Emilio González Moreira (44) nació en Buenos Aires el 14 de octubre de 1979. Aunque la información no le sirva para nada, todavía puede recordar los números telefónicos de sus compañeros de escuela primaria.

Su pasión por los videojuegos comenzó en 1988, con la mítica consola Colecovision. Ese mismo año también siguió la campaña de River Plate y con pasión los sketches de No toca botón y los porrazos de El Chavo del 8. “A partir de ese momento recuerdo todo”, cuenta desafiante, en una entrevista en el programa porteño de streaming Hay algo ahí.

González Moreira puede competir con buen nivel en videojuegos de aventuras, fútbol y tenis, pero su talento excede por completo cualquier tipo de competencia deportiva. Su cerebro ramifica casi cualquier expresión de cultura pop que se pueda deshilachar en datos bibliográficos, curiosos o de confectura, y elabora narraciones atractivas, incluso para los inexpertos de cada nicho cultural.

“El Zelda imita la vida”, dice, sobre la saga de aventuras digital, mientras abre una entre las muchas líneas de análisis que puede dominar con extrema expertice. Al momento de definir su metié, el argentino se define como un profesor de historia de los videojuegos y un comediante de stand up, aunque su presente también lo ordena en la categoría de streamer.

Su notoriedad es bastante nueva, aunque su trabajo como difusor de la cultura gamer supera los 20 años. Para conocer su mejor versión, alcanza con chequear las entregas de su canal de Youtube Tiempo de Videojuegos, donde repasa exhaustivamente la evolución de este pasatiempo, desde el Atari hasta nuestros días. Reacciona a novedades, evalúa consolas y categoriza los mejores juegos de todos los tiempos.

Desde su casa, y a una velocidad fuera de lo común, el comediante sistematiza, jerarquiza y organiza varias toneladas de conocimiento sobre videojuegos, con gracia e histrionismo. Su estilo, entre la comedia y el naturalismo cómplice y nerd –el gran hallazgo de muchos youtubers–, logra encantar a unos cuantos miles de usuarios, en buena medida, por su flujo verbal acelerado y personal, y, claro está, por la cantidad de data que maneja.

El ritmo con que cuenta sobre consolas, gráficos y sucesos contextuales sigue la cadencia de los videojuegos y sus joysticks con botones. A la vez, su catarata de información sólo se detiene, con momentos de humor autocrítico, para reírse de su patetismo, o cuando salta algunos de sus fanatismos –las consolas de la marca Sega– con las mismas señales y cánticos usados por las barras bravas del fútbol.

Cuando el asunto va en serio, González Moreira señala que son necesarios “100 juegos terminados, y no menos”, para meterse en la conversación evaluativa. Su régimen jerárquico está hecho de “sensaciones” y de categorías como jugabilidad y diseño.

En su tabla casera, si la puntuación no supera los 39 puntos, “el juego es un desastre”; si se ubica alrededor de los 59 puntos, alcanza lo “regular”; de 60 a 75 puntos, “está bien”; de 75 a 85, “muy bien”, y a partir de los 90 “es memorable, te deja tarado”. Su primer cartucho jugado fue el de Don King Kong y su juego más altamente calificado hasta la fecha es Batman: Arkham Knight 2, con 95 puntos.

En el detalle, sobre el GTA San Andreas, dirá, por ejemplo: “Es un juego muy abarcativo que trata de hacer muchas cosas y no logra definir ninguna. Como juego de autos no es un buen juego de autos, como juego de pelea no es un buen juego de pelea, como juego de tiros no es un buen juego de tiros. Está claro que se trata del ícono referencial de su época, y su época es la sexta generación, lo que corresponde a la primera mitad de la década del 2000. Esa es la generación que incluye a la máquina más vendida de todos los tiempos, que es la Play Station 2. O sea, es el ícono de la era Play 2, pero ¿considerarlo el mejor juego? Ni siquiera sabemos si es el mejor juego de la Play 2. La gente te lo puede decir. Está Half-Life 2, que salió el mismo año, sin ir más lejos”, arranca.

Entre muchos trabajos, el comediante y streamer vendió libros puerta a puerta y tuvo su propia tienda de videojuegos. En una de las mejores piezas de su canal de Youtube, cuenta cuando terminó por renunciar a sus tareas en una estación de servicio, totalmente obsesionado con el juego Zelda: Ocarina of Time, uno de los primeros diseñados en tres dimensiones. “Uno empezaba a comparar las cosas en 3D: cómo este juego hace una puerta, una escalera, cómo hace un árbol”, relata, sobre los polígonos digitales.

Gloria sin joystick

González Moreira mide 1,76 metros y pesa 78 kilos, y el jueves 19 de noviembre será una de las figuras del evento Párense de manos, que se llevará a cabo por segunda vez, en esta ocasión, en el estadio José Amalfitani, del club Vélez Sarsfield.

Emulando las ocurrencias del youtuber español Ibái Llanos, el programa argentino de streaming Paren la mano, del canal Vorterix, encontró una vía regia para monetizar su éxito mediático, invitando a combatir en un ring de boxeo a figuras del espectáculo y las redes sociales. El especialista en videojuegos deberá chocar puños con su compatriota y comediante Robert Galati, quien ya combatió, en 2023, y perdió contra el humorista y standapero Grego Rosello. En el evento también están confirmadas las presencias del exboxeador Sergio Maravilla Martínez y el streamer Coscu.

“Yo, al menos, voy a tratar de mantener el aire”, expresó González Moreira en la previa, y agregó: “Uno nunca ha hecho boxeo profesional, pero no me puedo negar a esta posibilidad, por tener una relación con este deporte desde muy pequeño. Yo vengo viendo boxeo desde la década del 80, con gente como Marvin Hagler, Sugar Ray Leonard, y sin olvidar a Látigo Coggi, Locomotora Castro, hasta Mike Tyson. Mi sueño es que la pelea termine como Rocky II”.