Internado desde 2020, cuando sufrió un ACV, este miércoles murió el actor, director, dramaturgo, docente y presentador televisivo Aderbal Freire Filho en el hospital Copa Star de Río de Janeiro. Tenía 82 años y era considerado una de las grandes personalidades del teatro del siglo XX brasileño. Además, tuvo un vínculo fuerte con la escena de otros países de América Latina, especialmente con la uruguaya.

Estudiante de derecho, incursionó en la actividad teatral a mediados de la década de 1950 en su ciudad natal, Fortaleza, y en 1970 pasó a trabajar en Río de Janeiro, donde debutó como actor en una puesta de Diario de un loco, de Gogol, que tenía la particularidad de ser representada en un ómnibus en marcha. Dos años después dirigió su primera obra, O cordão umbilical, de Mario Prata, y en 1973 llegó su primer gran impacto como director del monólogo Apareció la Margarita, de Roberto Athayde. Ese año también fundó el Gremio Dramático Brasileño.

“Fue mi primer intento de consolidar un grupo, dijo Freire a la diaria en 2017, cuando ya era un visitante asiduo de Uruguay. “Vivíamos en dictadura, y en aquel momento había recrudecido. Pero el teatro tenía una fuerte importancia social, porque aunque se peleara mucho contra la censura, hubiera muchísimos artistas exiliados y los grupos se desintegraran, el teatro seguía peleando. No se conformaba. Frente a la censura, el teatro decía más que la prensa, que los políticos opositores –acallados por exilio o por ausencia–. Por eso, en aquella época el teatro tuvo un papel de sustitución de la comunicación: decía algo. Aunque por momentos cerraran teatros y se crearan movimientos como el Comando de Caza de Comunistas, que amenazó obras como Roda viva, de Chico Buarque, en 1968 el teatro vivía un enfrentamiento, pero vivía. Hoy pierde mucha importancia social, porque frente al desarrollo de la televisión, de internet y demás, ya le importa poco a la sociedad”.

En 1977 hizo La muerte de Danton, de Georg Büchner, en un túnel subterráneo del metro de Río de Janeiro, que todavía estaba en construcción, y luego llevó adelante varias obras de teatro callejero. Tras adaptar a autores como Shakespeare, Chéjov, Edward Albee, Ibsen, Sartre y Brecht, y de versionar a Cervantes con Don Quijote de la panza, a fines de la década de 1980 se propuso recuperar una sala pública, el teatro Gláucio Gill, abandonado por el gobierno del estado de Río, y durante un año la compañía que fundó como parte del proyecto, el Centro de Demolição e Construção do Espetáculo, ensayó en las ruinas del edificio. En 1990 consiguió estrenar una obra allí, A mulher carioca aos 22 anos, adaptando la novela homónima de João de Minas. Con esa compañía también puso en escena una serie de obras de su autoría (Lampião, rei diabo do Brasil, O tiro que mudou a história, Tiradentes) en las que abordó la historia de Brasil, en general con elencos de jóvenes actores y actrices.

En 2013 estrenó en Río de Janeiro la obra del libanés Wajdi Mouawad Incendios con su pareja, la actriz y gestora cultural Marieta Severo, en el papel protagónico. En 2017 vendría a Montevideo para dirigir la versión de El Galpón.

Visitante ilustre

Una de las preocupaciones de Aderbal Freire era la separación de la cultura brasileña y la del resto de América Latina. La voluntad de superar esa brecha lo trajo a Uruguay en la década de 1980.

“La primera vez que vine fue al Festival Internacional de Teatro organizado por la Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay, y dicté dos talleres, uno para el teatro independiente y otro para la Comedia Nacional. Los actores de la Comedia me preguntaron si aceptaba venir a dirigirlos, les dije que sí, y cuando estrenamos, en 1985, fue justo cuando El Galpón volvía del exilio”, dijo a la diaria en referencia a Mefisto, de Arianne Mnouchkine, la obra con la que inició su trabajo con el elenco oficial. Las fenicias (1995) y Molière (1998) también fueron parte de esa colaboración.

Asimismo, tuvo un vínculo muy intenso con la institución El Galpón: “Me acuerdo de que una noche fue Atahualpa del Cioppo a ver el espectáculo, y fue el primero que dijo ‘Vamos a invitarlo a El Galpón’. Así, y porque Atahualpa me sugirió el texto de Gorki Egor Bulichov fue que volví al año siguiente. Después hice más obras con la Comedia, pero con El Galpón nunca perdí el contacto”, decía el director a la diaria.

Antes de Incendios, que recorrió varias partes de la región, montó con El Galpón Egor Bulichov, de Máximo Gorki, y Luces de Bohemia, de Ramón del Valle-Inclán. En mayo de 2018 fue declarado visitante ilustre de Montevideo, y ese año también dirigió al elenco de El Galón en La palabra progreso en boca de mi madre sonaba tremendamente falsa, de Matei Visniec. Proyecto Galeano, con dirección del brasileño, fue estrenado en 2019. Varias obras de El Galpón, además, pasaron por el teatro carioca Poeira, fundado por Marieta Severo y gestionado artísticamente por Freire.

“Se fue uno de nosotros. Un galponero, uruguayo por adopción. Lo despedimos con tristeza pero con la certeza de su imborrable huella como ser humano excepcional, maestro ejemplar y amigo incondicional. Vuela alto, Aderbal, te aplaudiremos siempre”, dice el comunicado de la institución teatral.