El jueves a las 21.00 en el Auditorio Nacional del SODRE será la cita con Al natural, el nuevo show de La Triple Nelson, el power trio que desde hace más de 20 años arrolla todo a su paso a puro rock. Por tal motivo, la diaria conversó con sus tres integrantes: Christian Cary (guitarra y voz), Fernando Paco Pintos (bajo) y Rafael Ugo (batería).

¿De qué se trata el espectáculo Al natural?

Christian Cary (CC): Después de hacer los tres [teatro] Solís en 2018, pedimos la sala del Auditorio y no sabíamos qué hacer. Entonces, pensamos en hacer algo nuevo, para no repetir lo de los Solís. Nos tomamos unas semanas y al juntarnos de vuelta empecé a hacer una canción, “Agua y sal”, de modo diferente a la original. Entonces, surgió la idea de buscarles la vuelta a nuestras canciones, con distintas sonoridades. “Agua y sal” detonó en la idea de Al natural, hice una versión más tranquila, y a Paco [Pintos] se le ocurrió meter un instrumento exótico, que no vamos a decir cuál es. No hemos dicho ni los invitados que va a haber ni los instrumentos, pero es uno que nunca habíamos usado, y mirá que hemos tocado con instrumentos, porque la Filarmónica [de Montevideo] tiene un montón, pero este es muy distinto. Empezamos con ese, y en el mismo tema se sumó un instrumento de percusión que tampoco es “normal”. Entonces, ese mismo día que nos juntamos y surgió esa idea hicimos una lista de temas. Después, en base a la elección, empezamos a ver qué instrumento diferente y natural podría entrar en cada canción.

El último disco de estudio de la banda es La sed, de 2015. ¿Están componiendo?

Paco Pintos (PP): En estos shows vamos a empezar a estrenar temas, y a raíz de eso nos picó el bichito de volver a componer para hacer otro disco.

¿Qué plan tienen para la nueva música?

CC: Por lo general no nos trazamos muchos planes en la composición, sí en cosas para hacer, como las giras, pero en la composición vemos lo que hay y empezamos a darle forma. La idea es continuar un poco la línea que emprendimos con La sed, que nos gustó mucho, y según nuestro técnico de grabación, Ariel Lavigna, este disco que viene es el disco.

PP: Siempre dice lo mismo, como para ponernos las pilas y que nos concentremos en que tenemos que hacer un disco mejor que el anterior.

CC: Sí, pero con La sed nosotros mismos notamos un crecimiento en muchos sentidos, no sólo en la composición sino también en el encare de las canciones.

Ustedes pertenecen a la camada del rock uruguayo que arrancó en la segunda mitad de la década del 90, que explotó en los festivales Pilsen Rock, pero no tienen mucho que ver con las demás bandas, no son de los que fueron a ver a Mano Negra y se les dio por usar vientos y todo eso.

PP: Obviamente que formamos parte, tenemos muchos amigos dentro de todas las bandas, y, si bien no somos el buque insignia de esa camada, pertenecemos y tenemos un lugar que ayuda al todo, por decirlo de alguna forma. Tenemos muchas cosas en común, por ejemplo, con bandas como Vinilo, Hereford, Bufón... Era una línea más rockera. Si bien había esa cuestión de los vientos, más de baile y de disfrute, de nuestra parte era como más para el lado del rock, y hasta el día de hoy la defendemos. En el show de los 20 años incorporamos una sección de vientos pero más tirando hacia rhythm and blues.

CC: Más tipo big band. Pero sí, nos sentimos parte, y supimos estar en el Pilsen Rock, en 2005, que fue un antes y un después para La Triple. Pero no somos una banda que se apoye en los festivales para nuestra carrera: desde que arrancamos venimos al costado del camino. Cuando estaba de moda el rock, nosotros tocábamos blues; cuando se pusieron de moda las bandas como Los Fabulosos Cadillacs, empezamos a hacer rock; entonces, no pegábamos. Pero a su vez seguimos haciendo nuestro camino. Capaz que no nos veía tanta gente como a las otras bandas, pero teníamos nuestro público. Y en base a discos, canciones y a no parar, es que ahora podemos tocar en lugares que se llenan.

Al escuchar el disco en vivo que editaron el año pasado, y que grabaron en el Solís, me surgió preguntarles si habrá gente que piense que “La casa de al lado” es de ustedes.

CC: Sí, lamentablemente.

PP: Lamentablemente no es de nosotros.

¿Cómo nació la idea de hacer esa versión? Porque es muy diferente a la original.

