“En el momento más alto de mi carrera y mayor popularidad quiero mostrarle al mundo quién soy yo, quién es Benito Antonio, quién es Puerto Rico”. Así presentó Bad Bunny Debí tirar más fotos, un álbum de reguetón salsero que busca reivindicar la cultura latina en el mercado anglohablante.

El cantante, autor del primer disco íntegramente en español nominado a Álbum del año en los Premios Grammy (por Un verano sin ti, de 1992), sorprende al profundizar su fusión con la salsa en un material de identidad boricua, que funciona como punto bisagra en su carrera musical y personal, afianzándolo como vocero de “la estrella del Caribe”.

El álbum abre sampleando “Un verano en Nueva York”, de la orquesta portorriqueña El Gran Combo, y deja clara su intención desde el comienzo: “¿Cómo Bad Bunny va a ser rey del pop? Con reguetón y dembow”, canta el artista, en una referencia a la portada de la revista Forbes que lo coronó en 2023, pero llevada ahora a sus propios términos. Rey, sí, pero en su tierra.

Grabado en la propia isla, con un gran despliegue instrumental y la participación de reconocidos y emergentes artistas locales —como los jóvenes de la Escuela Libre de Música de Puerto Rico—, Debí tirar más fotos es un disco de reguetón moderno pero revisionista, plagado de referencias, como el guiño a Jarabe de Palo en “Weltita” o el homenaje a las bases del reguetón en la estructura de “Eoo”, con el sello distintivo de Tiny en la producción.

Sin embargo, la salsa es la gran protagonista: en formato romántico con “Baile inolvidable”, con tintes de bachata en “Bokete” o más tradicional en el single adelanto “Pitorro de coco”, y la increíblemente personal “La mudanza”, que cuenta la historia familiar del artista en primera persona con una introducción intimista a capella. En tanto, las bailables “Voy a llevarte a PR”, “Ketu Tecré” y “El club” consagran la exitosa fórmula de melancolía bolichera de previos hits como “Yonaguni”.

“Seguimo’ aquí”

La portada del álbum, dos sillas blancas de plástico aguardando vacías en un jardín, anticipa el aura nostálgica que empapa sus 17 canciones. Todas tienen títulos estilizados que mezclan mayúsculas y minúsculas, en una tendencia dosmilera que recuerda a la juventud del artista.

La contraportada reza: “Puerto Rico, 2025, seguimo’ aquí”, y declara: “Este proyecto es dedicado a todos los puertorriqueños y puertorriqueñas en el mundo entero”. Además, los visualizers disponibles en Youtube acompañan cada tema con fotografías de época y textos sobre los principales acontecimientos históricos de Puerto Rico.

Líricamente, “Lo que le pasó a Hawái” es un manifiesto en contra de la norteamericanización de la isla, que es un “estado libre asociado” de Estados Unidos. Apela a la conservación de las tradiciones, del idioma y de la cultura, y refleja, de este modo, la influencia del ex Calle 13 Residente, quien ha sido muy explícito respecto de la situación política de Puerto Rico, con un rol activo en la renuncia del gobernador Ricardo Roselló en 2019.

En esa línea, el cortometraje lanzado junto con el disco, protagonizado por el cineasta de 90 años Jacobo Morales, refleja una isla desdibujada, donde los negocios locales han sido reemplazados por cadenas estadounidenses y la música tradicional ya no inunda las calles.

Sin poses

Con este disco, Bad Bunny derriba el prejuicio de que sólo se puede ser activista desde un esnobismo culto, bien hablado. Debí tirar más fotos es profundo, con claro fondo sociopolítico y una búsqueda musical trabajada tanto por el artista como por sus productores, pero no se siente como un intento de rebranding forzado o un cambio radical de estilo. Es un camino natural, marcado por dichos y acciones previas, como el videoclip “El apagón - Aquí vive gente”, que muestra los destrozos ocasionados por el huracán María.

Bad Bunny le canta a su tierra tras haber emigrado y a una añoranza utópica de la sociedad tradicional boricua que, por cuestiones etarias, el propio artista ya conoció desdibujada, pero también al desamor y placeres banales como el baile y la fiesta. Sin esfuerzos, traza un paralelismo entre la pérdida de identidad de su nación, una ruptura dolorosa y las consecuencias negativas de la fama internacional que alcanzó en los últimos años; todo sin perder su dialecto portorriqueño y el vocabulario reguetonero, quizás algo burdo, pero esencial a su impronta. Para su disfrute, hay que escucharlo sin sesgos.

Debí tirar más fotos. Rimas Entertainment, 2024. En plataformas.