“Slow, duck crossing” (“Despacio, cruce de patos”). Guillermo Aguirre, alias Pegal, descubrió hace poco el cartel de advertencia mientras trabajaba en un barrio privado en tareas de sanitaria. “No muy lejos de acá hay casas que valen millones de dólares con gente que tiene su propio lago. Cuando entrás, un guardia de seguridad avisa: entró tal persona y va por tal calle. Eso también forma parte de la cultura del miedo”, dice.

“Que el tiempo se estire y que todo pase, eso es lo que buscan”, dirá más tarde Diego González, alias Carnal.

Junto a Felipe Escuder (Barfly), que llega a la charla con su bicicleta a cuestas, comparten un banco en la plaza ubicada entre la Facultad de Derecho y la Biblioteca Nacional y una botella de jugo de frutilla recién enfriado. Los tres amigos se presentan en vivo como Magia Negra Squad, un grupo de rap con letras de fuerte contenido social que los mantiene unidos y activos, en un proyecto artístico con el que, además, reivindican la vida y la obra de Felipe Cabral, Plef, otro de los fundadores del grupo musical, asesinado por la espalda de un disparo en la cabeza el 16 de febrero de 2019, en un caso que sigue sin aclararse.

Otra zona roja

“Fueron seis horas desde el momento en que le dispararon a Felipe hasta que alguien avisó a la Policía. ¿Ni una sola persona se dio por enterada en todo ese rato? ‘Miren que pasó algo, que nadie salga de sus casas’, escribió alguien en el grupo de Whatsapp ‘Vecinos en alerta’”, cuenta Diego, el amigo más cercano del artista y de su familia desde sus días como compañeros de la escuela Estados Unidos del barrio Cordón.

“Si hay un barrio que debe considerarse zona roja por su peligrosidad, ese es Punta Gorda”, dice Federico Cabral, hermano mayor de Felipe, músico y artesano.

El crimen se produjo mientras el artista descansaba sobre un muro luego de pintar un grafiti en una finca abandonada, ubicada en la rambla República de México, a pocos metros de la plaza de la Armada y de la casa donde funcionó, en 1974 y 1975, el centro de detención y torturas de la dictadura militar La Casona, o Infierno Chico.

“Debe ser el barrio con más cámaras por metro cuadrado y nadie vio nada”, agrega Guillermo, cuya madre conserva una amistad con la de Felipe, Sara Estabillo, iniciada mucho antes del nacimiento de sus respectivos hijos. Diego recuerda que no casualmente, en una aplicación que permitía geolocalizar buena parte de los grafitis de Montevideo, Punta Gorda era el único barrio que aparecía vacío de obras de arte urbano. La pintura de Plef fue tapada con pintura blanca con gran celeridad.

Sobrevivientes

Este viernes 16 de febrero, y como todos los años desde la desaparición física de su amigo, Guille Pegal, Diego Carnal y Barfly se subirán a un escenario para cantar nuevas y viejas composiciones, para pedir justicia por Plef y combatir “los discursos de odio”. En el evento también participarán otra decena de artistas, como Chole Gianotti (ex Abuela Coca) y Santi Mostaffa, involucrados en la causa o recientemente autoconvocados, que se suman al reclamo por la muerte del músico y grafitero.

“Lo que busco en el tag es la simplicidad, pero tiene que estar bien hecho”, le contaba Plef a El Chili (difusor uruguayo de la cultura hip hop) en agosto de 2012, en una entrevista del podcast El quinto elemento. Por esa época, Felipe pensaba con entusiasmo en la posibilidad de “taguear el Palacio Legislativo”, y ante la pregunta “¿qué lugar nunca taguearías?”, respondía: “La cara de mi madre”.

“La letra de Felipe es muy parecida a la de mi padre”, apunta su hermano Federico, hijo del músico Mario Chichito Cabral. Federico se ha vuelto un especialista en la obra de Plef: puede distinguir copias de originales con facilidad, y encuentra en los muros de la plaza del barrio Cordón donde transcurre esta entrevista varias muestras crípticas del trazo del artista.

“Era él el que se había puesto el cuadro al hombro”, dice Guillermo sobre las semanas previas a la muerte de su amigo y las ganas que le estaba poniendo al rap y a Magia Negra Squad. “Estaba en su mejor momento”, agrega Barfly. “Me acuerdo de que había ganado 3.000 pesos en una noche rapeando y estaba contento con lo que pasaba en El Jadeo”, agrega Diego. “Las letras y las temáticas eran las mismas. Mantenía el hardcore de Magia Negra, pero hacía un reguetón y mezclaba algo de política. Siempre hablaba de la lucha de clases”, suma Barfly.

