En la noche del viernes se confirmó la muerte de Fernando Pino Solanas en París, donde residía en tanto embajador argentino ante la Unesco, que tiene allí su sede. Estaba internado en el Hospital Americano desde el 16 de octubre, tras haber contraído Covid-19, igual que su esposa, la actriz brasileña Ángela Correa.

Notable por sus películas de alto contenido político desde 1968, cuando comenzó a circular clandestinamente su documental La hora de los hornos, Solanas se integró a la actividad política formal a principios de la década de 1990, cuando tras un enfrentamiento con el entonces presidente Carlos Menem, en el que incluso fue víctima de un atentado, decidió postularse como senador por el Frente Grande, que lideraba Carlos Chacho Álvarez. Años después fundó su propio sector, Proyecto Sur, del que seguía siendo el principal referente.

De 2009 a 2013 fue diputado nacional, y luego se desempeñó como senador hasta la llegada de Alberto Fernández a la presidencia, que lo integró a su puesto diplomático en París. “Enorme dolor por Pino Solanas. Murió en cumplimiento de sus funciones como embajador de Argentina ante la UNESCO. Será recordado por su arte, por su compromiso político y por su ética puesta siempre al servicio de un país mejor. Un abrazo a su familia y sus amigos”, comunicó la Cancillería argentina.

Nacido en 1936, formado en derecho y arte, Solanas realizó una veintena de ficciones y documentales. Durante 1968 filmó La hora de los hornos, sobre las formas de explotación y violencia en la región, junto a Octavio Getino, con quien fundó el Grupo de Cine Liberación, y la película recién pudo estrenarse oficialmente en 1973, durante el breve interregno no dictatorial argentino en esa década. En 1976, cuando llegó la dictadura militar, debió exiliarse en España, donde años antes había trabajado junto a Juan Domingo Perón.

A su regreso se estrenó el musical El exilio de Gardel (1985), sobre la experiencia del destierro. Su siguiente ficción, Sur (1988), le valió el premio como Mejor Director en el festival de Cannes. En 2004 dio a conocer el documental Memoria del saqueo, en el que denunciaba la continuidad entre la dictadura y el menemismo en la complicidad con la explotación transancional.