CC: Somos la banda que tiene más pilotos de televisión del mundo que no han salido al aire. Hicimos muchísimos. Si hubieran salido todos los pilotos seríamos famosísimos. Grabamos como banda, tocando, para ver si arrancaba el ciclo, y nunca arrancaba. Uno de los pocos que salió al aire de los que hicimos fue para TV Ciudad, y nos pidieron hacer versiones de temas nuestros y de algunos cantautores, que podían ser uruguayos o no. Nos juntamos un día en mi casa y empezamos a tirar versiones. Salía la versión punk y folk de “La casa de al lado”, y nos fuimos diciendo: “Vamos a buscar otro tema, porque este no cuadra”. Y al otro día, cuando llegamos a grabar, fluyó esa versión y quedó, pero realmente nunca nos imaginamos que iba a pasar lo que pasó, porque es una canción con letra larga, con estribillo que no repite la letra y no es muy fácil de recordar. Pero se transformó en el tema que canta la gente como si fuera hinchada de fútbol, una cosa rarísima, increíble.

A la hora de escuchar música, como cultores del rock clásico, ¿siguen con lo mismo o tratan de abrirse a lo nuevo?

CC: Yo escucho de todo un poco. En los últimos años he escuchado a muchas cantautoras uruguayas, como Luciana Mocchi y Papina De Palma.

PP: Soy muy fanático de un pibe que se llama Sr. Motta, que hace unas canciones tremendas, y me gusta mucho AFC, que parece una banda nueva pero ya tiene su recorrido. Escucho un poco de eso y después los clásicos. Siempre termino escuchando El lado oscuro de la luna.

CC: Claro, eso es un pilar que seguimos escuchando todos. Esa música de viejos, como dirían mis hijos.

Imagino que fueron a ver a Roger Waters.

CC: Lo vi a 20 metros, me partió la cabeza. Fue la primera vez que lo vi.

¿Qué sentiste?

CC: Sentí que faltaba [David] Gilmour, pero fue increíble.

Waters tiene dos músicos para hacer el papel de Gilmour.

CC: Sí, y están muy bien, pero no se logra. Es como cuando vino Guns N’ Roses [en 2010, al estadio Centenario], que llevé a mi hijo Lucas a verlos y fue un fiasco total. Tenían a tres para hacer de Slash, y no hicieron un Slash.

Y Axl Rose no hizo de Axl.

CC: Axl faltó. Los coros sonaban al triple de volumen que la voz de Axl. Ni me quiero acordar.

En el disco en vivo de La Triple mezclan “Sin tu ángel” con “Another Brick in the Wall Part II”, ¿qué les parece que aportó Pink Floyd al rock?

CC: Para empezar, psicodelia, pero también un camino diferente a lo que venía sonando, porque The Beatles y The Rolling Stones, que también me encantan, eran otra cosa. Pink Floyd fue por un lado que si la gente no lo hubiera apoyado, no lo hubiera escuchado nadie, porque tiene canciones larguísimas; sin embargo, hicieron las cosas bien en la parte de difusión y llegaron a una cantidad de público maravillosa. Por suerte, ese camino que quizás era under se transformó en algo súper popular, más allá de que nunca dejaron de hacer la misma música, por eso es algo con lo que nosotros nos sentimos identificados, más allá de que nuestra música no tenga mucho que ver con Pink Floyd.

Rafael Ugo: Es el tema de las bandas que hacen cosa diferentes, porque si hacés algo diferente, y lo hacés con el corazón y convencido, en algún momento eso le llega a la gente y lo consume. Quizá es un camino más largo que algo más rápido de digerir, pero llega, y culturalmente pasa algo más interesante. Bandas como Pink Floyd dejaron una huella por más tiempo.

Christian, ¿cómo te seguís llevando con los solos de guitarra?

CC: Me siguen gustando, y en vivo seguimos haciendo blues, pero en los discos, ahora que ya estamos todos dentro de los 40 y más, aprendimos a darle a la canción lo que pide. Capaz que no pide un solo de cinco minutos, como hacía antes, y pide melodía. Eso es lo que intentamos e intentaremos plasmar en los discos.

¿Sentís que por momentos te pasabas para el otro lado con los solos?

CC: Obviamente, yo tenía una banda antes de La Triple Nelson que se llamaba Punto Rojo. Ellos tuvieron que sufrir mucho más, porque yo hacía dos solos de cinco minutos por tema. Hace unos días mi padre me mostró un DVD de Punto Rojo. Me puse a mirarlo y empecé a putearme a mí mismo: “¡Pero qué necesidad!”. Después entendí que es una manera de aprender. Yo aprendí a tocar la guitarra ahí, me saqué todas las ganas que tenía de hacer solos de guitarra. Ahora cada vez me gustan menos los solos de guitarra largos.