Felipe Escuder, Guillermo Aguirre y Diego Gonzélez, integrantes del grupo Magía Negra.

Felipe Escuder, Guillermo Aguirre y Diego Gonzélez, integrantes del grupo Magía Negra.

Foto: Mara Quintero

Así que Felipe fue muy importante para una fiesta como El Jadeo, que hoy es muy popular.

Guille: Sí, era un evento hecho de modo cooperativo en el que estaban otros artistas como Ojos Finos, Kira y El Bicho, y con entradas re accesibles para la gente. Ahora creo que está más caro. De hecho, creo que la palabra jadeo se la puso él, con otros amigos.
Era un toque muy under, en un sótano de Barra 7 [boliche ubicado en Canelones y Andes que ya no existe].
Barfly: Y una de las consignas era que fuera un espacio donde respetaran a las pibas, porque había ido a otras fiestas donde a veces los pibes se zarpaban. Y eso es algo que se mantiene hasta ahora en El Jadeo.
Guille: Lo que pasaba con Felipe era que pegaba onda con mucha gente de distintas clases sociales y se llevaba bien con todos. Era inclusivo de verdad.
Barfly: Yo salí a pintar con él una vez y me dijo: “Ahora va a venir un pibe al que conocí la semana pasada”. Así pasaba siempre. Él, al contrario de otros colegas, enseguida se interesó por mi música.
Guille: Y a la vez que rapeaba, salía a pintar, también había empezado a tallar, tenía su huerta, hacía su pan para sustentarse, y cuando no podía vender, lo regalaba. El loco siempre estuvo muy activo en muchas cosas. Tal es así que se habían reducido los tiempos en que nos juntábamos. Te decía “tengo esto, esto, esto”, pero siempre se hacía un lugar para Magia Negra.
Diego: En algunas letras lo dice: “Ya no vivo ahí, pero siempre vuelvo a la plaza”.
Guille: Él no contaba todo; es decir, por ahí si salía la conversación o le preguntabas, ahí te enterabas, pero en realidad era alguien que estaba abierto a los demás, te podía escuchar todo el día y absorbía toda la información; por eso digo que la empatía que él tenía fue lo que le permitió generar un montón de círculos distintos con mucha gente. Por ejemplo, yo me enteré mucho después de que una vez había ido a grafitear el Ministerio del Interior y lo llamaron para declarar.

¿Cómo surge el nombre Plef?

Diego: Primero fue Epilef, como lo conocen muchos, que es un anagrama de Felipe. Estábamos en primero o segundo de liceo buscando nombres para raperos; yo había visto la primera película de Harry Potter y ahí me acordé, “The Mirror of Erised”, que tiene la palabra deseo, desire, dada vuelta. La historia decía que el espejo no te mostraba tu cara, pero sí el verdadero deseo de tu corazón.
Felipe decía que cuanto más corta la palabra, mejor, porque le daba más posibilidades de taguear, y así quedó Plef.

Siguen apareciendo gatos de Plef por toda la ciudad.

Guille: A pesar de que muchos los han borrado, los seguimos encontrando. En la puerta de la escuela 6, Estados Unidos, pintaron todas las paredes y lo único que dejaron fue un gato de Felipe. Y nadie fue a hablar ni nada.
Diego: Una vez los de la Unidad Popular estaban blanqueando un grafiti enorme de Plef en el barrio. Fuimos hasta ahí y les dijimos que era un original y que iban a tener problemas si lo tapaban. No nos hicieron caso y nos hablaron bastante mal, pero la dejamos por esa y nos fuimos. Al rato llegó una camioneta con un grupo de gente que pintaba con Felipe y lograron que se fueran.

Cuando Felipe murió hubo quienes salieron a decir que su muerte tenía que ver con su afiliación al Partido Comunista. ¿Cuál era su vínculo con ese partido?

Diego: Él a veces salía a pintar con la Juventud Comunista, pero no estaba afiliado. Salían a pintar por la Aduana, pero Felipe había hecho muchas veces eso. Como cuando escribió en un banco “Por culpa de los bancos existen los pobres”… Ese quedó como uno de sus grafitis más conocidos.
Guille: Surgió de una charla que tuvimos una vez. Nos preguntábamos: “¿Qué habrá sido primero, la plata o los bancos?”. Empezamos a investigar y descubrimos que el origen del dinero tuvo que ver con algo que no se llamaba banco, pero que era muy parecido, y que por culpa de eso fue que se generó una gran brecha entre clases sociales. Él tenía simpatía con algunos comunistas, como la tenía con otros que eran socialistas, o anarquistas, tenía empatía por los luchadores.
Barfly: Tenía ideas muy fuertes, pero no quería encasillarse en nada.

