En el teclado inicial de “Compa”, que suena a The Internet, el beat amigo del trap de “Que te adoren”, o en el clima neosoul de “Obsoleto” puede que no lo parezca, pero Días así, el segundo LP de Eli Almic, es, definitivamente, un disco de rap old school.

En cada track su actitud sobre el micrófono y su dominio de la palabra sobre el beat dejan claro que corresponde despejar el pavimento, escucharla con atención y disfrutar de su arte a algunos metros de distancia.

Días así es un disco conceptual, sin fisuras, de sonido sólido y fresco, como una piedra de hielo.

Esta es su muy personal visión del mundo, una fotografía de sus pensamientos, sus heridas y sus banderas. En el camino no evade conflictos ni contradicciones, muestra todas las cartas mirando directamente al que se anime, se tira hacia atrás en su merecida primera clase, y cierra los ojos para ver todo en un solo objeto.

“¿Qué hacemos, nos quedamos quietos y nos movemos?”, provoca en “Piscina del cielo”. “Pa’ qué filosofar mientras vos no comés”, descoloca en “Días así”.

En sus versos no hay poses, ni berrinches, no acude a lunfardos ni a sonoridades exóticas. Como casi todos los artistas de rap con mayúscula, Eli domina las rimas como una pantalla de videojuegos que ya pasó hace rato, y se dedica al arte de contar historias con la elegancia y fidelidad de Slick Rick, Alfredo Zitarrosa o Kendrick Lamar. Es cierto: su flow, por momentos super lánguido y melodioso, y en otros, al golpe de beat, rápido o sincopado –como la Queen Latifah de Black Reign–, entusiasma y marea los sentidos, hasta el final del cuento.

Migue Nieto firma como productor e instrumentista. Con notas largas de trompeta a la Miles Davis, el beat drum and bass de “Sin mesura”, un juego de espejos y pianos en “No era una pavada” y, en especial, un colchón de teclados cálidos y aterciopelados, dibuja a los lados de la artista dos gatos esfinge que seducen y deforman uno o varios cuadros de la película, cuando cada cosa parecía en su lugar.

También colaboran y se destacan en el disco el beatmaker DJ RC y las cantantes Julieta Rada, Irina Doom y Ani.

Un verso de mi preferida, “No era una pavada”: “¿Quién fue que quiso que acabe al borde entre mis cables, chamuscada? Algo asfixiada, entreverada, más que entera, entrecortada. No sé qué digo, y algo sale por sí mismo y mientras tanto soy testigo de esta falta de amor mío”.

En “Sin pretensiones” abre la puerta y decide mostrarnos el puzle desarmado, la caja vacía, su cara, su casa y la ventana. Tranquila, su voz descansa un rato en el último surco de un trabajo que, aunque ella no lo sepa, ya es un clásico y el mejor disco de la historia del rap uruguayo.

Días así. De Eli Almic y Migue Nieto. Disponible en plataformas.