2021 fue el año del criptoarte. Desde que un collage digital del artista Beeple se subastó en 69 millones de dólares (o su equivalente en criptomonedas), las transacciones de archivos digitales cuyo certificado de autenticidad está incluido en la cadena de bloques llegaron a los titulares de los medios de todo el mundo. Pero incluso entre quienes no eran abiertamente críticos de esta clase de transacciones quedaba la duda de si no se trataría de una burbuja especulativa.

Este año la mayoría de las noticias relacionadas suele incluir elementos como la devaluación o la estafa (el robo de criptoarte de colecciones como la del Yacht Club de los Simios Aburridos). Este hecho se enmarca en la primera categoría.

El 23 de marzo del año pasado, un archivo digital se vendió en casi tres millones de dólares. En este caso no se trataba de un dibujo ni un video, sino de un tuit, con la particularidad de que era el primer tuit de la historia. Jack Dorsey, fundador de la empresa Twitter, había escrito en 2006: “Justo creando mi cuenta de twttr”.

Dorsey prometió donar lo recaudado a la ONG Give Directly, que trabaja en el África subsahariana, y quien adquirió el “certificado digital del tuit, único, porque fue firmado y verificado por su creador”, fue el director ejecutivo de Bridge Oracle, Sina Estavi. Poco más de un año después, Estavi creó una nueva subasta, pero no resultó como lo esperaba.

Según Coin Desk, el empresario puso un precio de base de 48 millones de dólares en criptomonedas y aseguró que la mitad del dinero recibido iría a una organización benéfica. Sin embargo, la subasta se cerró este miércoles con siete ofertas y la más alta fue de una cifra en criptomonedas equivalente a 277 dólares. Estavi decidió seguir recibiendo propuestas luego del cierre y la última información hablaba de unos 6.800 dólares.

Todo indicaría que Estavi se quedará con el certificado de autenticidad de ese primer tuit. “Quizás nunca lo venda”, declaró el empresario, que hace poco recuperó su libertad después de pasar nueve meses en una prisión de Irán por “alterar el sistema económico”.