¿Cómo les cambió la vida la muerte de su amigo?

Barfly: Lo primero es que nos motivó a estar más arriba de los escenarios.
Guille: Sentimos la necesidad de seguir adelante con lo que él estaba haciendo.
Diego: A los seis meses de la muerte de Plef, estaba por el Palacio Legislativo, vinieron de atrás y me pusieron un revólver en la cabeza. Les doy la mochila y uno me dice: “Dame el celular”, y después: “Decime la clave”. Así que definitivamente a mí me cambió la vida; ahora miro para todos los lados, no me regalo en nada y ando rápido por la calle.
Guille: Y nos sentimos más vulnerables. Pensamos: “Las cosas pasan, a nosotros no, hasta que te pasan”.
Diego: Y estamos en el punto de mira. Leo los comentarios en las redes de gente que escribe: “Plef, qué bueno que se murió, hay que matar a otros como él”. Hasta el día de hoy.
Barfly: Esos comentarios son producto de un discurso de odio que está muy difundido. Hay gente que escribió “estaba pintando en una casa abandonada, que se joda”, pero nosotros elegimos salir a representar el legado de Plef sin ningún afán revanchista.
Guille: Felipe tenía ideas muy lindas. Por ejemplo, hablaba de que era posible la energía eléctrica gratuita para todo el mundo, que fuera un derecho que el Estado tenía que cubrir.
Barfly: Nos transmitió la actitud de estar activos, como hacía él, que salía a pintar, a tocar. Por eso cada vez estamos haciendo más conciertos con Magia Negra.
Guille: Estar haciendo música es una forma de estar cerca de él.

Y al mismo tiempo se empezaron a juntar con otra gente.

Diego: Sí, incluso gente que ya conocíamos, pero con la que no terminábamos de concretar nada. Siempre quedaba en “bueno, vamos a hacer algo un día”. Ahora fue: “Vamos a concretarlo”, y empezó a moverse la pelota. Así empezamos a armar toques con el boliche Barra 7, ahora con Colectivo Tatú y con otros colectivos como Clandestino y gente como la de Se Armó Kokoa.
Barfly: Siempre hacemos algo en el cumpleaños de Felipe, el 7 de setiembre, y los 16 de febrero hacemos otra movida con el pedido de justicia. Cada vez se acerca más gente a tocar y participar.
Guille: El evento de este viernes lo organizamos nosotros y entre otras personas, también nos ayudó Titi, la madre de Valentino, que es un niño muy fan de Felipe y sus gatos que ha ido a las fiestas que hacemos desde muy chiquito. Un día nos dice: “Quiero que Valentino aprenda hip hop”, la conectamos con Vicki Style, y empezó a ir a sus talleres. Ahora el pibe baila, se sabe nuestros temas de memoria y viene a todos nuestros shows. A partir de Titi conocimos el Colectivo Tatú y Andi 7 E, que había pintado con Felipe y nos ofreció el local de Tatú para hacer el evento este año.

Entre silencios y esperas

Federico Cabral, el último en sumarse a la charla una tarde de febrero, no pierde la serenidad de sus gestos. Baja de una bicicleta y saluda a los amigos de Felipe, que también son sus amigos. Además de sus reclamos al sistema judicial, también llama y convoca al periodismo cuando rescata el buen trabajo del periodista Ricardo Pose por su nota “Plef: cuatro años de un asesinato a la sombra de la impunidad”, publicada en Caras y Caretas en febrero de 2023, y deja al descubierto un espacio grande para sumar páginas.

“Yo no puedo creer que un periodista sepa cosas que la fiscal nunca nos mencionó”, dice, con cansado asombro, en referencia a Mirta Morales, encargada del caso. Según fue informada la familia, este año el caso quedó archivado, lo que permitiría que otro fiscal se haga cargo y pueda encontrar nuevos indicios.

En febrero de 2019, Morales procesó a un primer sospechoso del crimen “por tráfico de armas”, tras un allanamiento a su domicilio. El hombre, de 77 años, murió en mayo de ese mismo año. También había sido indagado su hijo. Los dos vivían en una casa lindera a la vivienda donde se dio muerte al artista.

