Sabido es que cuando aparece una hamburguesa en una publicidad, esos colores y esas formas tan esponjosas no reflejan lo que será la hamburguesa que nos entregarán en el mostrador cuando la paguemos. Pero al menos contendrá los mismos ingredientes que vemos caer con tanta gracia y tan bien fotografiados. En el caso de los videojuegos para celulares, puede ser que las publicidades nos muestren una hamburguesa y al pagar recibamos un peine de plástico, una lapicera o una lata de atún.

En los últimos años, las publicidades que pululan en internet, incluso dentro de otros videojuegos, comenzaron a alejarse más y más de la realidad. Los “avances” (comillas irónicas) prometen juegos de ingenio, gráficos en 3D y aventuras apasionantes, cuando en la mayoría de los casos el producto final es otra versión del Candy Crush. La compañía que más se alejaba de la realidad a la hora de publicitar sus títulos era Playrix, creadora de Gardenscapes y Homescapes, también consistentes en unir tres objetos similares para hacerlos desaparecer.

Playrix cambió su estrategia y comenzó a “blanquear” el hecho de que los juegos de ingenio mostrados en las publicidades eran en realidad “minijuegos” a los que los usuarios podían acceder cada diez o 20 niveles de símil Candy Crush. Como para calmar los juicios por publicidad engañosa que comenzaron a recibir en algunos países del mundo. Mientras tanto, periodistas y blogueros se hacían la misma pregunta: ¿por qué no hacer un videojuego de las características de los que aparecen en las publicidades?

En algunos casos, porque sería más caro. En otros casos, porque muestran puzles realmente sencillos que buscan que el espectador se sienta superior por unos segundos, pero no resistirían muchos minutos de interacción.

Pero los meses pasaron y algunos estudios se animaron a ofrecer videojuegos de ingenio, similares a aquellos que aparecen en las publicidades, aunque con gráficos más sencillos y jugabilidad despareja. Uno de ellos, realizado por la empresa Hirameku y llamado IQ Dungeon, cumple con lo que promete y es totalmente gratuito. Bueno, ya saben eso de que “nada es gratis en la vida”.

A lo largo de más de 150 niveles debemos utilizar nuestra imaginación, nuestro pensamiento lateral y un poco nuestra vocación de toquetear toda la pantalla del celular cuando algo no funciona. Es que cada uno de los niveles nos propondrá un desafío, más facilongo o más complejo, que deberemos resolver con astucia, con agilidad, o a veces con un poco de suerte. Los textos están en inglés, pero son pocos y tan básicos como la interfaz.

Todo está presentado en forma de una aventura medieval, con un caballero protagonista al que comenzamos equipando de armadura para que pueda enfrentarse a los peligros que vendrán a continuación. La armadura cuesta una moneda, pero no tenemos ninguna con nosotros. ¿Dónde habrá una moneda escondida en la pantalla? Hora de toquetear.

Los primeros niveles son cortos y suelen tener un único objetivo. Por ejemplo, destruir a un par de enemigos con una roca que se encuentra en un risco justo sobre ellos. No se mueve al tocarla con el dedo, pero quizás si inclinamos el teléfono...

Con el correr de la aventura se agregan otros personajes, mientras se intercalan con bastante frescura acertijos del formato puzle, niveles en los que habrá que esquivar enemigos y otros que parecen sacados directamente de las publicidades mencionadas al comienzo. Pero, de nuevo, con un diseño bastante más barato.

Un aspecto positivo es que el juego ofrece un sistema de pistas para superar cada nivel. Las pistas se pueden cambiar por gemas y las gemas se adquieren... sí, mirando publicidades. Aunque técnicamente no es obligatorio mirarlas, podemos prestar atención a otra cosa mientras nos muestran escenas engañosas de videojuegos similares al Candy Crush. Hay dos pistas por nivel y la posibilidad de saltearlo si aun así no podemos completarlo. Pero salvo un par de instancias en las que es necesaria demasiada destreza o demasiada paciencia, todos son relativamente fáciles una vez que se descubre el truco.

Aquellos que no quieran ver publicidades (hay otras de cinco segundos que aparecen esporádicamente entre niveles) tienen la posibilidad de eliminarlas por completo y de paso adquirir gemas ilimitadas, con un único pago de 5,36 dólares. No les voy a decir en qué gastar su dinero, solamente repetirles que en este caso no me parece necesario.

La historia no hará que se involucren en la vida de los simpáticos personajillos, pero los 150 acertijos podrían ser una interesante compañía en viajes de ómnibus u otras situaciones de tiempo muerto en las que no viene mal un videojuego en el celular. Pueden darle una oportunidad a IQ Dungeon, que clones del Candy Crush sobran.