Ya hace más de una década que se formó este dúo de dúos, que por un lado tiene a Eduardo Larbanois y Mario Carrero, popes del folclore y el canto popular, y por el otro a Freddy El Zurdo Bessio y Emiliano Muñoz, murguistas y carnavaleros de todas las horas. Se dieron en llamar 4 en Línea, aunque sobre el escenario suelen ser muchos más. En diciembre de 2010 hicieron dos recitales en el Teatro de Verano, con los que convocaron a 9.000 personas, y no pararon más.

Ese espectáculo vio la luz en un disco en vivo editado en 2011 -disponible en Spotify, como casi todo–, en el que clásicos murgueros como la “Retirada de los Patos Cabreros de 1961” se unen a mitos del canto popular como “Chiquillada”, de José Carbajal, El Sabalero. Los cuatro músicos se alinean para comentar que en realidad ambos mundos –el del carnaval y el del canto popular– están mucho más unidos de lo que podría creerse, y la máxima muestra de su fusión nació hace medio siglo, en aquel legendario disco de Los Olimareños: Todos detrás de Momo.

El proyecto festejará sus diez años el sábado 18 a las 21.00 en el Antel Arena, con entradas en venta por Tickantel que van desde $ 600 a $ 1.950. Sobre cómo surgió la particular yunta, el carnaval, las críticas desde la izquierda y afines, la diaria conversó con los integrantes de 4 en Línea.

¿Cómo se formó el proyecto y qué lo hizo perdurar?

Eduardo Larbanois: Hubo una propuesta de hacer algo juntos y se programó un espectáculo que después empezó a tener cierta demanda. Primero fue un trabajo más profesional, más serio, y después empezamos a descubrir lo que éramos cada uno... [se ríe]. La verdad es que fue una experiencia riquísima desde el punto de vista humano, más allá de lo profesional y artístico, conocer a estos gurises en lo esencial. A veces este trabajo lleva mucho estrés, por los ensayos, y hemos sabido disfrutar muchísimo de lo que hicimos. Fue un proyecto puntual, pero después fue muy demandado.

Mario Carrero: Ellos [Emiliano y El Zurdo] participaron en “Crónicas de la soledad”, la canción que intentaba rescatar otras aristas de los mitos futboleros y las hazañas: los proyectos a largo o corto plazo, las memorias y los olvidos, que hoy están otra vez sobre la mesa. Todos sabíamos de todos, obviamente, y seguíamos los trabajos de cada uno. Ese fue el puntapié inicial, con “Crónicas de la soledad”, que después catapultó otro montón de canciones y que incluso terminó sumando al grupo al propio Alcides Edgardo Ghiggia. Durante por lo menos unos 14 o 15 recitales que hicimos, Alcides viajaba con un 4 en Línea más reducido, con el que hicimos una gira por todo el interior, a tal punto que a veces me llamaba y me decía: “Cantor, ¿dónde tocamos este fin de semana?”. Él subía al escenario en “Crónicas de la soledad”, se desarrollaba el intercambio en el que nos contaba el gol y todo eso, y a partir de ahí se robaba el espectáculo. Así que este espectáculo tiene mucha cosa emotiva.

¿Qué era lo que pensaban rescatar sobre el “Maracanazo” que no estaba en otras canciones?

Mario Carrero: Maracaná tiene, más allá de lo estrictamente futbolístico y mítico, puntos de contacto con el presente totalmente sólidos. Porque la generación de futbolistas que participó en el Mundial del 50 fue la que inició los primeros movimientos para la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales, sobre todo los referentes: Obdulio [Varela], [Roque Gastón] Máspoli y [Óscar] Míguez. Se dio la huelga del 48, que condenó a la selección a que fuera sin director técnico, porque, con todo respeto por don Juan López, era el preparador físico, no el director técnico. Se dieron varios hechos durante el propio Mundial, como que varios dirigentes se fueron antes de que se jugara la final, el comentario ese de que perdiendo por dos o tres goles, nomás, estaban cumplidos, y aquello de “no armen lío”. Historias que conversamos con Alcides cuando se estaba haciendo la canción que, lamentablemente, no las pudimos meter todas porque sería una cantata. Lo que costó más trabajo fue lo que se buscó solucionar con el diálogo con Alcides y el “dejala ahí, que así está bien”.

