“Hay gente que quisiera tirarse al agua / Sin que siquiera se le moje el pantalón / Hay otros tan ilusos que se ilusionan / con un mundo en que no haya desilusión”, señala Fernando Cabrera en la canción “Imposibles”. Seguro que no se refiere a Inés Errandonea, que con sus nuevas canciones se ubica en el extremo opuesto. Incluso, podría decirse que está casi fuera de los bordes de una hipotética gráfica sociológica sobre la precaución: “Me voy a tomar ya toda el agua / Voy a aguantar bien la respiración / En la bañera sumergida / serán los mares que me revivirán / No tengo miedo a la tristeza / Pero hoy mi cuerpo no dice la verdad / Sospecho que hay algo tapado / sola en el agua vuelve la honestidad”, lanza la cantautora uruguaya, junto a la argentina Sofía Viola, como invitada.
“Bañera” no es la primera canción del álbum, pero funciona como el capítulo revelador de este disco conceptual dedicado al líquido elemento, y como el reverso lúcido-retorcido de su fondo melancólico. En ese estado, la narración se abre en otros caminos, como los de alguien que, en obligada pausa del destino, se dedica a observar al detalle pasado y futuro, y teje ideas sobre su sangre, sus mañas olvidadas y sus decisiones, mientras intenta salir del agujero.
Agua viva es el segundo larga duración de esta cantautora de rumbo solista. Fue producido por el argentino Juanito el cantor y grabado junto a un ejército de músicos y arregladores, entre los que se destacan la uruguaya Camila Ferrari y la argentina Lucy Patané.
En La Vida real (2020), su disco debut, Inés ya había anunciado quién era, de forma deliberada y exitosa. Este regreso confirma su reconocible fórmula compositiva, de trepidación sobre significados y significantes, y la fuerte impronta académica y musical, adquirida como integrante de las Coralinas de Carmen Pi.
Con Agua viva y su poesía extraña, la cantautora continúa alimentando una rica tradición de músicos uruguayos raros que incluye a Jorge Lazaroff y Samantha Navarro, aunque lo hace a través de una temática no del todo ajena por estas tierras, especialmente en vecindarios como el del pianista y escritor Felisberto Hernández, con su “Casa inundada” o el de la escritora y poeta Marosa di Giorgio, del que aquí resuena algo de su erótico surrealismo.
Ahora bien, a Inés no le interesan los hilos sueltos ni los mensajes encriptada. En sus canciones, aún en las más voladas, todo es claro y fácil de observar, solo con un poco de atención. Sobre un tejido poético y musical de elaboración experta, afloran el odio, el amor, el resentimiento, el deseo y cada plan de escape.
No pocas veces, mezcla ingenio musical con literalidad, como cuando se pregunta: ¿“Será la culpa de mi madre? / por rascarnos la espalda”, en “Entera y hecha mierda”, o a partir de sus figuraciones características, afirma: “El deseo se me escurre y me prueba”, en “El deseo”.
¿A qué suena Agua viva?
El disco podría ubicarse dentro de un folk-pop con espacio para los ritmos latinoamericanos, el malambo, un carnavalito, unas pinceladas de tropicalismo, difuminados en el corazón de las canciones como esencias perfumadas. En “Las ganas que saben nadar”, una melodía tramposa para soñar con unas vacaciones en las playas de Brasil, Inés demuestra todas sus destrezas de cantante, mientras sigue las palabras de un drama en el curso de su incomprensión, hasta que desemboca en un estribillo tardío, otras de las marcas de su identidad de cantautora.
Atención con otros ritmos: “Bordes chocolate” trae soul de alto vuelo, enriquecido con un teclado Rhodes y un arreglo de cuerdas. “Algo anda mal” es una balada exaltada de jazz, y la gran joya del disco. “Mis lágrimas ya/ perdieron la sal / No tienen gusto”, dispara la cantante, con Juanito El Cantor en el piano, y todavía mejor: “Tu silencio es la cobardía que mata mis plantas”.
“Sábanas truchas” tiene la participación especial de Martín Buscaglia, y el dúo peruano Alejandro y María Laura acompaña a la uruguaya en “El sol está mojado”, una balada de una estación diferente y esperanzadora, que propone “nadar en brillantina”.
Todas las configuraciones emocionales de la cantante quedan confesadas bajo el ritmo bailable de “Arde”, un track coproducido por Juanito y Lucy Patané que le da un respiro a la oscuridad, con un logrado juego de percusiones, vientos y arreglos corales.
¿La mejor frase de todo el disco?: “Un día te van a amar por lo que antes te odiaban”.
Agua Viva, de Inés Errandonea. Independiente, 2024.