La edición brasileña del festival de música Lollapalooza, que el fin de semana anterior había pasado por Buenos Aires, estuvo cargada de polémica, debido a lo que muchos consideraron como “censura” por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) del país vecino. Todo comenzó cuando el Partido Liberal, al que pertenece el presidente Jair Bolsonaro, interpuso un recurso contra la organización por presunta propaganda electoral irregular.

Según la Ley Electoral, las campañas comienzan oficialmente el 15 de agosto, y esa agrupación política consideró que se estaba beneficiando al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. El ministro del TSE Raul Araujo consideró como “innegable proselitismo” a las manifestaciones de apoyo a Lula por parte de los artistas Pabllo Vittar y Marina Sena, y determinó una multa de 50.000 reales (10.400 dólares) para la organización del evento en caso de emitirse declaraciones similares.

Esta medida provocó el rechazo del Partido de los Trabajadores (PT), que en un comunicado denunció un acto que “se remonta a los tiempos de la dictadura (1964-1985)” y “a los oscuros tiempos de la censura previa, la cual se cebó con los artistas y con todos los que se manifestaron a favor de la democracia en nuestro país”.

La nota, firmada por la presidenta del PT, Gleisi Hoffman, señala que “la acción que motivó la decisión del requerimiento fue movida por representantes de un gobierno que repudia claramente el debate, a los artistas, a la propia democracia”. Agrega que la lucha por la libertad de expresión y la democracia costó la vida de muchos brasileños y “no habría triunfado sin el valor de quienes se manifestaron contra la arbitrariedad, que expresaron sus posiciones en el escenario o en las calles”.

“Tenemos un compromiso original con la libertad de expresión, que no puede ser violado en el país, en un año de elecciones presidenciales”, continúa el texto, en el que el partido aclaró no tener relación con el festival llevado a cabo en San Pablo de viernes a domingo y por el que pasaron unas 300.000 personas. También evalúan medidas legales y se solidarizaron con los artistas afectados, cuenta Prensa Latina.

Antes de que se difundiera el comunicado oficial, la diputada del PT Erika Kokay había escrito en sus redes sociales: “¿Qué clase de país es este en que la manifestación de opinión se convirtió en propaganda política anticipada?”. Y su colega del Partido Socialismo y Libertad Taliria Petrone también se manifestó: “El argumento del presidente autoritario es la manifestación de Pabllo Vittar a favor de Lula. ¡Esto es CENSURA! El bolsonarismo utiliza la arbitrariedad para silenciar a quienes no defienden su política. ¡Tiene miedo!”.

Diferentes artistas también se mostraron contrariados por lo ocurrido, incluso sobre el escenario. El cantante brasileño Marcelo D2 bromeó e hizo un juego de palabras: “Fuera Bolsonaro, no podemos hacer campaña política, pero podemos homenajear al festival. Entonces: Olé, olá, Lola , Lula”. El también cantante Lulu Santos se refirió al tema: “Callar la boca es algo que murió, el que cuida de mi boca soy yo, censura nunca más”.

Por último, Anitta, la “reina del pop” de Brasil, también habló de censura y dijo que prefería poner el dinero antes que callarse. “No existe eso de prohibir a una artista que demuestre su infelicidad ante el gobierno, esto es censura. Dicen que van a cobrar multas, yo les pago las multas”.

Antecedente

Una instancia similar se había llevado a cabo en Brasil en 2018, cuando el TSE debió pronunciarse sobre la actuación del cantautor inglés Roger Waters, exintegrante de Pink Floyd, quien criticó a Bolsonaro en espectáculos realizados en ese país. El comando de Bolsonaro demandó en ese momento al exalcalde Fernando Haddad del PT y a Manuela D'Ávila del Partido Comunista, por abuso de poder económico.

Sin embargo, por decisión unánime, el TSE rechazó el recurso, al estimar que tanto Haddad como D'Avila no podían ser responsables del discurso del músico. Y se subrayó que no estaba probado que los conciertos de Waters tuvieran alguna repercusión en el resultado electoral.