En las redes sociales, los medios y afines parece cada vez más recurrente el debate sobre el carnaval y las críticas de los conjuntos enmarcadas en una visión de izquierda. ¿Cómo ven esa discusión?

Freddy Bessio: Yo empecé a salir en 1979, y los carnavales eran otros, totalmente diferentes en muchos aspectos. Capaz que la crítica era desde otro lugar, pero era crítica al fin, ya fuera para hablar de que el vecino colgó la ropa al revés y no sé qué, pero de alguna manera siempre hay una crítica social, en el mejor de los sentidos y hasta en el mal sentido, porque querés provocar cosas, sentimientos que muevan. De repente, uno se pinta la cara y capaz que ya se siente obligado, ante la mirada del otro, a tener que hacer o decir tal o cual cosa. El carnaval, en definitiva, es carnaval: empezó la fiesta y tengo el derecho a divertir o a criticar como mejor me parezca. Eso es la libertad.

Emiliano Muñoz: Siempre se dijo, y es así, que el carnaval es la voz del pueblo, y el pueblo quiere escuchar la voz que está ahí. Hoy en día ha cambiado todo: hay mucha susceptibilidad con el tema de que opinás algo y ya todo el mundo sale a matarte. Está bárbaro, pero desde que empezaron las redes cambió todo –el mundo, no solamente el carnaval–. La murga siempre criticó a la derecha, obviamente, pero también a la izquierda. Tuvimos 15 años de gobiernos de izquierda, y me acuerdo de cuplés hacia Tabaré Vázquez y Danilo Astori, y los Curtidores [de Hongos] con la Intendencia.

Mario Carrero: Hay un interés particular de la derecha en poner en tela de juicio a la cultura y sobre todo a los artistas que se expresan más hacia la izquierda, cosa que a nadie le molestaba durante la dictadura. Cuando cantábamos contra la dictadura, hablábamos de libertad y todas esas cosas, a ninguno de los voceros que hoy salen a atacar les molestaba; lo mismo ocurre con el Maestro [Óscar Washington] Tabárez. Yo escuché que lo atacaban porque supuestamente era director técnico de la selección porque es frentista; entonces, no me extraña nada que moleste lo que dicen los cantores cuando opinan. Puede opinar todo el resto del mundo... Yo miro varios programas de televisión donde opina gente de todo tipo, tamaño y color, diciendo de todo y defenestrando a todo el mundo... Más allá de que en algún momento había murgas consideradas de derecha, se las consideraba así porque no criticaban con postura de izquierda, pero no hacían propaganda para la derecha. Es más, si alguna murga de derecha quiere salir a hablar bien del gobierno y de la LUC [ley de urgente consideración], que salga, que haga un cuplé. Esto es fácil, después el soberano dirá.

Eduardo Larbanois: Todas las manifestaciones artísticas son revulsivas. El artista, de algún modo, es un emergente social, con su trabajo asume una postura frente a la sociedad y cuenta sobre su experiencia. Lo más hermoso que le puede pasar a un artista es que su experiencia sea la de su pueblo o la de la mayor cantidad de gente, que suele pasar cuando alguien te comenta: “Usted dice tal cosa en tal canción y es bien así”. Aparte de eso, también hay una interpretación personal, ya que el autor sabe lo que hizo pero no lo que le salió, porque siempre la obra termina haciéndose en el otro. El arte es un elemento revulsivo: el artista se cuestiona su vida, su entorno, su realidad, y a veces hay mucha gente que coincide con eso.

