Hace cinco años, cuando se cumplieron 80 años del nacimiento de Alfredo Zitarrosa, se celebró la fecha con un megaespectáculo en el estadio Centenario. Hoy, pandemia mediante, las actividades serán más restringidas, pero no menos emotivas.

A las 21.00, la Sala Zitarrosa estrenará en TV Ciudad y su canal de YouTube una pieza audiovisual en homenaje al 85° aniversario, con destacados artistas invitados y elaborada con el apoyo de la señal comunal.

Además, durante todo el día el Archivo Zitarrosa invita a homenajearlo en redes, “cada uno a su modo, cantando alguna de sus canciones o diciendo algunas palabras”, con el hashtag #Zitarrosa85.

Por estos días, además, se exhibirá de manera gratuita el documental de 2018 Ausencia de mí, dirigido por Melina Terribili, que utiliza el vasto archivo de la familia Zitarrosa para reconstruir el exilio del artista.

En grabaciones que él mismo envió a sus seres queridos, Zitarrosa no encuentra inspiración, y en el corazón regresa a su tierra todos los días. Mientras las memorias sonoras y fílmicas permiten visitar el pasado, en el presente sus hijas Serena y Moriana, y su esposa Nancy, comienzan el proceso de rescate del material junto con un equipo de archivólogos.

Ausencia de mí podrá verse este sábado 13 de marzo a las 20.00 en el Complejo Cultural Politeama de Canelones y el Cine Espacio Cultural de Parque del Plata. El viernes 19 de marzo, a las 20.30, se exhibirá en el Centro Cultural de Pando.

Una vida

Zitarrosa nació el 10 de marzo de 1936 en Montevideo y fue anotado como Alfredo Iribarne. Su madre, Jesusa Iribarne, tenía sólo 19 años. Más adelante ella lo dio a criar a la familia Durán, junto a quienes conoció el interior del país, y se lo llamaba Alfredo Durán. Recién en su adolescencia regresó con su madre biológica y el esposo de ella, Alfredo Zitarrosa, quien le dio su apellido.

Muchos nombres para una voz única, que primero se hizo escuchar como locutor de radio, como presentador y como actor de teatro. Mientras tanto, su pluma también se hacía sentir, en su faceta de escritor y de periodista. Tanto, que en 1959 ganó el Premio Municipal de Poesía por su libro inédito Explicaciones.

Los primeros que lo escucharon cantar de manera profesional no fueron los orientales, ni los gringos, ni los brasileños. Corría el año 1964 y Zitarrosa se encontraba rumbo a La Habana, pero en Perú se quedó sin dinero. Para retomar la aventura consiguió trabajo como periodista en radio y prensa, y el 20 de febrero de ese año debutó en televisión.

Así lo contaba el propio Zitarrosa, según actas del Parlamento: “No tenía ni un peso, pero sí muchos amigos. Uno de ellos, César Durand, regenteaba una agencia de publicidad y por sorpresa me incluyó en un programa de TV, y me obligó a cantar. Canté dos temas y cobré 50 dólares. Fue una sorpresa para mí, que me permitió reunir algunos pesos...”. Los dos temas fueron “Guitarrero” y “Milonga para una niña”.

Su primera presentación en Uruguay llegaría en 1965, en el Auditorio del Sodre. También su primer disco, El canto de Zitarrosa, que además de “Milonga para una niña” incluía los temas “El camba”, “Mire amigo” y “Recordándote”.

Aquella voz grave y comprometida se convirtió en referente del canto popular latinoamericano. En 1966 fue invitado al famoso Festival de Cosquín, en Argentina, y en 1967 pudo cumplir su sueño de visitar Cuba, donde llegó con una delegación de artistas uruguayos.

Autodefinido “uruguayo, frenteamplista y comunista”, fue prohibido en 1971 y debió exiliarse durante toda la dictadura, algo que resultó muy doloroso y le dificultó la creación de nuevo material. “Faltándome el país me faltó la fuente, me faltó la raíz, y no hice nada”, recordaba.

También debió irse de Argentina, y de España viajó a México. Zitarrosa continuaba presentándose con sus canciones, que obedecían a una de sus máximas: “La mejor canción es la más política y viceversa”. Volvió a Buenos Aires después de la Guerra de las Malvinas, cuando se levantó la prohibición de su música. Corría 1983.

Al año siguiente, el 31 de marzo de 1984, miles de personas lo recibieron en su regreso a nuestro país, formando una caravana que recorrió Montevideo. La emoción lo hizo definir aquel día como la experiencia más importante de su vida.

Murió el 17 de enero de 1989, cuando apenas tenía 53 años, víctima de una peritonitis. Aquellos con el don de la poesía podrán decir que su voz no ha dejado de sonar.

Canta Zitarrosa

Alfredo Zitarrosa dejó una extensa discografía, grabada principalmente en Uruguay y Argentina. Y en 2020 el Archivo Zitarrosa anunció la llegada a plataformas digitales como Spotify y YouTube de su material inédito, al que por entonces era difícil de acceder de manera oficial.

Versiones de estudio que no fueron editadas, ensayos, recitales en vivo y otras rarezas suman más de 300 horas de grabación que, según ellos, “constituyen uno de los documentos más importantes de la historia de la música de esta parte del mundo”. Y quiénes somos nosotros para cuestionarlo.