Al rescate de infancias pasadas, o al menos un modo de jugar desenchufado, Minibosque propone usar la creatividad y la imaginación, “un lugar chiquito que se puede transformar en uno enorme”. La marca busca productos simples en materiales nobles, dice María Belén Tarallo, parte de este emprendimiento de juguetes y mobiliario infantil que arrancó hace poco más de un año. “Empezamos, de alguna manera, de casa hacia afuera. Como padres, mi socio y yo vimos esa necesidad de sacar las pantallas y los juguetes con pilas, esa sobrestimulación que hay, y cómo abunda el plástico”. Por eso, partiendo de un juego simple, buscan que cada uno le agregue vuelo de acuerdo a su edad.

El inicio de la grifa uruguaya fue con una carpa de mesa, básicamente un mantel en tela para tender, pero que tiene puerta y ventanas: “En estos días de cuarentena mis hijos la usaron muchísimo, sábado, domingo, y se copan”. Para ponerle el cuerpo y los objetos que se desee, otra favorita es Curiocity, la lona vinílica impresa como una ciudad. Es un material que se puede tanto plegar como limpiar fácilmente, recalca la emprendedora. La intención es que los niños incorporen sus autitos y muñecos a esa ciudad imaginaria, cuyo diseño encargaron a la dibujante Eki Draws. Más tarde lanzaron bloques de madera con pintura de pizarrón y en forma de casitas, que se pueden apilar e intervenir con tizas de colores, y además ofrecen juegos con cubos y tarjetas.

Por otro lado está la línea de mobiliario lúdico, como las bibliotecas con el último estante “a dos aguas”. Trataron de que esta biblioteca quede a la altura del niño y por eso lleva huecos para que el juego también se incorpore. Belén Tarallo cuenta que el método educativo Montessori fue una inspiración para el proyecto, en particular la mirada sobre la autonomía del niño y la simpleza de los elementos que rodeen su mundo.

Diseñaron, desarrollaron y producen en el país, y a partir del año pasado importan algunos otros. Entre ellos, empezaron a traer desde Argentina un producto que desarrolló el actor Juan Minujín; es decir que Minibosque incorporó a mapas Atlantis, “una invitación a viajar”, como socio estratégico. Hubo un ida y vuelta de meses y por ahora traen dos modelos: un mapa de animales de América y otro del sistema solar (de aproximadamente 90 x 60 cm). Aparte de compartir la filosofía de la marca, “lo bueno de estos mapas es que no sólo son para sentarte a colorear, sino que tienen mucha información (zona, características, qué comen esos animales, por ejemplo), entonces, se puede integrar a la familia y aprender. Tiene en común con nosotros ese concepto de juegos para todas las edades, y como tienen muchos detalles la idea no es que se haga en una o dos veces. Por eso también viene en un packaging bastante práctico, una caja que no ocupa mucho espacio y de la que lo sacan cuando quieren”.

Si bien aspiran a tener puntos de venta, por el momento Minibosque se comercializa básicamente en línea, de manera que esta época los encuentra con práctica. Hacen entregas a domicilio, con o sin costo, de acuerdo a la zona, pero saben que a la vez algunos clientes prefieren ir a ver cómo son los juegos, y eso también se puede coordinar a través de sus redes sociales (instagram.com/minibosque.uy/) o del sitio minibosque.com.


Nunca dejen de competir

A pesar de que la sala de juegos de mesa de Kattegat, ubicada en Sinergia Design, está cerrada al público, desde el local tienen una visión positiva sobre estos días: “¡Son ideales para encerrarse a jugar!”. Por eso ofrecen un servicio de venta en un horario informal, que está sujeto a coordinación previa, y para los que quieran evitar el retiro en la tienda de Tres Cruces, hacen envíos a domicilio. Para contactarlos: http://kattegatstore.com/ @kattegatuy.