En la segunda semifinal de la Liga Uruguaya de Básquetbol, Malvín consiguió ganarle 73-68 a Defensor Sporting y pica en punta. El triunfo se basó en un gran juego colectivo del azul, tanto en ofensiva como en defensa. El mejor jugador del ganador fue Marcel Souberbielle, quien cerró sus números con 24 puntos y 7 rebotes.
El primer cuarto fue para Malvín 17 a 13. El azul jugó un ataque inteligente, sobre todo aprovechando las cortinas altas, y además fue duro en defensa en dos rubros necesarios para parar a Sporting: no darle comodidad a Sundiata Gaines y bloquear todo intento de contragolpe. Sin eso, al fusionado le costó mucho convertir y siempre fue atrás en el marcador. Para destacar en Malvín, como casi siempre desde que llegó, la calidad y la efectividad en los goles de Herper Kamp y el aporte ofensivo de Souberbielle, quien arrancó de titular e hizo buenos minutos.
El comienzo del segundo chico fue basquetbolísticamente un desastre. No sólo porque transcurrieron casi 4 minutos y fueron 2 a 1, sino porque de sistemas, de orden y (en su defecto) de efectividad en los tiros, poco y nada. Entre ese mambo con demasiada intensidad y poco juego, lo más significativo de ese tramo tuvo nombre y apellido: Marcel Souberbielle. Con la confianza por las nubes luego de ser determinante en la clasificación de su equipo a semifinales, el alero encontró el aro, metió tres tiples seguidos y abrió la brecha para Malvín. Final 37-27 para el playero.
Cuando Malvín llegó a ponerse 14 por delante, pareció que el juego del Palacio Peñarol se dirigía a una sentencia favorable al azul. Pero, aunque sin Gaines, o a cuenta gotas, de la mano de Federico Haller y de Henry Walker, Sporting se puso en partido y llegó a estar a 5, en varias ocasiones, entre ellas la del final: 52 a 47 para Malvín. Había partido.
Cuando juega la cabeza, qué importante es. Con viento a favor, Sporting empezó a tenerse fe. Es obvio que no alcanza con fe para jugar al básquet, pero en un partido cerrado y bastante mal jugado, la moral suele ser un punto a favor. Gaines se despertó, Walker siguió rindiendo, en defensa resultaron las ayudas, y Sporting empató el encuentro a 54.
De ahí en más fue un partido emocionante. Eso, emocionante, como se hace en este lado del planeta cuando no sale nada: garra y corazón, cuchillo entre los dientes. Fueron gol a gol hasta el final. Un libre en manos de Kiril Wachsmann hizo posible que Sporting pasara por primera vez en el partido, 60-59, a falta de dos minutos y poco. Se pasaron uno a otro hasta el cierre. Pero al final Malvín cerró mejor y ahí quedó el punto. 73 a 68. Esta semifinal va a estar divina. No se olviden de Kamchatka.