Hace dos décadas, el verde pasto del Parque de la Hispanidad, ubicado en la ciudad de Durazno, capital del departamento homónimo, fue testigo de la primera edición del Pilsen Rock, el festival que marcaría un antes y un después en cuanto a convocatoria de público de un evento musical y que hasta el día de hoy sigue ostentando el récord de asistencia, con más de 100.000 personas en un solo día. Pero 20 años es bastante, y entre aquel lejano 2003 y este cercano 2023 se transformó casi todo. El festival supo cambiar de sede –en 2010 se hizo en Montevideo– y hasta tuvo una edición “virtual” –la de 2020, a través de streaming, por la pandemia–.
Pero, luego de tanto tiempo, algunas cosas regresan a su lugar. Este fin de semana volverá a realizarse un festival de rock en el Parque de la Hispanidad, y si bien no está organizado –ni auspiciado– por Fábricas Nacionales de Cerveza, la simple ubicación del evento remite indudablemente a aquellos shows de otrora, y varios de los músicos que tocarán ahora coinciden en que el “espíritu” será el mismo.
El Durazno Rock, organizado por la intendencia de ese departamento, contará con bandas que estuvieron en casi todas las ediciones del festival cuando se llamaba Pilsen, como Buitres y No Te Va Gustar. A su vez, se suman La Marmita, Jardín Para No Humanos, El Asilo de la Bestia y La Taddey, entre otros grupos y solistas.
Regreso de los locales
Una de las novedades que traerá el festival es el regreso a los escenarios de Graffolitas, la banda oriunda de Durazno que supo participar en el primer evento en el Parque de la Hispanidad y desde 2012 no estaba en actividad. Nicolás Bessonart, uno de los guitarristas, cuenta que para los músicos del grupo aquel toque fue significativo porque allí empezó “una historia importante del rock & roll” y de la banda, sobre todo por ser de Durazno.
Recuerda que en el primer Pilsen Rock se esperaban entre 2.000 y 6.000 personas, pero terminaron yendo 25.000, que era casi la población que tenía toda la ciudad de Durazno. “Superó todas las expectativas, y para nosotros también fue importante, porque a partir de ahí pudimos girar por todo el país, porque nos vio gente de todos lados y después nos llamaban para ir a los distintos departamentos”, rememora.
Pensando en el presente, a la banda le vino bien el festival de este fin de semana porque está cumpliendo tres décadas de su fundación y en breve –el 30 de noviembre– se presentará en Sala del Museo. El guitarrista dice que cuando una banda está parada, es complicado volver a moverla, y gracias al Durazno Rock tuvieron un caché como para poder traer al cantante Claudio Cope Piquinela, que está radicado en España, “y reactivar toda la banda, ponerla en andamiaje”.
Bessonart subraya que hacer música en Uruguay significa “mucho corazón, mucho laburo y poca plata”, por no decir que prácticamente no cobran nunca, ya que lo que cobraban lo reinvertían para grabar discos, mejorar equipos, etcétera. “Nos extinguimos porque cada vez había menos lugares para tocar y era más difícil moverse. Entonces, en un momento, fiel a nuestro estilo, sin decir nada, por la vía de los hechos desparecimos. Y ahora se ve que hay algo en al aire porque volvieron varias bandas”, dice.
El guitarrista recuerda que cuando empezaron, en 1993, en Durazno “no existía nada” en cuanto a rock se refiere, “no había bandas en vivo, solamente había cumbia”, por lo tanto, en su ciudad fueron “pioneros” en el género en los 90.
Se suele pensar que la explosión del rock uruguayo de los albores de este siglo tuvo cierta relación con la crisis de 2002, dado que para la juventud de la época era una forma de descargar las frustraciones, y el guitarrista de Graffolitas no es la excepción, e incluso subraya que por ese lado iba la banda con la letra de las canciones.
“Estaba brava de verdad, yo ganaba menos de 100 dólares. Con el Cope el otro día nos acordábamos de que no teníamos ni para comprar una cerveza. Entonces, era una buena manera, sana, de desahogarse”, dice, y recuerda que en 2004 editaron su segundo disco, Pobre SA, cuyas canciones eran “bien contestatarias, pero también hijas de ese momento”. Entre las canciones de aquel disco estaba, por ejemplo, “Pobrerización”, que decía: “De coqueteo con las multinacionales, / para garantizarles todo el bienestar, / hoy los estados más pobres del mundo / venden lo poco que queda de libertad. / La libertad de conseguir un buen trabajo, / donde te paguen lo que tienen que pagar, / la libertad de masturbarme por si acaso / no encuentro a nadie que me quiera acompañar”.
Pensando en lo que viene, el guitarrista subraya que la idea de la banda es disfrutar del encuentro, revivir las canciones, compartir con la gente y también entre ellos, que son “como familia” porque se criaron juntos. De todas maneras, tienen pensando grabar algunas canciones, pero no como para lanzar un disco, sino una o dos, para sacarse el gusto. “La consigna es disfrutar. No estamos pensando más allá de este momento, no sabemos qué va pasar después, pero estamos contentos. La gente también nos ha hecho llegar mucho cariño y las otras bandas también. Estamos conmovidos por eso, no lo esperábamos. También hay mucha gente que nos empezó a escuchar después de que nos desarmamos, es una cosa que no la teníamos”, finaliza.
