“Yo quiero tomarlo como algo simbólico. Para nada creo que este show tenga que ver con un lugar tan grande, porque justo la intención es completamente opuesta. Quizás eso también es simbólico: en este momento no es tanto el tamaño del show, la grandilocuencia, sino la necesidad de tener un contacto con la gente”, dice por teléfono Julieta Venegas. Con su espectáculo, la cantante mexicana será la encargada de reestrenar nada menos que el Antel Arena, o, mejor escrito, estrenarlo con los protocolos de la “nueva normalidad” (un tercio del aforo) y también bajo la administración del novel gobierno, que tuvo en la mira la construcción del recinto cuando era oposición.

Venegas estaba en Argentina, donde reside desde hace tres años, tuvo que realizarse un hisopado, llegar a nuestro país y guardarse una semana para poder hacer el show –como marcan los protocolos–, que será el sábado a las 21.00, con entradas por Tickantel que van desde 900 a 2.400 pesos. La cantante dice que si se pusiera nostálgica diría “ni loca, mejor me quedo en mi casa”, pensando en toda la ceremonia burocrática y protocolar que implica tocar en este contexto, pero se aferra a la idea de que su espectáculo “dé esperanza de que vamos a seguir” y que muestre “que la cultura es importante”. “Necesitamos de esto, tanto quienes lo hacemos como quienes asisten. Entonces, lo tomo como algo más poético que de negocio. Invité a amigos y va a ser un show especial también para mí”, agrega.

Cuando la cantante habla de que su show tiene una intención “completamente opuesta” a lo que sería un espectáculo en un recinto grande como el Antel Arena es porque se presentará con su show acústico, que la tiene como la protagonista exclusiva, excepto por algunos músicos invitados, interpretando versiones íntimas de sus canciones más conocidas y de las otras, únicamente con su instrumento de turno –piano, acordeón, guitarra y afines–; por eso, justamente, se dio en llamar Íntimo. Con este show giró por nueve ciudades del interior de Uruguay a mediados de 2019, con un cierre en el teatro Solís.

Cuenta que con este formato de espectáculo logró reconectar desde otro lugar con la gente que va a los conciertos, y que a su vez necesitaba tocar sus canciones de esta manera. Agrega que, casualmente, en este 2020 pandémico tampoco da para “armar algo más construido, con un grupo”. “Primero fue un show que necesitaba hacer así y ahora es como si tuviera sentido en este momento”, subraya. La necesidad pasaba por ir a la esencia de las canciones, algo que nunca se había animado a hacer.

Venegas dice que, de nuestro país, siempre le gustó mucho su gran “concentración artística”, tanto literaria como musical, “para lo pequeño que es”. Destaca que la movida musical vernácula “no está apegada a ninguna moda sino que va a lo suyo”, por eso siempre le interesa escuchar y leer a artistas uruguayos. “No sé si es la combinación que tienen de nacionalidades en la parte musical, pero es interesante. Cuando hice la gira por el interior de Uruguay fue porque sentí la necesidad de hacer una gira así, y fue terapéutico. Todo el mundo me miraba como si estuviera loca: ‘¿Cómo vamos a hacer una gira por el interior de Uruguay?’ Sí, es lo que necesito hacer, y fue súper lindo”, recuerda.

Mujeres

“Sola bajo el agua que cae y que cae, / los ruidos se agrisan, termina la tarde, / y siento que añoro o deseo algo, / quizás una lágrima que rueda y que cae”, son los primeros verso de “Sola”, poema de Idea Vilariño de 1937, que Venegas musicalizó e interpreta a puro piano: una de sus tantas conexiones con nuestro país. La cantante señala que cuando hace una canción intenta llegar a un punto de reflexión que suele concluir en “puede que esté todo mal pero va a estar bien”. En cambio, los poemas de Vilariño no tienen eso: “Cuando está triste, está triste”. Por eso le gustó ese poema.

“La mujer debe ser bonita, / la mujer debe ser callada, / se mira y se toca, / y no dice nada. / De repente sentí algo, / llegó por mi espalda, / me sacudió, voces fuertes, / tan enojadas. / Pañuelo en mano para nombrar / a cada mujer desaparecida, / cada muerta solitaria, / por quien no hicimos nada”, canta Venegas en “Mujeres”, su última canción, lanzada en marzo de 2020.

Cuenta que este tema surgió a raíz de que en México empezaron a haber cada vez más marchas de mujeres poniendo sobre la mesa la violencia de género y la despenalización del aborto, y además la tocó el movimiento que empezó en Argentina de los pañuelos verdes. Pero las marchas de México, dice, le llegaron de una manera distinta porque sabe lo que es ser mujer en aquel país.

Después, cuando vio las reacciones de la prensa y los políticos, que reducían las marchas a que “las feministas rayaron estatuas e hicieron destrozos”, se indignó, porque no se hablaba del tema central: que en México son asesinadas diez mujeres por día. La cantante reflexiona: “Es increíble que ver a una mujer enojada sea más escandaloso que el hecho de que desaparezcan diez mujeres por día. Hay algo que definitivamente no se está viendo, por eso surgió esa canción, porque me enojó que no pusiéramos la atención ahí”.