Esta semana se anunciaron dos shows con mucha historia rockera para el año que viene. Por un lado, el 17 de marzo llegan a Montevideo Music Box los ingleses The Damned, tercera pata -o primera, según se mire- de la trilogía sagrada del punk británico junto a los Sex Pistols y The Clash. Dos meses después, el 13 de mayo, el Teatro de Verano recibirá a The Pretenders, la banda liderada por la angloestadounidense Chrissie Hynde, que ya había pasado por Montevideo en 2018 como telonera de Phil Collins y que ahora vuelve, como merece por su trayectoria, encabezando su propio espectáculo.

Ambas bandas tienen trayectorias dilatadas, que comienzan a mediados de la década de 1970 y que alcanzan su pico en la siguiente, y ambas surgen en el ambiente de renovación del rock que se consolidó en Londres hace ya casi medio siglo.

Con distancia y desinterés, el punk puede ser fácilmente caricaturizado, pero si se pone atención o afecto, tiene incontables vertientes. Los Damned son responsables no solo de una de las columnas fundacionales del género, sino también de su expansión estilística. La formación con la que llegan a Montevideo es, casi, la misma con la que grabaron el primer disco del punk británico: Damned, Damned, Damned apareció en febrero de 1977, semanas antes que el debut de The Stranglers y medio año antes que Never Mind the Bollocks, ese mojón en la historia del arte que plantaron los Sex Pistols. Todos compartían la furia y la urgencia, pero si los Pistols eran el centro estético de aquel punk británico y los Clash eran la rama política, los Damned habían reclamado el espacio de lo imprevisible, lo veloz, lo pavote y lo tarareable.

Cientos, miles de bandas punk surgirían en esos años, en tanto los Pistols se disolvían y los Clash y The Damned expandían sus sonidos. Mientras que los primeros seguían el camino de la cultura afroamericana que ya insinuaba su apego inicial al reggae, los Damned irían atrás, a la historia del rock, y también hacia la renaciente vena gótica juvenil (dark por estos lados), alimentada por la imaginación del romanticismo y la conjunción de ropas negras y pieles pálidas. Para muchas y muchos, el punk gótico primordial es Dave Vanian, el frontman de The Damned, quien durante muchos años exhibió una imagen vampiresca y aún hoy parece resucitar a Elvis desde ultratumba.

El otro eje creativo de The Damned es el inabarcable Captain Sensible, inicialmente bajista y luego guitarrista de la banda. Compositor, dueño de una carrera solista en paralelo con hits y todo, cultor de una imagen que parodia la de Pablo Picasso y que apunta, correctamente, a la veta artística de la banda –en sentido vanguardista: surrealismo, dadaísmo y otros ismos– que les permitió revisitar viejas tradiciones con un aire nuevo. Por ejemplo, su reversión de “Help!”, de los Beatles, que hubiera un boomerang para cualquier otra formación punk sin las armas conceptuales de los Damned, o el tema “Love Song”, uno de sus grandes éxitos, que a la primera escucha parece un bombazo más, y que al enfocar la atención revela sustracciones rítmicas y juegos con las rimas infantiles inglesas irresistibles para el subconsciente de su audiencia original.

El tour que trae a los Damned, que reúne a Vanian, al Capitán, al baterista Rat Scabies y al bajista Paul Gray (viejo sustituto intermitente de Brian James), comenzó como una juntada de miembros fundacionales hace unos días, vendrá a nuestro continente en marzo y seguirá luego por América del Norte, y promete un repaso por los discos de principios de 1980, entre los que está el psicodélico y pacifista Strawberrys (1982) y, esperemos, el onírico y popero Phantasmagoria (1985). Infaltable, en todo caso, será el simple “Wait for the Blackout” (1980), aquel que pedía por un corte de luz con la emoción de un Drácula fiestero.

Dios salve a la reina

Cada cual tiene su pionera del rock favorita, y para cientos, millones, es Chrissie Hynde: compositora, guitarrista, poseedora de una voz inconfundible y una actitud imparable. Estadounidense y anglófila perdida, estuvo a la sombra de varios de los punks primigenios de Londres hasta que consiguió formar su propia banda y brillar para siempre.

No fue fácil armar a los Pretenders, ni tampoco mantenerlos funcionando: en 1982 y 1983, adicciones y enfermedades liquidaron a dos miembros del grupo. Hynde no solo logró recomponer la formación, sino que en medio de ese caos creó Learning to Crawl (1984), un clásico del rock que contiene, entre grandes canciones, al himno “Back on the Chain Gang”, uno de esos temas en los que todo es sutil y perfecto: la letra de desamor desafiante, la transición infinita entre estrofa, estribillo y parte del medio, los ganchos guitarreros, el bajo bandido, los coros de la barra y, sobre todo, la voz de Hynde, penetrante, alta, filosa y dulce a la vez.

Los Pretenders son de esas bandas de las que no hace falta ser fan para conocer bastante: muchos de sus temas han sonado por todas partes, como “Don’t Get Me Wrong”, “Middle of the Road” y la versión de “I Got You Babe” que hicieron junto a UB40.

Veterana e incombustible, Hynde sigue creando y en 2023 apareció Relentless, grabado con la banda que llegará en mayo a Montevideo. Su show y el de los Damned prometen el encuentro con protagonistas de una explosión que cambió a la música para siempre.

The Damned. Lunes 17 de marzo en Montevideo Music Box (Av. Dámaso A. Larrañaga 3195). Entradas en RedTickets desde $ 2.980

The Pretenders. Martes 13 de mayo en el Teatro de Verano. Entradas próximamente en TickAntel.