Justo en la medianoche que separó el jueves del viernes, hace apenas algunas horas, el sello independiente argentino Club del Disco puso online Pettinato plays García, un trabajo cuyo título parece explicarlo todo. Pero apenas es el comienzo del asunto.
Porque, sí, durante la casi una hora que dura el álbum –son once temas en cincuenta minutos y segundos– el ex Sumo y estrella radial y televisiva efectivamente interpreta una selección del repertorio de la máxima estrella viva del rock argentino, con su saxo al frente y acompañado por un trío de jazz. Algo que viene empeñándose en hacer durante el último tiempo, dando rienda suelta al –digamos– Albert Ayler que tiene dentro.
Su último disco, de hecho, fue uno de free jazz grabado en Nueva York, con sesionistas locales de lujo. Pero al entrar Charly García en la ecuación, y vaya si está presente en el flamante Pettinato plays García, incluso un ego tan enorme como el que suele usar como coraza el ex director de revistas como Expreso imaginario y La mano se encoge hasta transformarse en apenas un instrumento al servicio del autor de joyas inmortales como “Vos también estabas verde”, “Tango en segunda” o “Total interferencia”, temas que forman tan parte como Charly de un disco que no puede ser menos que todo un acontecimiento.
Sólo con tres dedos
“¡No es que volvimos, sino que estamos!”, anuncia entusiasmado Pettinato al otro lado del teléfono, y confiesa nunca haber pensado que García le iba prestar tanta atención al proyecto. “Me decía todo el tiempo a mí mismo: no va a venir”, cuenta, mientras aclara que igual pensaba en grabarlo, con o sin él.
Después de todo, el título del disco simplemente anunciaba que era Pettinato tocando sus temas, un guiño –anuncia– a un clásico como Coltrane plays the Blues (1962). Pero ahí estuvo, ¡y cómo! Lo que en principio estaba planeado como una participación en apenas una canción terminó con Charly tocando en siete de los once temas del disco, y poniendo su voz en tres. “Se quedó cuatro horas en el estudio, en un estado perfecto”, cuenta Petinatto. “Preguntó: ¿puedo agregar cosas en los demás temas? Claro, le dije, ¡son tuyos! Y ahí empezó a meter cosas con una finesse... cuatro notitas aquí y otras allá. Un genio. Si hasta hace un solo de piano: el de ‘Happy and real’ es suyo. Yo pensaba: ¿Cómo es que una persona puede tocar con apenas tres dedos en la mano derecha?”.
En realidad, aclara el hombre que plays García, el disco lo pensaron juntos. “Todo comenzó en una reunión en la que le dije que ‘Happy and real’ era buenísimo, y le pregunté si era un tema de Broadway. Charly me dijo que no, que era suyo. Y me contó que Tony Bennett le había dicho que era la mejor balada que había escuchado en los últimos treinta años”. A partir de ahí, señala, empezaron a seleccionar temas, esquivando los más conocidos. “Eligió los temas él, me preguntaba si había escuchado este o aquel. Yo buscaba esos temas líricos, disfrutaba cada nota larga”.
García también comandó a distancia los ensayos que se empezaron a hacer en la casa de Pettinato, por medio del celular. “No podía estar presente, así que cada tema se lo grababa y mandaba, y él iba preguntando qué era, porque a veces no los reconocía. Su pareja, Mecha, se entusiasmaba y decía que ella nunca había escuchado las melodías así”.
El viaje de Charly García a través del tiempo. Eso es para Pettinato el disco, por eso –cuenta– puso tantas cintas raras, cosas al revés, millones de referencias al mundo que le gusta, y al que cree que lo puede definir, como una cita de Throbbing Gristle, que panea del lado izquierdo al derecho de los auriculares (asegura que así hay que escuchar el disco) para tratar de poner al oyente en clima. “Todo lo que agregué lo saqué de las charlas que solemos tener cuando voy a su casa y hablamos de música”, explica. “Quise incluir la parte rara y loca de Charly, su lado Say No More. Eso a mí me mató. Porque es un copado: si vos te ponés loco, él se pone el triple de loco. Le gusta el viaje, no sólo la canción”.
