“Todas esas son mis tías abuelas”, dice sobre la foto en blanco y negro que ocupa el fondo de su página web y en la que se presenta como artista y creadora y autora del libro Soul training: sistematización abierta en danza contemporánea (2023).

“Venían con esa mezcla italiana y eran matriarcales mal”, cuenta la bailarina, coreógrafa e investigadora Eugenia Silvera Chirimini entre sus abundantes semblanzas caseras, rodeada de artistas y personajes vinculados a la cultura, como su tía “adorada”, la bailarina Sara Chirimini, su tío, el tenor Carlos Rivero, y otro tío, el historiador Tomás Olivera Chirimini.

“Mi tía Sara fue una referente para mí, pero también sabía que quería bailar y ser distinta a ella”, confiesa sobre su etapa formativa con danza clásica y moderna junto a Hebe Rosa, desde los seis años hasta los dieciséis, marcada por una estricta exigencia profesional, que terminaría por adoptar como uno de sus rasgos de carácter.

Fusión y mixtura

Con Pina Bausch, David Byrne, Pablo Freire, Nora Chipaumire y Charles Baudelaire fusionados en el sustento teórico de sus creaciones artísticas, Eugenia Silvera Chirimini encuentra la manera de contar sobre su esencia y sus inquietudes a través de obras que hablan de sí misma y su memoria familiar, al tiempo que deconstruye otros tótems en su camino, como los de la danza contemporánea, el candombe y el lugar de las mujeres en la cultura uruguaya.

“Mi abuela tenía un problema en una pierna, ella andaba siempre de bastón, pero yo nunca percibí su postura como una debilidad; todo lo contrario, su forma de moverse con el bastón era una señal de poder”, dice, al tiempo que recuerda que, en su casa, el candombe se bailaba de puertas adentro.

“Nos enseñaban que había una cosa muy machista ahí. En Brasil la samba la bailan tanto las mujeres como los hombres, pero acá en Uruguay y en el candombe, el cuerpo de la mujer siempre fue cosificado, como hasta el día de hoy. Por eso se intentaba cuidar a todas las mujeres de la familia”, dice, y profundiza en el tipo de crianza: “Yo nunca estuve de acuerdo con esa historia del candombe ligada al sufrimiento. Mi abuela siempre me decía: ‘Agradecé que nacimos en Uruguay, en un país donde la educación es pública y podés llegar a la universidad sin pagar un peso, y no estamos en Nueva Orleans’”.

Fragmentos desordenados

“¿Y qué pasa si un cuerpo femenino adopta los movimientos de un personaje típicamente masculino como el de un gramillero?”, es una de las preguntas disparadoras de Samplers, tecnología ancestral: “una obra que resignifica la memoria como práctica colectiva a través del cuerpo, la música y la tecnología” y que reestrena con una única función este miércoles en la sala Hugo Balzo del Sodre.

Sobre el escenario, las bailarinas Paola Escotto, Paula Rodhe y Eugenia Silveira Chirimini prueban, improvisan y modifican variaciones del hip-hop, el candombe y otros géneros a través de un sistema de sensores corporales conectados a sus cuerpos, o reaccionan orgánicamente a una serie de samples (fragmentos) de melodías y discursos, con la asistencia sonora del músico y percusionista Daniel Tatita Márquez. Además, subraya la directora y creadora del espectáculo, “tiene muchísimo baile”: “Vengo de muchos años enojada con la danza contemporánea, porque cada vez se baila menos y quiero poder sacarme esas ganas”, explica.

El concepto de sample lo incorporó durante su estadía de diez años en Nueva York: “Viene del hip hop, de agarrar grabaciones, músicas antiguas y resignificarlas para hacer algo nuevo. A partir de esa filosofía empecé a crear mis obras. O sea, a cada lugar que voy, me pongo a tomar clases de danza; de cada lugar rescato algo que me interesa, no solo dentro de la academia, también a nivel popular, de la calle. Cuando fui a Brasil, descubrí la antropofagia y el canibalismo en el arte. Esa parte conceptual me voló la cabeza. Enseguida pensé: ‘Yo quiero adoptar esa filosofía para tomar de otras culturas y hacerlas propias’”.

Lo tuyo es mío

“Las personas que razonan de esa manera es porque sienten que van a perder poder sobre ese conocimiento que tienen”, afirma sobre la idea de apropiación cultural. “Yo vengo de una familia negra y no considero que todas las cosas que vienen de la cultura negra sean hechas bien únicamente por la gente negra. Porque yo también estoy educada y me sigo construyendo de la cultura blanca. La gente blanca podría pensar lo mismo de mí y decirme: ‘¿Por qué estás haciendo danza contemporánea? Andá a bailar candombe o una danza afro’”, reflexiona.

“Yo no resueno con las danzas afro, las danzas que vienen de África, porque yo no me siento de África, ni quiero volver a ese lugar. O sea, como decía Tupac Shakur: ‘Está todo bien, pero yo soy estadounidense’. Yo soy latinoamericana, en cierta manera. Soy una mezcla de negro, blanco, indígena e italiano. En cierta manera resueno mucho más con el camino de la negritud de los Estados Unidos”, dice. “Ahí descubrí otro tipo de negritud y otra manera de llegar al conocimiento y al estudio minucioso de la cultura blanca”, ahonda.

Con sus obras, remarca, intenta una edición de recuerdos que le permite revisar, rescatar y dejar afuera fragmentos y mandatos de su memoria familiar. Entre los privilegiados, en honor al valor que otorga a su educación, vuelve a los cumpleaños de la familia: “Mi tío Tomás alquilaba un proyector de cine para pasar películas musicales y de los Hermanos Marx. Nos educaban con muchos estímulos artísticos. En la casa de mis abuelas siempre había un piano y nosotros apagábamos el volumen del proyector y empezábamos a tocar con el piano y a hacer la música de las películas”, rememora. “Siempre me interesó colocar las cosas en lugares distintos, que generen esa extrañeza y, tal vez, algún cortocircuito. Lo conocido me aburre”, remata.

Samplers: tecnología Ancestral de Eugenia Silveira Chirimini. Miércoles a las 20.00 en la sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del Sodre (Andes y Mercedes). Entradas $ 500 en Tickantel.