El fotógrafo uruguayo Pablo Albarenga ganó el primer premio en la categoría creativa del concurso profesional en los Sony World Photography Awards 2020. Además, resultó ganador del Latin America Award, que se entregó este año por primera vez y distingue al mejor trabajo fotográfico de América Latina, y fue nombrado Fotógrafo del Año, un reconocimiento al mejor fotógrafo entre los ganadores de las diversas competencias y categorías.

Son cuatro los concursos en los que se puede participar para los premios Sony World Photography Awards, y estos tienen, a su vez, varias categorías: el concurso Profesional, con diez categorías, que reconoce “los conjuntos de obras sobresalientes”; el Abierto, que recompensa “imágenes individuales profesionales”; el Youth, en el que pueden participar fotógrafos emergentes de entre 12 y 19 años; y el Student, para estudiantes de fotografía de todo el mundo.

La organización premió a Albarenga por su trabajo Semillas de resistencia, una serie de retratos compuestos en los que muestra la relación entre una persona y un territorio bajo amenaza. Para lograr ese efecto se vale de drones e imágenes satelitales. “Hago fotos cenitales de los defensores de la tierra, acostados sobre su tierra, y al lado compongo otra imagen, también cenital, del territorio que defienden hoy, y cuando es posible muestro cuál es la amenaza o qué es lo que está pasando”, explicaba a la diaria en una entrevista publicada en enero.

Esa forma poco ortodoxa de componer una imagen a partir de distintas tomas fotográficas, para comunicar una situación difícil de abarcar de una sola mirada, fue la que resultó premiada en la categoría creativa. Pero además, los participantes de las diversas competencias participan automáticamente en las demás premiaciones, y así Albarenga fue reconocido como ganador en América Latina y como Fotógrafo del Año. La organización se refirió a su trabajo sobre la explotación de la selva amazónica desde el punto de vista de sus moradores como “muy interesante”. En cuanto a él, dijo a la diaria que en este reconocimiento ve “dos grandes victorias: en primer lugar, la oportunidad de contar las historias de las comunidades tradicionales de la Amazonia poniendo de manifiesto a las personas que todavía luchan no sólo por su futuro, sino por el de todos; y en segundo lugar, que la mención a Fotógrafo del Año aterrice en América Latina, un continente históricamente narrado a través de la mirada extranjera”.

La preocupación por la vida de los habitantes de la región amazónica ya se había expresado en trabajos anteriores de Albarenga: en Retomada, un trabajo que se publicó en formato libro a fines de 2019, recogía el material fotográfico de varios años de acompañar la recuperación de tierras ancestrales indígenas en Brasil y Paraguay; en El último río recorrió, junto con los periodistas Caio Mota y Luna Gamez, la cuenca del río Juruena para denunciar el negocio de las hidroeléctricas en el norte de Mato Grosso; y en Rainforest Defenders hizo retratos que funcionaban como “pequeñas historias de los defensores del bosque”.

“Las imágenes dan forma a nuestra comprensión del mundo, y aquí es donde creo que nosotros, como fotógrafos, y los principales medios tenemos una gran responsabilidad. Si cuando nos referimos al Amazonas nos enfocamos únicamente en los árboles, el oxígeno, el almacenamiento de carbono y la biodiversidad, como lo hicimos durante los últimos incendios, continuamos construyendo ese estereotipo fuerte y romántico que deja a las personas en las sombras. Por eso pongo a las personas a la misma altura que los territorios que defienden. Son uno”, sostiene Albarenga. Y agrega que, en su opinión, “todo lo que está sucediendo en la Amazonia, en América Latina y en el resto del mundo, donde los países y las poblaciones están siendo saqueadas, está directamente relacionado con el consumo excesivo. Tenemos que abordar que, a través de nuestra forma de vida, somos los fundadores del saqueo del Amazonas y más allá”.

Finalmente, expresa su deseo de que “muchos más fotógrafos de nuestra región continuemos aportando nuestra mirada para fortalecer así la increíble comunidad de fotógrafos y narradores latinoamericanos”.