“Pienso que después de cinco años es difícil que aparezcan nuevos indicios, pero lo cierto es que hay casos más antiguos que se han resuelto. El que asesinó a Felipe ahora mismo puede estar pensando: ‘Mañana mato a otro y no pasa nada’. No hay que olvidarse de que, en su momento, y en un claro ejemplo de discurso de odio, se puso en duda si la propiedad privada no valía más que la vida humana”, reflexiona Guillermo.

“Es una situación que te genera mucha indignación. Estamos hablando del asesinato de una persona que quedó impune. Lo único que queremos es justicia, es lo mínimo que se puede pedir para alguien que puede ser el hijo, el amigo y la familia de cualquiera”, agrega Barfly.

“El principal sospechoso tenía una cantidad de armas; justo la que coincidía con el calibre del arma con la que se mató a Plef desapareció. En el momento del crimen su hijo tenía 15 llamadas con el hermano, con quien prácticamente no tenía relación. Muy raro”, apunta Diego.

“A la familia no le dejaron reconocer el cuerpo de Felipe. Le dijeron que no encontraban una llave. Puras mentiras. Felipe tenía dos celulares y uno no volvió a aparecer”, recuerda, y sigue: “En su momento, Lacalle Pou, en vez de expresar el pésame, salió a apoyar a Jorge Larrañaga. Cero empatía, ¿entendés?”, dice en referencia a un debate sobre el caso de Plef y la campaña “Vivir sin miedo” impulsada por el entonces senador, fallecido en 2020. Entonces, el actual presidente escribió en la red X: “Intolerancia y falta de argumentos, Jorge. A seguir el camino del Partido Nacional. Mi solidaridad ante este disparate”.

Sobre la respuesta del sistema político, Guillermo reconoce que el senador Óscar Andrade “dio una mano al principio”. “Pasó que el padre de unos de los amigos de Felipe fue quien pagó el sepelio, y una de las condiciones que puso fue que no entrara nadie del Partido Comunista”, explica Guillermo. “Hubo un grupo de amigos que no quiso saber nada con la Justicia y eso confundió la cosa, porque mucha gente pensó que a la familia no le interesaba aclarar el caso, y nada ver, por supuesto que siguen reclamando justicia”.

“La fiscal Morales una vez nos dijo: ‘No podemos avanzar más’. Así estamos desde 2021. Una vez fuimos con mi madre y la hermana de Guillermo al edificio anexo del Parlamento. Nos recibió una comisión de diputados con gente de todos los partidos que se comprometió a hacer algo. Nunca más recibimos respuesta. Fue todo un acting. Por eso pienso que a nivel político también está todo muy turbio”, dice Cabral. “Lo mínimo era una llamada para decirnos que no habían podido hacer nada”.

“Le metimos toda la presión que pudimos, pero la burocracia es más fuerte”, agrega Guillermo, mientras que Diego se pregunta si no será una cuestión de “voluntad política”.

Federico dice que “se sigue como se puede”, que se trata “de un duelo que no se supera”: “La mejor forma que tengo de ir llevándola es ver la obra de Felipe por todos lados”, dice Cabral, que publica fotos de los grafitis de su hermano en su cuenta de Instagram. “Cada cual lo transita de una forma distinta. Mi madre fue la que más padeció esta situación y tuvo un deterioro de salud muy marcado. Hace poco le dio un infarto. Para ella cada año que pasa es más difícil, y ya hizo muchísimo, fue a todas las reuniones a las que la convocaron”.

“Nadie le va a devolver a su hijo, pero precisa conocer la verdad del caso”, dice Barfly.

“La cuestión es cómo poder seguir con la vida”, dice Federico. “En el caso de ellos, la forma más sana es a través de la música”, “y por eso también es que nos mantenemos todos unidos”, agrega Diego, incluyendo al hermano de Felipe en su sentencia.

Antes de irnos del lugar, Cabral recuerda algo más que el dolor y la extrañeza del caso le habían hecho olvidar. El 16 de febrero de 2019, cuando tuvo que ir a la comisaría junto a su madre para obtener información sobre lo sucedido, un oficial del que nunca supo más nada le dijo: “Yo sé quién mató a tu hermano”.

Magia verde. Para recordar a Plef a cinco años del asesinato. Viernes 16 desde las 16.00 y hasta las 0.00 en Tatú (Buenos Aires 314, Ciudad Vieja), con actuaciones de Santi Mostaffa, Dúo Magialidades, Slowlee y el Indigente, Nf y Gnz, Billyman, Guille Olivera, Colectivo Rapfem, Raggazzan, Magia Negra Squad, Chole Gianotti y La Vecindad, Último Panda y Varelman. Además, habrá micrófono abierto, cantina, libros de tags, pista de baile y zona para grafitear.