Tras un gran partido de fútbol que duró 120 minutos, River se consagró campeón de la Copa Libertadores de América tras ganarle 3-1 a Boca. Dos goles de la gloria millonaria fueron golazos. El primero fue de Lucas Pratto. El centrodelantero fue astuto para ubicarse bien en el área y esperar el centro atrás después de tremenda pared entre Ignacio Fernández y Exequiel Palacios; pateo bien, fuerte y cruzado que fue el empate. El segundo, el del campeonato, fue una joya del colombiano Juan Fernando Quintero: latigazo de zurda que se metió casi al ángulo. El tercero fue Gonzalo Pity Martínez. El volante definió con el arco vacío porque todo Boca se fue por la patriada en un córner. Enorme, River, que si bien fue menos en el primer tiempo, se rehízo y terminó siendo muy superior al xeneize. Tras los de 1986, 1996, 2015, al final llegó el cuarto título para los millonarios.
El primer tiempo fue de Boca. No sólo por el gol, sino por el dominio del juego. A la espera, hasta cediendo la posesión, los xeneizes fueron mucho más directos. Nahitan Nández, en ese ritmo (un poco sucio y áspero, si se quiere) fue de lo mejor en el lleve y traiga. Pero desde el segundo tiempo en adelante ganó el talento. River tenía la pelota pero le faltaba el último pase, el toque final. Llegaba, generaba espacios y los aprovechaba, pero decidía mal las últimas pelotas. Hasta que se encendieron. Pity Martínez encontró en Quintero al socio ideal. El colombiano fue determinante para efectivizar el cambio de rumbo del partido. Con él River pasó de la intención a la acción.
El millonario empató a los 68 y tuvo un par más para llevarse el partido. Pero no logró la diferencia hasta el alargue. Ahí aprovechó el hombre demás, eso también fue importante, y le sacó provecho al talento individual aplicado a lo colectivo. El gol de Quintero pareció el cerrojo definitivo. Iban 109 de juego y Boca estaba con 10 y extenuado. Pareció y fue determinante, porque en su afán de empatar Boca se regaló y Martínez aprovechó para gritar campeón.
Camilo Mayada -que jugó buenos minutos-, Rodrigo Mora -estuvo en el banco de suplentes-, Nicolás de la Cruz -a quien esta vez le tocó verla desde afuera- y el profe Marcelo Tulbovitz, fueron los uruguayos campeones de la Libertadores con River Plate (a quienes se les podría agregar a Marcelo Saracchi. El zurdo jugó en el millonario durante el primer semestre, antes de partir hacia el fútbol alemán).