Metal y hard rock
“Para nosotros es tremenda oportunidad que se nos llame para tocar junto a tremendas bandas. Es una grilla espectacular, por lo que es el evento y por lo que significa también para la gente”, dice Betina Sánchez, cantante y líder del grupo de metal y hard rock Nameless, que se presentará mañana en el Durazno Rock. El toque formará parte de los festejos por los 18 años de la banda, que sacó su disco debut en 2008, titulado justamente Primero. “Nosotros tenemos la premisa de que se trabaja, siempre hay que estar trabajando y no hay que bajar los brazos; cualquier banda en Uruguay pasó por lo mismo. El público del hard rock es muy fiel”, comenta.
El sexto y último disco de la banda, editado en 2020, se llama De acá venimos y está integrado por versiones de canciones de rock o música popular vernácula, en plan homenaje a la música uruguaya y a las bandas que escuchaban de chicos los integrantes del grupo. El álbum fue grabado junto a varios músicos invitados, como Alejandro Spuntone, Mónica Navarro y Federico Lima, entre otros.
El disco, que incluye versiones metaleras de canciones como “Yo sé quién soy”, de La Trampa, “Lluvia de amor”, de Níquel, “Te voy a llevar”, de No Te Va Gustar, y “Si me voy antes que vos”, de Jaime Roos, entre otras, ganó el premio Graffiti en 2021, en la categoría Mejor álbum de metal y hard rock. Sánchez resaltó que Nameless es “la primera banda de hard rock y metal liderada por una mujer que recibe ese premio”.
Ahora la banda está en una etapa de composición, preparando el séptimo disco, con un pie en el estudio, con casi todas las canciones ya compuestas, y algunas de las nuevas sonarán mañana en el Parque de la Hispanidad. En cuanto al show que brindarán en el Durazno Rock, la cantante adelanta que va a ser “una patada en la pera”.
Los recuerdos de La Triple Nelson
Para Christian Cary, líder de La Triple Nelson, que se presentará en la primera fecha, tocar allí es recordar “un momento feliz del rock uruguayo”. Rememora que en el festival cervecero se presentaron en las ediciones de 2005 y 2006, que fueron las más masivas. Cary todavía tiene bien presente lo que les sucedió en 2005, cuando eran una banda “poco conocida” y recién tenían su segundo disco en las bateas, Seguir mejor (2004). Se subieron al escenario a las 19.00, es decir, en un horario no tan central, de día, y arrancaron tocando “para nadie”, pero a medida que los acordes inundaban el pasto, la gente se empezó a arrimar, hasta que el parque se colmó.
“Teníamos media hora o 45 minutos para tocar, y nos habían dicho que era estricto. Terminamos el show y ni bien nos bajamos la gente empezó a pedir otra. No eran dos personas, ni diez ni 100, sino miles. Kairo [Herrera], que era el que conducía el festival, nos dijo ‘muchachos, suban y toquen otra porque nos matan’. Entonces, salió la versión más rápida que hicimos –que pasó a ser un clásico–, por la adrenalina que teníamos, de ‘Mejor no hablar de ciertas cosas’, de Sumo”, recuerda.
Luego de aquellas presentaciones, pasaron muchos años y varios discos. Después del último día, el último álbum del grupo, lo editaron en diciembre de 2022 y lo presentaron en varios shows durante todo este año. Pero no pierden el tiempo y por estos días se empezaron a juntar para arrancar a componer un nuevo disco. 25 años después de creada la banda, Cary todavía siente esa chispa de emoción cuando compone una canción, algo que le parece difícil de explicar.
“A mí no me ensañaron a componer una canción, ni la letra ni armar acordes. Por ejemplo, cuando compongo una canción no pienso en los acordes, sino que me dejo llevar; a veces no sé ni qué acordes estoy haciendo. He estado con Paco [Pintos, bajista del grupo], hablando con él y tocando algo, sin pensar en lo que estoy tocando, y me dice ‘eso está bueno, repetilo’. Y yo le digo ‘¿lo qué?’, y así empieza una canción”, comenta.
Cary dice que, aunque pasen los años y sume experiencia, antes de subirse al escenario de un festival grande, algo de nervios siempre tiene, o al menos la adrenalina que se empieza a apoderar de su cuerpo; pero hay otras cosas que cambiaron, según recuerda: “Desde aquel 2005 hasta ahora hemos avanzado un montón no sólo nosotros, sino todas las bandas uruguayas, en la parte técnica, los equipos que usamos y cómo nos escuchamos arriba del escenario. Ahora estoy tocando con un sistema digital que me tiene enamorado. Abandoné mis pedales analógicos; pensé que eso nunca me iba a pasar, y vengo tratando de convencer a [Ricardo] Mollo, pero todavía no lo hice”.
Durazno Rock, sábado y domingo desde las 16.00 en el Parque de la Hispanidad de la ciudad de Durazno. Entradas a $ 200 en Mientrada.com.uy.