Estaba destinado como embajador argentino ante la UNESCO, en París, y por eso la noticia oficial de su fallecimiento fue confirmada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de su país pasada la medianoche del viernes. Pero Fernando Pino Solanas fue, además de un militante político durante toda su vida, un director de cine que, según muchos, cambió la forma de hacer cine político en Argentina.

Su primera película, La hora de los hornos, de 1968, fue una trilogía documental sobre las nuevas formas del colonialismo y la violencia, realizada junto con Octavio Getino, con quien fundaría al año siguiente el Grupo Cine Liberación. Debido al contexto político del momento la obra no pudo exhibirse en Argentina sino hasta 1973, y todavía hay quienes recuerdan los viajes que hacían sus compatriotas para poder verla en cines uruguayos. Le siguieron al menos una docena de documentales y varias piezas de ficción, entre las que se recuerdan especialmente Los hijos de Fierro (1975), Tangos. El exilio de Gardel (1985) y Sur (1988).

Desde el 16 de octubre Solanas, de 84 años, estaba internado en París tras haberse enfermado, al igual que su esposa, la actriz brasileña Ángela Correa, de covid-19.