Al mediodía del jueves se dio a conocer el nombre de la ganadora de la más reciente edición del Premio Alfaguara de Novela. En esta oportunidad el galardón fue para la colombiana Pilar Quintana por Los abismos, presentada bajo el seudónimo “Claudia de Colombia”.

En la ceremonia, Nuria Cabutí, directora ejecutiva de Penguin Random House España, destacó: “Si hay algo positivo del recién terminado 2020, es el acercamiento de mucha gente a la lectura”. Reveló que aunque el ganador del año pasado (Guillermo Arriaga con Salvar el fuego) debió hacer toda la campaña en forma digital, se convirtió de todos modos en la novela más vendida en México.

Inmediatamente después, se presentaron los miembros del jurado de la edición, que estuvo presidido por el también colombiano Héctor Abad Faciolince, quien reveló algunos detalles del trabajo de equipo. “No fue fácil y no fue difícil, gracias a un jurado que tenía argumentos buenos sobre las novelas”.

“Todo el jurado leyó cuidadosamente todas las novelas, llevando apuntes a favor de las virtudes y posibles defectos”, agregó. Y contó que las opiniones estuvieron divididas e incluso hubo un triple empate cuando se trató de organizar una votación por puntos. “Todos nosotros quedamos muy contentos con el trabajo de discusión de la calidad literaria de estas novelas”.

Al leer el acta, reveló que se otorgaba “el vigesimocuarto Premio Alfaguara de Novela a Los abismos, obra presentada “bajo el seudónimo Claudia de Colombia”. Se identificó a la ganadora como Pilar Quintana, nacida en Cali en 1972.

La novela, dice el documento, “se adentra en la oscuridad del mundo de los adultos a través del punto de vista de una niña” que intenta comprender la relación entre sus padres, con el mundo femenino como telón de fondo. Quintana “ha creado una historia poderosa, narrada a través de una aparente ingenuidad, con una prosa sutil y luminosa”.

La ganadora se comunicó vía internet con los miembros del jurado y explicó que muchos de los colegas de su generación se hicieron escritores en las redacciones de diarios y revistas. “Yo fui primero guionista de televisión. Lo primero que aprendí a escribir fueron diálogos, y por eso para mí son importantes y trato de trabajarlos de manera natural”.

Sobre su obra, amplió: “La narradora puede que sea una adulta, pero está contada desde el punto de vista de una niña, y los niños entienden todo a su alrededor, pero no como nosotros y a veces no son capaces de ponerlo en palabras. Tuve que dedicarle mucho trabajo para lograr que la novela nos pudiera contar lo que estaba pasando desde el punto de vista de la niña sin falsearlo mucho”.