Imaginemos un Jean-Luc Godard nacido en Japón que hubiera llevado hasta las últimas consecuencias sus posturas políticas. El resultado se llamaría Masao Adachi. Cuando se ve su imagen de venerable octogenario, resulta difícil imaginar que dejó de filmar en 1971 para tomar las armas en el Ejército Rojo Japonés y recién volvió a los sets entrados los años dos mil. Pero apenas se lo escucha hablar se descubre –parafraseando a Eduardo Galeano– que perdió algo de pelo pero casi ninguna de sus ideas (la conferencia doblada al español que dio para la Cátedra Ingmar Bergman, de México, puede verse en Youtube).
Este 2021 en el que se cumplen cincuenta años de tantas cosas, también se olvida el aniversario redondo de su película más difundida en Occidente: Oración burbujeante número 15. Disponible hasta el lunes 29 en la plataforma Mubi, es una cruza del Godard de la época de oro con el Nagisa Oshima de El imperio de los sentidos (1976). En el caso de ese filme de Oshima, controvertido e hiperprogramado en las trasnoches de los cine clubes de esta parte del mundo, nunca se sabrá qué tanto le debe a las audacias de Adachi. Téngase en cuenta que Adachi fue su coguionista en películas previas como Muerte por ahorcamiento (1968) y compañero de libaciones en el under del Tokio de los sesenta.
Pero si bien están cerca en la temática, e incluso en el desprejuicio para incluir escenas explícitas, la Oración burbujeante número 15 de Adachi asume un abordaje desapasionado y crítico donde Oshima es todo esteticismo. De ahí (también) su parentesco con Godard. Las abundantes citas cultas, al estilo de los apuntes filosóficos godardianos, son proferidos por una pandilla que recuerda a la de Bande á part (Godard, 1964), aunque tiene la inflexibilidad dogmática de La chinoise (Godard, 1967). Es verdad que el filme de Adachi es, en muchos momentos, naif. ¿Pero no lo es acaso el gran Jean-Luc?
En Mubi también se puede ver El feo (2013), de Eric Baudelaire, con guión de un Adachi renacido de las cenizas luego de la semiclandestinidad libanesa y su tiempo en prisión. Es, aunque no le corresponda el resultado en el cien por ciento, un ajuste de cuentas con la utopía.
Una utopía que para el autor japonés tuvo una expresión sexual y etológica en Oración burbujeante..., y una expresión política en la que sería su última película en décadas, Ejército rojo FPLP: declaración de guerra mundial (se la puede ver en Youtube con subtítulos en portugués), ambas de 1971.
Esos dos títulos son posteriores a su encuentro con Godard en el festival de Cannes de 1970. Fue al regreso de esa edición que Adachi hace escala en Palestina. Se involucra en la situación en Oriente Medio y en los movimientos en contra de la guerra de Vietnam. No puede decirse que este haya sido su “despertar político” (ya había hecho la protopunk Estudiante guerrillera, en 1968), pero sí fue su puerta de ingreso a la izquierda armada.
De difícil acceso, Prisionero / Terrorista (2007) fue su reafirmación del cine como herramienta de transformación. Viendo en Youtube el potente trailer, aun sin entender japonés, parecería que el viejo rebelde está muy lejos del mustio territorio del arrepentimiento.