Marchó presa en su último show, que dio en 2012, cuando tenía 64 años. Habían ido a verla 20.000 personas al escenario de Aracajú, en el norte de Brasil. Además, había un montón de policías. En medio del show, Rita Lee vio que los agentes estaban golpeando a algunos fans. “Ustedes, tan simpáticos, ¿por qué no se fuman un porrito?”, les dijo a los policías, que inmediatamente se acercaron al escenario. “¿Piensan que me van a asustar, con todas las que pasé en la dictadura?”, les espetó la cantante, y después pasó directamente a los insultos. Cuando terminó el show, la llevaron a la comisaría.

Lo de la dictadura era más que cierto. Por ejemplo, en 1975, cuando estaba embarazada por primera vez, fue presa por supuesta posesión de marihuana, en un intento del régimen por dar un ejemplo a la contracultura juvenil que crecía a pesar de la represión.

Hay que recordar, además, que Brasil inició la serie de golpes de Estado que asoló nuestra región. La banda Os Mutantes, que Rita Lee integró como cantante, flautista y percusionista, se fundó en 1966, dos años después del golpe. Con su fusión de psicodelia y música brasileña, Os Mutantes fueron la pata rockera de la tropicalia, aunque el reconocimiento masivo les fue esquivo hasta los años 90, décadas después de su disolución y gracias al trabajo de artistas como Kurt Cobain, Beck y David Byrne. Lee había abandonado la banda en 1972 para iniciar una carrera solista (o al frente de bandas que claramente lideraba, como Tutti Frutti) que –esa sí– estuvo perlada de éxitos.

Muchos de ellos fueron compuestos con Roberto Carvalho, quien también fue su pareja. “Lança perfume”, “Mania de você”, “Agora só falta você”, “Baila conmigo”, “Baño de burbujas”, “Lo siento por Auê”, “Hierba venenosa”, “Amor y sexo”, “Ora”, “Chico bonito”, “Flagra” y “Dulce vampiro” fueron hits en Brasil y también en la región, en ocasiones de la mano de la expansión de las telenovelas brasileñas. Así fue en nuestro país, donde igualmente imperaba una dictadura cívico-militar.

Su carisma, su presencia en la televisión y el cine, su constante coqueteo con la transgresión (la imaginación sexual atraviesa sus letras) la fueron imponiendo como una referencia más allá de ámbitos musicales. “Yo era la única muchacha rockera en medio de un club de hombres que repetían que para hacer rock hay que tener huevos. Yo iba con mi útero y mis ovarios y me sentía igual a ellos, les gustase o no”, escribió en Uma autobiografia, su libro de memorias que, acaba de anunciarse, tendrá una segunda parte en pocas semanas.

“Me gusta más que me llamen 'patrona de la libertad' en vez de 'reina del rock', que me parece un poco cursi”, había dicho Lee a Rolling Stone el año pasado.

La contradicen, entre otros, el presidente Lula da Silva. “Rita Lee Jones es uno de los nombres más grandes y brillantes de la música brasileña. Cantante, compositora, actriz y multiinstrumentista. Una artista adelantada a su tiempo. Ella pensaba que el título de reina del rock no era apropiado, pero en realidad le hace justicia a su trayectoria. Rita ayudó a transformar la música brasileña con su creatividad y audacia. No perdonó a nada ni a nadie con su humor y elocuencia. Enfrentó el machismo en la vida y en la música e inspiró a generaciones de mujeres en el rock y en el arte. Nunca será olvidada y deja su legado en la música y los libros para millones de fanáticos en todo el mundo. Mi abrazo fraterno a sus hijos Beto, João y Antônio, familiares y amigos. Rita, ahora nos faltas tú”, escribió el mandatario brasileño tras conocerse la muerte de la artista este martes.

A Rita Lee le había sido diagnosticado un cáncer de pulmón hacía dos años, y en 2022 se había anunciado su mejoría, pero en las últimas semanas su estado decayó. Murió en San Pablo, donde había nacido el 31 de diciembre de 1947. “De esta ciudad no salgo”, dijo alguna vez.