Delmira Agustini escribía de tú, de ti y de vosotros. Generalmente no se hace esta clase de observaciones cuando se habla de obras literarias, de las que suele analizarse la adhesión a corrientes estéticas o políticas, la temática, las formas literarias empleadas o aun la vida privada de los autores. Así, se dice que la poeta perteneció a la Generación del 900, que tuvo vínculos con el Modernismo de Rubén Darío, que su poesía estalla de erotismo místico, que escribió unos cuantos sonetos y que falleció asesinada por su marido. Pero sólo una persona extraña u oprimida por obligaciones académicas como quien firma se dedica a seguirle el rastro a los pronombres y los verbos en sus Poesías completas, edición crítica a cargo de Alejandro Cáceres. Puede parecer una herejía leer el género lírico rastreando las formas de tratamiento con una lupa y metiéndolas a una planilla electrónica, pero ¿por qué despreciar sus valores expresivos? La lectura, a grandes rasgos, es simple: Delmira, uruguaya de la frontera entre el siglo XIX y el XX, no emplea ni una vez el voseo de confianza para dirigirse a sus interlocutores en sus textos, sean estos dioses, hombres o entidades mitológicas. Y, cuando se trata del plural, está lleno de vosotros con sus correspondientes formas verbales. ¿La habremos leído si no sabemos que empleaba un sistema de formas de tratamiento idéntico al que caracteriza al español peninsular hasta nuestros días?
Florencio Sánchez, dramaturgo contemporáneo a Delmira, permite descartar que los uruguayos de la época fueran macizamente tuteantes. En su obra M’hijo el dotor representa con una estética realista el habla de personajes rurales y urbanos, hombres y mujeres. El mismo tipo de búsqueda revela que la situación es bastante compleja. En pocos trazos, se puede decir que los personajes rurales son marcadamente voseantes en oposición a los urbanos –podemos presumir que montevideanos–, quienes tutean. Además, cuando hay tuteo en los personajes rurales, se da en las mujeres. Lo que se ve es coherente con lo que señalan diversas investigaciones en el Río de la Plata en el género dramático, las cuales describen que el voseo avanzó desde el interior a la ciudad, más que nada en la voz de las clases bajas, y no al revés como piensan los rochenses cuando oyen llegar a las hordas turísticas y a las voces de la radio y la televisión.
Al día de hoy, el voseo es omnipresente en Argentina, pero el asunto no es tan fácil en Uruguay, donde avanza pero no tanto, tal vez del mismo modo que en otros ámbitos. Sabido es el rasgo identitario que representa el tuteo en Rocha, esa “pureza de tu hablar” que dice la canción, y no cuesta demasiado enterarse de que la zona tuteante también abarca el departamento de Maldonado, con especial militancia en San Carlos, y aparentemente también llega a partes de Lavalleja. También encontrará quien estudie –y quien escuche– el tú tenés capitalino, seguramente afincado en ciertos sectores sociales y situaciones comunicativas (recordemos el famoso “tueco” de Beatriz Argimón), y es posible que escuche decir gracias a ti o contigo, formas que del otro lado del Plata serían a vos o con vos.
¿Tuteaba Delmira en su escritura por ser una mujer urbana de la burguesía? ¿O sería porque la poesía impone un uso de la lengua que difiere del de todos los días, unas tradiciones discursivas que operan sobre la persona que escribe, casi cayendo en la idea poética de que la poesía usa a la persona como medio para escribirse? ¿Hablaría así la poeta en su vida cotidiana, con todo y vosotros?
Como también es posible preguntarse qué ha pasado con el correr del tiempo, le hice una visita a la Poesía reunida de Ida Vitale, lozana y admirada señora que acaba de cumplir sus 98 años y que se ubica en la Generación del 45 pero ha seguido escribiendo siempre. En los libros Mella y criba y Mínimas de aguanieve, de 2010 y 2015, respectivamente, cuando podría haber voseado con los verbos y los pronombres, tutea en todos los casos. Como la armónica, inteligente y coherente poesía de la uruguaya está ordenada cronológicamente, viajé hasta 1949 y 1953, a sus libros La luz de esta memoria y Palabra dada y el fenómeno es exactamente el mismo. Pensé dos cosas: tal vez en sus primeros libros tuviera fuerza la tradición y en los últimos hubiera influido su vida en México. Entonces me ubiqué en 1960 y 1972, con Cada uno en su noche y Oidor andante. Lo mismo: nunca vosea, aunque ha abandonado el vosotros de Agustini. Por cierto, mientras buscaba pronombres y verbos, no podía dejar de ver la belleza del paisaje, así que también puede ser una forma de disfrutar del arte, como lo es leer salteado o de atrás hacia adelante.
Las palabras y cómo las elegimos dicen, si se presta atención, mucho más que lo evidente. Contar cantidades y proporciones también da información sobre su peso, su ubicación en este mundo, aunque a veces parece estar más cerca de otros planos. ¿Qué pasa con el resto de la poesía uruguaya del siglo transcurrido? ¿Esto sucede sólo con las mujeres? ¿Y en Argentina? ¿El léxico, la sintaxis? ¿Lo que pasa en la poesía queda adentro de la poesía o se trata de un discurso que deberíamos escuchar para entendernos? ¿Tendría incluso que enseñarse literatura en nuestro sistema educativo? ¿Y cómo? Lo único seguro es que aproximarse a intentar responder cualquiera de estas preguntas sobre la ingeniería del lenguaje da un trabajo bárbaro. Y es inútil tener certeza.
Algunas fuentes ineludibles:
Bertolotti, V (2015). A mí de vos no me trata ni usted ni nadie. Sistemas e historia de las formas de tratamiento en la lengua española en América.
Bertolotti, V (2016). Voseo and tuteo, the countryside and the city. Forms of Address in the Spanish of the Americas.
Carricaburo, NB (1994). El voseo en la literatura argentina.
Moyna, MI y Ceballos, BV (2008). Representaciones dramáticas de una variable lingüística: tuteo y voseo en obras de teatro del Río de la Plata (1886-1911).