Pettinato plays García –o viceversa– es un paseo por los lados B de la estrella que hizo contener el aliento a muchos en Argentina cuando la semana pasada se anunció que acababa de ser hospitalizado porque tenía algo de fiebre. Este fin de semana, en cambio, seguramente acompañará la continuada cuarentena porteña: no puede haber sido casualidad que el disco se haya subido a las redes apenas unas horas después de que el presidente Alberto Fernández advirtiera en una conferencia, el jueves de noche, que el virus seguía siendo un problema para los habitantes de la capital y el Gran Buenos Aires, y que debían seguir encerrados por tres semanas más. “Esto no es un juego, loco, estamos atrapados”, cantó Charly al frente de su grupo La Máquina de Hacer Pájaros durante la dictadura, y justamente uno de los teclados que se escuchan en el disco es uno que, según cuenta Pettinato, García confesó que no había vuelto a tocar desde aquella época.
Aunque son once los tracks del disco, dos son repeticiones cantadas de sus versiones instrumentales, por lo que en realidad se trata de nueve las canciones interpretadas, que recorren un amplio arco cronológico dentro de la carrera de Charly. La más antigua –“Tango en segunda”– es del último disco de Sui Generis, y la más nueva es en realidad inédita –“iPad church number 9”–, el hallazgo del álbum, un tema rescatado de los trece iPads rotos pero llenos de música que Pettinato recibió de manos de Mecha, y que transcribió el pianista Andrés Marino, que forma parte del trío que lo acompaña, junto al contrabajista Hernán Cassiba y el baterista Omar Menéndez. Temas como “Veinte trajes verdes”, un homenaje a Erik Satie incluido en Peperina, el último disco de estudio de Serú Girán, como “Vos también estabas verde”, de Yendo de la cama al living, su debut como solista, son algunas de las sorpresas del disco, tanto por tratarse de temas poco asociados al repertorio de García como por la forma en que su melodía pasa a primer plano, al ser llevada adelante por el saxo de Pettinato, a la manera de –salvando las distancias– John Coltrane. “En realidad yo tenía más al Gato Barbieri en la cabeza, pero la referencia termina siendo Coltrane porque me encanta”.
Dejarse ir
La mejor forma de escuchar Pettinato plays García no es ir en busca de tal o cual tema, sino dejar que corra desde el comienzo, aceptar el viaje. Porque el disfrute es ir descubriendo cómo va apareciendo paulatinamente Charly durante el recorrido. Ya sea recordando a Lennon y asegurando que “No Reply” tiene el mejor estribillo del mundo, como apareciendo por primera vez con la voz al límite al interpretar “Tango en segunda”, una canción originalmente improvisada en el estudio, cuyos versos parecen hablar tan del presente inmediato como lo hacían entonces: “Alguna gente que conozco, vive metida en un baúl / teleteatro del futuro, patafísica del sur”. Pero para el tema siguiente, “Say no more”, la voz parece haberse acomodado, aunque la respiración pasa al frente. Para cuando Charly entona “Mi vida es tan triste / yo sé que no existe el perdón”, está claro que estamos ante una interpretación única, crepuscular y auténtica, tal vez una de sus mejores desde Influencia.
El cierre con “Total interferencia”, aquel tema de despedida de Piano bar, es con banda e invitado a toda orquesta, un regalo maravilloso que termina de pronto, casi como si levantaran la púa del disco, emulando el final de “I Want You (She’s So Heavy)” de –otra vez– Lennon al frente de los Beatles. “Lo que nos volvía locos entonces de ese final es que terminaba justo antes de cuando vos suponías que iba a terminar”, señala Pettinato. Por suerte, con Charly García en el último tiempo sucede todo lo contrario: cuando uno ya no se lo espera siempre tiene algo más para dar. El sorprendente y admirable Pettinato plays García es una nueva muestra de esa magia.