La mayoría de las películas que llegan desde la gran fábrica internacional de películas que es Hollywood parecen salir ensambladas de una cuidadosa línea de producción. Tiene sentido, desde el momento en que un montón de señores anónimos apuestan sus dólares con la esperanza de recuperarlos en una cantidad mayor. Sin embargo, es el público el que sufre la falta de riesgo creativo.

Hay otras cintas que esconden ese elemento tan comentado que es la “vuelta de tuerca”, que si ocurre en los primeros minutos hace que la experiencia cambie por completo, mientras que si ocurre en los últimos hace que la experiencia cambie por completo en forma retroactiva. Como tantos recursos, se puede abusar de él, como hace M Night Shyamalan, cuyas vueltas de tuerca se vuelven sencillas de descubrir, no por fáciles sino porque toda la sala está buscando la vuelta de tuerca.

Y después hay guiones que te van llevando por lugares y situaciones, sin un orden como el que estamos acostumbrados a ver en esta clase de historias. En el caso de The Kitchen (que llegó a nuestros cines como Las reinas del crimen), este caos logra mantenernos atentos en medio de una historia que prometía más, dado el pedigrí de sus protagonistas.

La “cocina” de la que habla el título, que por suerte no se transformó en Las cocineras del crimen, juega con el rol de tres amas de su casa, al tiempo que refiere directamente a ese rinconcito de Nueva York llamado Hell’s Kitchen, o “la cocina del Diablo”. La gentrificación en la isla de Manhattan lo transformó en otro barrio coqueto, pero esta historia transcurre a fines de los 70, cuando el Cuco tenía miedo de andar por ahí sin custodia.

Mucho antes de que Times Square fuera el epicentro de las selfies del planeta, toda esa zona era la meca de la pornografía, la prostitución y el crimen organizado. En torno a esta última actividad gira la historia escrita y dirigida por Andrea Berloff, con tres actrices de renombre en los papeles principales. Kathy (Melissa McCarthy), Ruby (Tiffany Haddish) y Claire (Elisabeth Moss) son las esposas de tres mafiosillos irlandeses, que en los primeros minutos del film son puestos a la sombra por un tiempo considerable. Ante la falta de oportunidades laborales y el escaso aporte del resto de la banda, ellas deciden incurrir en el delito por mano propia y comenzar a sacar tajada de tareas del ramo, como la protección de negocios y la negociación de puestos de trabajo.

El comienzo de la historia necesita contar muchas cosas, algo que hace quizás en forma apresurada. En especial cuando debemos aceptar que tres mujeres, una de ellas afroestadounidense, osen competir en un terreno dominado por hombres y controlado en base a la amenaza y la violencia. Está claro el mensaje feminista, pero la verosimilitud se tensa bastante. Si superamos este comienzo, mientras disfrutamos de la música de época (no así la música incidental, que distrae) llegaremos al momento en el que estas damas logran su objetivo y comienza lo más difícil para cualquiera que haya ostentado el poder: mantenerlo.

Sin nada que no hayamos visto antes, al menos aquí se disfrutará de una lúdica incorrección. Al borde de la comedia negra, ellas y quienes las rodean cometen un montón de actos reprochables, que incluyen numerosas muertes y que las dejan kilómetros más allá del “punto sin retorno”. A esa altura, está claro que no habrá redención posible para ninguna de las tres, así que el cierre necesariamente escapará a los finales clásicos del cine.

El guion de Berloff coquetea con la amoralidad, con contadas ocasiones en las que la moralina se cuela, principalmente por el lado de McCarthy, cuyo personaje tiene una familia establecida, con dos hijos. De todas formas, sobrevuela las escenas la noción de que cualquier cosa puede pasar.

Entre los papeles secundarios cabe mencionar al cada vez más versátil Domhnall Gleeson (la saga de Harry Potter y la nueva trilogía de La guerra de las galaxias), quien interpreta a un asesino tan despiadado como tranquilo. Mientras tanto, Margo Martindale (actriz de reparto que es constante blanco de los chistes en Bojack Horseman) brilla en cada aparición de su mandamás desde las sombras.

La película (que incluye una vueltecita de tuerca en el cierre) logra entretener. Está ambientada en una locación perfecta para esta clase de historias y cuenta con un plantel envidiable. Pero el resultado final está lejos de volverla imprescindible, y eso explica por qué duró menos de 15 segundos en cartelera. Actualmente, puede “alquilarse” en los servicios de streaming de la televisión por cable, como NSNOW o similares.

Cocina de diseño

The Kitchen adapta la historieta homónima publicada entre 2014 y 2015 por DC Comics bajo su extinto sello Vertigo. Si bien el punto de partida es el mismo, la historia de las tres mujeres que se convierten en mafiosas tras la captura de sus esposos tiene muchísimo más tiempo (mejor dicho, espacio) para desarrollarse en esta miniserie de ocho números.

Las tres protagonistas, caucásicas en el guion original de Ollie Masters y los dibujos de Ming Doyle, tienen un ascenso bastante más orgánico en el mundillo del hampa, comenzando a recaudar el dinero de pagos a falta de sus maridos por el simple deber de hacerlo. Luego le toman el gusto y comienzan a elaborar alianzas y deshacerse de aquellos que quedan fuera de ellas.

Además, hay un psicópata que les da el “músculo necesario” y también aparecen los italianos cuando el juego se hace demasiado grande. Pero hay importantes subtramas que en el film brillan por su ausencia, como la de esa primera víctima que resulta ser el hermano de un mafioso y permanece en un (muy conveniente) coma.

El arte de Doyle es correcto, aunque por momentos se dificulta identificar a tantos personajes diferentes, que suelen tener nombres como Tony, Tommy o Johnny. Pero Masters construye a esos Tonys, Tommys y Johnnys de mejor modo y permite seguir de cerca la transformación de las tres mujeres (que aquí son Kath, Angie y Raven), hasta que todo concluye en un final bastante más sangriento que el de la gran pantalla.

Tampoco es ineludible, pero puede conseguirse usado o en formato digital en plataformas como Comixology, que periódicamente hacen descuentos sobre sus novelas gráficas.

Las reinas del crimen (The Kitchen). De Andrea Berloff. Estados Unidos, 2019.