados. Siguen ocho excelentes intérpretes, algunos súper famosos (Milton Nascimento, Ney Matogrosso), otros menos; todos muy buenos.

En las tomas de archivo, ahí sí aparecen varios de los éxitos, muchas veces junto a sus colegas de generación (MPB-4, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Maria Bethânia, Edu Lobo). Mientras tanto, Chico discurre sobre su proceso creativo, su infancia, sus influencias, el casamiento, la circunstancia de verse como ídolo masivo a los 21 años, el exilio, la censura, su costado femenino, la carrera paralela de escritor, la música popular brasileña actual, el futuro.

Hay detalles que pueden pasar desapercibidos. En esa filmación de archivo en que un Chico de 21 o 22 años canta “Quem te viu, quem te vê”, entre los veteranos que aparecen detrás de él respaldándolo están Donga (responsable de la primera grabación de samba, en 1917), Pixinguinha y Dorival Caymmi. La voz que lee fragmentos de O irmão alemão es la de Marília Pêra, la misma actriz que, tal como se menciona en un momento, fue golpeada en 1967 por el Comando de Caza a los Comunistas en una función de la obra teatral de Chico Roda viva.

Miguel Faria Jr. es un excelente cineasta. En 1969 dirigió su primer documental sobre un músico, Lamartine Babo. Esta película tiene un armado ingenioso y fluido. Muchas veces hay una continuidad por contigüidad, como cuando Chico habla de las circunstancias en que fue creada y estrenada “Sabiá”, y eso funciona como pretexto para interrumpir la narrativa con el número musical en que la portuguesa Carminho interpreta esa canción. Pero aparte de esa continuidad momento a momento, la película está atada también con elementos que quedan colgados y son recuperados más adelante (Chico intenta recordar una canción que su nieta quiere cantar, y escenas más tarde veremos el ensayo de esa canción con sus nietos). Algunos de esos asuntos recorren la totalidad de la película y propician, junto al mero ordenamiento cronológico, una sensación de redondez. Un comentario de Jobim introduce, casi al inicio, el asunto del hermano alemán de Chico (hijo “ilegítimo” de su padre). El asunto va a reaparecer en citas de su novela O irmão alemão, y va a propiciar un cierre cuando finalmente Chico consigue las pistas para ubicar a ese hermano, por desgracia ya fallecido. Aunque el final de la película lidia más bien con las perspectivas cada vez más cortas del futuro, el asunto del hermano nos retrotrae al inicio (los padres de Chico). Por otro lado, esa línea se fusiona con otra: hacia el inicio tenemos el éxito descollante de “A banda”. Hacia la mitad de la película, el asunto se refuerza y da origen a uno de los mejores momentos de humor (el cuento en el castillo de la duquesa italiana). Va a funcionar, hacia el final, como remate, unido (al menos en la cabeza de Chico) con su hermano. La canción final, “Paratodos”, nombra (recapitula) a muchas de las figuras que vimos en la película, y su último verso dio origen al subtítulo: “soy un artista brasileño”.

Atisbo de censura

La exhibición de esta película en Uruguay levantó un revuelo inaudito. Los distribuidores locales lograron incluirla en la programación del Cine Fest Brasil, que se iba a realizar en octubre. El 13 de setiembre recibieron una comunicación de Infinito, la empresa brasileña que produce el festival, que había recibido una comunicación de la embajada de Brasil en Uruguay –principal auspiciante del Cine Fest–, en la que se “sugería” la exclusión de esa película. Los distribuidores uruguayos comunicaron la noticia al director y productor de la película, Miguel Faria Jr., quien la difundió en los medios brasileños y obtuvo mucha repercusión en ambos países. El escándalo funcionó como muy mala propaganda para el gobierno brasileño y muy buena propaganda para la película. Pasados cinco días desde que había empezado el lío, hubo vuelta atrás: la película se podría exhibir fuera de competencia, aunque en la prestigiosa posición de cierre del festival. Todo quedó en nada, debido a que, poco después, el Cine Fest fue pospuesto para una fecha indefinida.

La película fue lanzada en 2015. Supongo que la entrevista a Chico ha de haber sido filmada en 2014. Si hubiera sido realizada más adelante, probablemente tendría un tenor distinto. Fue recién en el correr de 2015 que tuvo lugar el proceso de impeachment a Dilma Rousseff, que concluyó con su destitución en diciembre. Sérgio Buarque de Holanda, padre de Chico, fue uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores (PT) (su carné de afiliación tiene el número 3). Chico nunca tambaleó en su decidido apoyo al partido de Lula, y en el momento polarizado en que la película se estrenó en Brasil fue una figura muy atacada por quienes consideraban que la corrupción que campeaba en el país era inherente al partido entonces gobernante, que la crisis económica se debía sobre todo a ese afane, y que el apoyo de Chico era, por lo tanto, irresponsable e incluso cómplice. Existe un video en Youtube, de ese año, en que Chico está siendo interpelado –por momentos, verbalmente agredido– por un grupo de jóvenes anti-PT (junto a él vemos a su amigo Miguel Faria Jr., director de este documental). Es probable que ese clima haya afectado en alguna medida el desempeño de la película (conozco al menos tres personas que se rehusaron a verla por rechazo moral a Chico). Desde entonces, hemos vivido el gobierno de Michel Temer, el muy dudoso proceso que llevó a la prisión de Lula y lo quitó de la competencia a la presidencia, y los primeros diez meses del gobierno de Jair Bolsonaro, en que se perdieron muchas de las conquistas sociales del PT, sin que mejorara sustantivamente la situación económica, sin que se vislumbre solución para la corrupción, y con gravísimos deterioros adicionales en otros rubros. Chico no está haciendo una campaña opositora tan activa como la que hace, por ejemplo, Caetano Veloso. Supongo, a juzgar por esta misma película, que él estaba muy contento de haberse librado del corsé de “cantor político”, y que le debe de dar mucha pereza volver a asumirlo, sumado a que seguramente sea deprimente constatar que esa libertad y democracia a las que se refiere en la película vienen en neto retroceso, todo eso bañado en el malsano clima de un país agrietado.

De todos modos, la posición de Chico Buarque como símbolo cultural de la izquierda en Brasil es muy fuerte, y es lo que puede explicar el rechazo visceral de la oficialidad hacia una película que lo celebra. Este bochornoso episodio ocurrió más o menos al mismo tiempo en que Bolsonaro difundía la versión de que no va a estampar su firma en el diploma del premio Camões con que Buarque fue galardonado en mayo. En su cuenta de Instagram, Chico comentó: “La no-firma de Bolsonaro es, para mí, un segundo premio Camões”.

Chico: artista brasilero (Chico: artista brasileiro). Dirigida por Miguel Faria Jr. Brasil, 2015. Cinemateca, Alfabeta.