En tiempos de posverdades e inteligencias artificiales, la nueva creación del cantante, músico y compositor argentino Lisandro Oscar Baruffato, más conocido como Lisandro Skar, marida a la perfección con las formas más populares de consumo mediático instantáneo de redes sociales.

Su canción “Alguien que yo no es” primero explotó en videos de Tik Tok, con reels de Instagram y Youtube, y no demoró en rebotar en programas de streaming, como Soñé que volaba (del canal Olga), a impulso del gusto y la manija de su conductor, el humorista Miguel Granados, que ayudó a convertir al artista y a su canción en memes de uso múltiple.

El videoclip del tema ya supera el medio millón de reproducciones y presenta al joven compositor con el pelo desprolijo y teñido de amarillo, la mirada escondida en lentes negros de sol y una campera de cuero marrón clásicamente peronista –¿o mileísta?– mientras canta y toca su guitarra en lo que aparenta ser un bar y sala de ensayo venida a menos.

Skar interpreta un blues rock cuadrado y conciso, con una pátina punk en su voz ronca y algo adolescente, como lo indica la tradición rolinga. Entonces, suena mucho a Pity Álvarez de Viejas Locas e Intoxicados y al recién llegado Dillom, a Juanse y sus Ratones Paranoicos, a David Johansen de los New York Dolls, en una canción que puede ligarse hasta los confines donde nacieron “Baby Scratch My Back” de Slim Harpo y “You Gotta Move” de Fred McDowell, antes de hablar de “Señor kiosquero” o de “Midnight Rambler” de los mismísimos Rolling Stones.

Es cierto que la versión provocada y paródica de este cantante santafesino, aficionado a la fotografía, también podría recordar al personaje Pomelo, una de las más célebres invenciones de Diego Capusotto y Pedro Saborido. Pero si se trata de medir esta invención con la vara ética a la que suelen aferrarse los melómanos más fanáticos, corresponde recordar a los venerados hermanos Fattoruso, peinados con cerquillo para emular a los Beatles y triunfar a su pesar como Los Shakers, a Sandro estirando la leyenda de Elvis Presley, a Mick Jagger en sus pasos de James Brown o a Keith Richards y su amor por Chuck Berry.

“Nada mejor que un Rolex paraguayo para quedar bien con la persona amada”, ironiza Marco (Ricardo Darín) en la película Nueve reinas, conocedor de la calidad de la mercadería ofrecida por Washington (Alejandro Awada). Si acaso a alguien le importara, detrás del producto que viene a ofrecer Skar hay oficio y buen gusto. La canción, además de pegadiza y muy fresca –¿qué más se precisa?–, tiene el misterio y la vuelta de tuerca de las mejores reversiones. Imita groseramente al pasado, pero no deja de sostenerse en una novedad ingeniosa.

“Vos necesitás/ alguien que yo no es/ alguien que no haya tenido/ problema con drogas alguna vez”, arranca el estribillo alargado convertido en canción. “No hay mucho que explicar. Podría haber dicho: ‘alguien que yo no soy’. Pero no rima con nada. ‘Alguien que yo no es’, en cambio, genera incomodidad. Hay gente que me dice: ‘Está mal dicho, loco’. Y sí, está mal dicho, pero ese es el truco, para que vos te preguntes: ‘¿Este flaco está bien?, ¿está malo?, ¿está loco?, ¿está cuerdo?, ¿es un capo?, ¿es un genio? No lo sabremos nunca. Chau’”, responde el músico sobre la letra del tema, en un reel de sus cuentas personales de redes.

“Cuando la escribí estaba con el corazón roto y me sentía mal por las cosas que le pasan a la gente. Tenía esos pensamientos y los reflejé en la canción. En el fondo siento que fue un poco mi venganza a la ruptura, quería decir: ‘Qué paja que soy así’”, reflexionaba en una entrevista para el canal de noticias C5N.

El talento de Skar también se trasluce de inmediato en otro video de formato tutorial en el que, con una guitarra criolla, comparte los acordes para tocar su hit viral. También en su más reciente invención, el segundo adelanto de su próximo disco, redobla la apuesta de estética y sonido rolinga con “No me mires así”, cuyo videoclip toma prestados los trucos de Turf y Joaquín Levinton, incluida la presencia del mejor ejecutor argentino del baile del pollo.

Pasado prolijo

En otra vida de hace cinco minutos, Skar sonaba cerca de Jorge Drexler, en la costumbrista y serena “Cuidar el mango”, y a Jack Johnson y al colombiano Camilo, en la exitosa “q hacés”. En sus comienzos podía recordar sospechosamente a Los Enanitos Verdes, con “Llamará?”, y en su primer disco solista, Licha Lover (2022), se sube con gracia a la ola de la música urbana con canciones románticas y autotune.

“No soy fan de nada y mis gustos son un samba. Ahora, por ejemplo, estoy escuchando punk con toda. Pero tengo mis momentos en que sólo escucho cantautores, tengo otros que sólo escucho rock nacional, tuve mis momentos de escuchar electrónica 24/7, me gusta la cumbia, me gusta la salsa, me gusta todo”, revelaba el cantante en 2022 al medio santafesino El Litoral.

“Con toda esa data en la cabeza, el desafío es no ponerme límites a la hora de crear y hacer lo que tenga ganas de hacer. Creo que tengo un sonido muy libre en el sentido de que puede salir para cualquier lado. Si me suena bien, le doy para adelante, no gasto tiempo en etiquetar la música. De hecho, no sabría cómo definirla”, remataba.

Ahora, resta saber si su aventura rolinga seguirá los pasos de Pity Álvarez o, por el contrario, será una más entre las apuestas de un artista performático, como los parodistas que concursan en cada carnaval uruguayo.

Lisandro Skar. Jueves a las 21.00 en Inmigrantes. Entradas $ 850 en Redtickets.