Mario Carrero: Más que lo que dice un artista sobre el escenario, a mí me preocupan cosas que dicen algunos políticos, por ejemplo, en la discusión sobre la LUC. No es inconstitucional plantearse una LUC, así como tampoco lo es intentar derogarla. Pero es jodido que, a través de los medios, gente que tiene responsabilidad política en todas estas cosas salga a decir que si se vota a favor de derogar la LUC va a haber un caos espantoso. Eso me parece mucho más terrorista que una murga que sube al escenario y dice lo que a alguna gente le oyó decir, porque no conozco ninguna murga que haga un cuplé sobre algo que no existe. Los personajes que aparecen son los que durante el año hicieron méritos para ser cupleteados. Eso es el carnaval. Si quieren ver otra cosa, vayan a otro lado.

Freddy Bessio: Es el derecho a hacer: podés subir a hacer arte desde el lugar que vos quieras.

Mario Carrero: Claro. [Pablo] Picasso hizo el Guernica porque pintó desde abajo. Si hay algún pintor que quiera pintar desde el bombardero nazi, que lo haga.

Hablando de la LUC y demás temas de agenda: van a tocar en el Antel Arena, que nunca deja de estar en el tapete, por los costos de su construcción, etcétera. ¿Qué opinión tienen al respecto?

Eduardo Larbanois: A veces parece gracioso cuando se cuestiona lo estatal, se dice que las empresas son deficitarias. Ahora, ¿las multinacionales son estúpidas, que vienen a comprarlas, para qué? Cuando se repite eso, la persona que está escuchando los informativos y que no tiene tiempo de analizar... Tiene que laburar todo el día, correr para mantener su vida cotidiana y de repente no tiene tiempo para una discusión política como teníamos antes en el boliche, que ibas a tomarte una grappita, a jugar un truco y a charlar. Recuerdo que mi abuelo los fines de semana se iba a tomar una grappita al boliche, donde se reunían todos los veteranos a discutir sobre política. Todos leían todos los diarios, eran personas muy humildes, pero estaban informadas y discutían ideas con nivel, respeto y altura. Pero ahora no tenés oportunidad de discutir ideas, porque hay un manejo marketinero de la cosa. Sobre la pregunta concreta: el Antel Arena es una obra formidable, fijate que en todo el mundo es privada.

Mario Carrero: Hay mucho ingrediente en ese guiso, por eso cuesta revolverlo. El tema está en la Justicia y es muy fuerte decir que lo que haya salido de más está en el bolsillo de alguien. Se podrá decir que salió más caro de lo previsto, como pasa con muchas obras, que de repente se planifican para un tiempo, salen en otro y hay sobrecostos. Aparte, no hay que separarlo, porque este país es así, de que el que gana complica al que pierde y el que pierde no deja al que gana, y es una democracia extraña. Entonces, no hay que separarlo de que Carolina Cosse puede ser candidata a la presidencia.

Eduardo Larbanois: Hay un elemento muy particular que se cuestiona: dicen que cuando en el arte se empieza a hacer política se complica, y eso es una aberración, porque el ser humano es político por naturaleza. Otra cosa es lo partidario.

Mario Carrero: Cuando te subís a un escenario con un espectáculo más humorístico, menos humorístico o de lo que sea, y no se te cae un solo verso que toque los temas profundos de la gente... Está bien, porque el arte es libre, pero yo te puedo decir: “¿Dónde vivís?”. Nosotros cantamos en el anfiteatro de Paysandú con un grupo argentino que vino en el momento en el que [el expresidente argentino Fernando] de la Rúa había rajado en helicóptero y estaban incendiado todo. Los tipos cantaron dos horas y parecía que venían del paraíso. Hay quienes plantean que la gente va a un concierto para olvidarse de las penas y de los dolores; no, para olvidarse de las penas y de los dolores que se acueste a dormir. Si me va a ver a mí, no pienso hacer eso. No le voy a decir lo que tiene que votar ni voy a solucionarle la vida, pero tampoco pienso tapar las cosas que pasan ni ser cómplice de ellas.