Cuando Nilda Ciparelli y Eduardo Balás se volvieron a abrazar, el martes 31 de mayo, habían pasado más de 40 años desde sus últimas andanzas. La edición del diario El Debate del 19 de junio de 1975 había incluido una foto de ambos y hablaba de la máquina de hacer jingles comerciales en la que estaban metidos, junto a Teresita Nalerio y otro cantante, Nelo. Grababan para Pipo Mancera en Buenos Aires, para la radio Montecarlo en Montevideo y para Venezuela. Pero los destinos y las carreras musicales de Nilda y Eduardo se habían cruzado unos años antes, con un mojón trascendente –aunque, hasta ahora, conocido por muy pocos– en marzo de 1970, cuando registraron nueve canciones como integrantes del Grupo Tao.

Para esa época, Nilda era una figura muy reconocida en Uruguay y Argentina. Había integrado el trío vocal Los Picolinos y, ni bien comenzó su labor artística, se destacó no sólo por sus condiciones como cantante, sino también por su histrionismo y su don para la comedia, talentos con los que mucho tiempo después haría historia también en el carnaval uruguayo como integrante de Los Paseanderos.

El guitarrista Eduardo Balás venía de tocar con un montón de grupos, entre ellos Les Renards, fundado en 1964 y responsable de un récord Guinness del que se puede saber más viendo el documental Only Noise; las 65:45 horas de gloria de Les Renards, disponible en Youtube.

La formación original del Grupo Tao se completaba con el hoy fallecido Enrique Rey Magrini en la guitarra, su hermano Johnny Magrini en las tumbadoras (hoy vive en Estados Unidos), Julio Cheda en el bajo y arreglos vocales (hoy en Brasil) y el también fallecido Leonardo Guaglianone –otro de Les Renards– en la batería.

En 1970 el sello Eco editó los compilados La industria uruguaya Vol. 1 y La industria uruguaya Vol. 2, en los que se puede escuchar sus interpretaciones de “Quiéreme un poquito”, “A nadie importo yo”, “La divagancia” y “Un sabor a miel”. Pero la vida del Grupo Tao fue fugaz: no tuvo un long play propio ni otros capítulos luego de aquella aventura tan propia de la época y sin más compromisos que con la música, la experimentación y el divertimento. Nilda recuerda una sola actuación –que sería la única del conjunto–, en el teatro El Galpón, como parte de la presentación de esos dos volúmenes.

El hallazgo y el festejo

La noche del último día de mayo, con un frío bárbaro afuera y un montón de aficionados a la música y los vinilos en el interior de un pequeño boliche de la calle Massini, el músico Eduardo Balás contó que le había dicho a su amigo Lalo Montes, por teléfono, “¡encontré algo en el garaje!”, y eso derivaría en el encuentro de esa noche y en los anuncios que estaban por llegar. Se refería a una cinta con canciones del Grupo Tao, olvidadas por completo hasta hacía unos meses.

El evento, organizado por el novel sello discográfico Cólera para Ti –una subsidiaria de Little Butterfly Records (LBR) dedicada a redescubrir música uruguaya de los 60 y los 70 y que promete otras sorpresas–, contó con la presencia de Montes, investigador, melómano y responsable de este emprendimiento musical y antropológico; Leonardo Bianco, el otro investigador de este asunto, también melómano, bajista y parte del sello; Fabrizio Rossi Giordano, músico, productor y sonidista, responsable del rescate sonoro y la remasterización de este material guardado por más de 50 años en una caja, y Christian Font, en el rol de maestro de ceremonias e improvisado entrevistador, que tuvo el honor de presentar a la cantante y el guitarrista que, luego de mucho tiempo, volvían a encontrarse en persona.

Nilda Ciparelli y Eduardo Balas.

Nilda Ciparelli y Eduardo Balas.

Foto: Alessandro Maradei

“Yo me sentía muy poderosa”, contó Nilda cuando se le preguntó por sus sensaciones y sus recuerdos como líder de una banda en una época en la que no era costumbre que una mujer ocupara ese lugar. Eduardo destacó que lo principal del Grupo Tao era juntarse a tocar para divertirse y probar con cualquier género, y recordó que todo comenzó en una madrugada de verano en Piriápolis: “Se nos ocurrió hacer algo distinto; la sonoridad de Nilda era increíble y Julio Cheda tenía una creatividad sin fin”, destacó.

Los organizadores de la noche invitaron a allegados al grupo, parientes de los músicos, amigos y algunos periodistas a escuchar juntos estas nueve canciones recuperadas, pero el plan original, por diversas razones (entre ellas, la ferviente voluntad de un bodeguero munido de muchas botellas de vino y algunas copas), se desdibujó y se volvió a armar en algo más parecido a un cumpleaños familiar, con brindis, reencuentros y pequeñas conversaciones. Quien hubiese ido para escuchar el raro material, sin embargo, no tendría por qué preocuparse: las nueve canciones están disponibles en la plataforma Spotify y pueden encontrarse con facilidad en cualquier momento, escribiendo en el teclado Grupo Tao, Circa 1970. El track número uno de estos nueve es una psicodélica versión de “All together now”: el coro cuenta los números con voces caricaturescas, canta el estribillo como unos Beatles de ácido y termina la canción con una carcajada.